Capítulo 47

2.2K 208 34
                                    

En el Olimpo...


–Suéltame, mujer ¿No ves que estaba en algo importante? ¿Cómo te atreves? – gruñó Artemis

– ¿Cómo me atrevo? Artemis, ¡Soy tu madre! – exclamó con enojo

La semidiosa iba a responder pero sintió que no estaban solas, se tomó un momento y escaneó la habitación en la que se encontraba, dándose cuenta que Zeus, Hera y Poseidón también estaban ahí

– ¿Qué es esto? ¿Otra reunión de ancianos? – soltó con disgusto

– ¡Hija! – le regañó Artemisa

– ¿Qué? ¿Acaso los ofendí? – rió con burla

Todos notaban algo extraño en Artemis, ese no era su comportamiento habitual

– ¿Puedes decirnos que fue lo que ha pasado allá abajo? – demandó Zeus

–Han pasado muchas cosas allá abajo, se más específico – respondió

Zeus la observó incrédulo e inhalo aire fuertemente intentando espantar la ira que empezaba a crecer en el

Hera al notar eso, decidió interceder –Estamos hablando de la competencia en la que perdiste el control y decidiste atacar a Diana – Las cejas de Artemis se arquearon pero no mostró sorpresa alguna

– ¿Saben algo? ¡Estoy harta! ¡Harta! – sus ojos verdes empezaron a tornarse negros de la furia –No puede ser que sigan cuidándola tanto, ella me ataco primero y a quien culpan por defenderse es a mi

–Le incrustaste tu espada en el abdomen – gruñó Zeus

–Padre, sabes bien que eso fue para que Diana reaccionara, recuerda que se había quedado ida – intercedió Artemisa

El dios supremo lo pensó y asintió en acuerdo – Pero eso no es excusa para lo que pasó después ¿Qué pensabas hacer? ¿Matarla?

Apolo debido a los gritos pertenecientes de Artemis entró a la habitación curioso por saber que era lo que estaba pasando y la pelirroja al sentir su presencia se giró viéndolo con desprecio

– ¿Artemis? ¿Sucede algo? – preguntó extrañado, ya que jamás en todos sus siglos de vida Artemis le había visto de esa manera

–Oh, vean, el otro estorbo ha decidido aparecer – soltó causando que todos se vieran extrañados

Apolo y Artemis siempre habían sido muy unidos puesto que la semidiosa era la única hija de su hermana gemela

–Todos siguen igual de patéticos – gruñó y el tono de voz que utilizó se le hizo conocido a Poseidón

– ¿Ares? – preguntó haciendo aparecer su poderoso tridente

–Poseidón ¿Qué haces? – Artemisa se interpuso en el medio evitando que el dios pudiera lastimar a su hija

Los ojos de Artemis no se apartaban de Zeus y lo observaban con reto

– ¿Tanto te costó darte cuenta que era yo? Que poco conoces a tu hijo, padre – rugió la voz de Ares a través del cuerpo de la pelirroja

Todos quedaron sin habla, jamás pensaron que Ares regresaría tan pronto

– ¿¡Qué haces aquí!? ¡Tienes prohibido estar aquí! – exclamó Hera

–Madre, tanto tiempo – soltó con veneno – Siempre creí que estarías de mi lado, pero me diste la espalda al igual que todos los demás

– ¿Qué quieres? – exigió Zeus

– ¿Qué quiero? Bueno, esa es una pregunta muy compleja – caminó hasta la nube en la que estaban observando la competencia y observó cómo Diana estaba subida en el podio recibiendo la medalla, una sonrisa macabra apareció en su rostro – La quiero a ella – señaló a la pelinegra

Zeus simplemente rió

–Estoy hablando en serio – se giró bruscamente ante la burla – Todos en esta habitación sabemos que ella no es ni será rival para mí nunca, entonces ¿Por qué no acabamos con esa maldita profecía de una vez por todas?

Un silencio inundo la habitación

–Me sorprende tu nivel de egocentrismo, debería matarte por siquiera estar aquí, no eres nadie...

– ¡Soy el maldito dios de la guerra! – gritó con rabia haciendo que el salón temblara

Se podía observar una inmensa sombra detrás de Artemis, Ares intentaba llegar a ellos pero no podía

–Me bañaré con la sangre de Diana, sus intestinos serán alimento para ratas, esconderé su cuerpo en un lugar que jamás encontraras y solo podrás ver como los gusanos se la comen lentamente sin poder hacer nada, luego de eso su alma será sirvienta de Hades en el infierno durante toda la eternidad...

–Sobre mi inmortal cadáver – interrumpió Hipólita haciendo acto de presencia

Los ojos rojos de Ares se posaron en ella con furia – Te destruiré a ti y a todas las Amazonas y luego vendré aquí y matare a todos los dioses uno a uno hasta que únicamente quede yo

–Sabes que eso jamás pasará – dijo Apolo viéndolo odio – No puedes contra todos nosotros

– ¿Crees que sería tan estúpido cómo para atacarlos a todos al mismo tiempo? – se burló – Oh, no, estaré tras de ustedes, vigilando minuciosamente todos sus movimientos esperando el momento indicado para matarlos

–Hablas mucho ¿Por qué no vienes y acabamos con esto de una vez? – demandó Hipólita

Una sonrisa maliciosa se instaló en sus labios

–Ir ahora significaría que algunos de ustedes no serían capaces de ver como destrozo a mi hermanita y no, eso en definitiva no es lo que quiero. Una vez Diana este muerta, los que seguirán serán ustedes – su vista se fijó de nuevo en la nube y acarició levemente el rostro de la pelinegra, una daga apareció en su mano y la utilizó para dejar un corte en su mandíbula

Los dioses observaron perplejos cómo el corte que le había hecho Ares mediante una nube había surgido efecto al ver cómo la herida empezaba a sangrar

Hera, con un movimiento de dedos desapareció la nube inmediatamente e Hipólita le agradeció con la mirada

– ¿Cómo? ¡Eso no es posible!

–Oh, créanme, no tienen idea de lo que es posible – los vio con arrogancia – Esta tan solo fue la primera advertencia – dijo para finalmente desaparecer

El cuerpo de Artemis cayó con fuerza al suelo una vez Ares abandonó su cuerpo y Apolo se apresuró a cargar su cuerpo inconsciente en brazos, seguido de eso los mellizos abandonaron el salón para asegurarse que Artemis estuviera bien

Los dioses que quedaron fijaron su mirada en Zeus, quien se había mantenido inquietamente tranquilo

–Podrían dejarnos a solas – habló finalmente

Hera y Poseidón le dieron una mirada cargada de molestia, pero accedieron tomando en cuenta que Diana no era su hija, si no de Hipólita y Zeus

Una vez quedaron completamente solos Hipólita habló – ¿Qué vamos a hacer? – preguntó

–Lo que debimos haber hecho desde un principio – dijo mientras invocaba a alguien

Una figura apareció frente a ellos en segundos

– ¿Llegó el momento? – preguntó

–Llego el momento. – respondieron ambos firmes

La figura asintió –Bien, comencemos... 

Wonder Woman & MeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora