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Segunda parte de You, es necesario leer la primera parte ( You puedes encontrarlo en mi perfil).



Un ligero sonido salió de mis labios siendo expulsado de lo más profundo de mi garganta, fruncí mis facciones ante el intento de poder abrir mis ojos. Se sentían tan pesados pero al mismo tiempo tan incómodos que lo único que quería hacer era tallarlos con fuerza hasta que el malestar desapareciera.

En cuanto abrí los ojos mi campo de visión choco contra la sosiega lámpara color blanco que hacía sobre el techo de la habitación. Aclaré mi garganta sintiendo una irritante deshidratación, poco a poco en cuanto me fuí acostumbrando a la luz del sitio, volví a carraspear mi garganta e intenté reincorporarme. El dolor en mi espalda me estaba matando al igual que el incesante dolor en mi muñeca derecha.

—No no, Boyoung. No te muevas..—Habló una voz femenina sobre uno de mis costados, posteriormente, la mujer salió despavorida a un lugar fuera de la habitación.

Parpadeé un par de veces tratando de amortiguar el ardor de mis órbitas y deslicé mi lengua por mis labios en un intento de hidratarlos un poco. Mi resequedad y deshidratación era tanta que sólo imaginaba un gran vaso de agua frente a mi para poder beberla hasta que se terminara por completo. Tomé una gran bocanada de aire la cual prontamente fue expulsada de mis pulmones, miré a mi alrededor encontrándome en una incómoda camilla de hospital que sólo poseía un colchón sumamente delgado, las paredes a mi alrededor eran de color blanco y uno que otro ramo de flores se encontraba ahí, uno que otro ya marchito.

—¡Doctor ha despertado!— Aquella femenina voz volvió a mis oídos, la puerta de la habitación siendo abierta llamó mi atención haciéndome levantar la vista por inercia. Y ahí entraba aquella mujer y un médico.

El doctor pareció sorprendido, apenas entró se acercó a mi con una enfermera por detrás de él. Aquella chica que iba detrás de él, le mostró unos cuantos papeles. Enseguida se plantó frente a mi con una ligera sonrisa sobre sus delgados labios.

—¿Qué tal te encuentras, Boyoung?

Miré a la mujer que se encontraba en la habitación y seguido de ello, a la enfermera quien revisaba mi suero, enseguida comenzó un molesto ardor en mi muñeca haciéndome gruñir de dolor. Después de mirar a la enfermera con una suave mirada que le indicaba que dolía, regresó la antigua porción de suero.

—Estoy bien. ¿Qué fué lo que me pasó?— Miré al hombre frente a mí buscando respuestas por el masculino.

El hombre sostenía un cuadernillo de pasta de corcho y anotaba unas cuantas cosas en los papeles que hacían sobre la superficie. Ajustó sus gafas al puente de su nariz y aclaró su garganta para posteriormente mirarme a mi.

—¿Se encuentra bien, doctor?— Preguntó la mujer que se encontraba en la habitación.

—Todo bien, hasta el momento tendremos que hacerle unos cuantos exámenes clínicos para analizar si no presenta problemas físicos, psicológicos o intelectuales. Además, debemos llevar a cabo una exploración física para revisar sus reflejos.— Determinó.— Si todo sale bien, está misma semana puede estar fuera de aquí.

Caminó alrededor de la camilla llegando a uno de mis costados y comenzó a revisar mis signos vitales y todo lo que tuviese que ver con un chequeo rápido.

—¿Te duele la cabeza o presentas náuseas?— Negué.— ¿Un malestar que tengas?

—Hasta el momento sólo es un ligero dolor de cabeza.— Respondí. El hombre asintió.

—Tuvo mucha suerte. Fue un pequeño accidente pero cosas pequeñas como esas pueden causar lo peor.— Murmuró, dirigiéndose hacía la mujer que se encontraba en el mismo lugar.

Miré al doctor sin comprender. ¿Qué era lo que sucedía?

—¿Qué me pasó?— Volví a insistir. El hombre de bata blanca suspiró y le entregó a la enfermera que se encontraba en uno de sus costados las cosas que tenía a la mano.

—Tuviste un accidente, cariño. Cuando perdiste la conciencia la falta de oxígeno hizo que cayeras en un profundo coma..— Explicó la mujer acercándose a mi.

—¿Quién es usted?— Pregunté.

—Soy Shin Chunghee, una amiga de tu madre.— Explicó.

Fruncí mis facciones aún más confundida. ¿Y en dónde estaban mis padres? ¿Mi demás familia? ¿Beomgyu? ¿Soobin?

Suspirando, asentí y volví a retomar mi postura acostandome nuevamente en esa incómoda camilla, necesitaba mi cama, extrañaba mi cama. El doctor salió de ahí junto con la femenina que cuidaba de mi y la enfermera, lograron pasar apenas seis minutos para que la puerta de mi habitación fuera abierta y con ello, un chico de cabello oscuro y piel pálido se apareció en mi campo de visión, en cuanto lo ví quise correr y abrazarlo.

—¡Chung-Min!— Chillé y me levanté de la cama tratando de llegar hasta él, para mí desgracia mis piernas me habían fallado en ese momento. Sin embargo, mi primo fue ágil y me tomó de la cintura impidiendo mi caída, me tomó entre sus brazos y me llevó de regreso a la camilla, eso no quitó que enseguida lo abrazará negando a soltarlo. Sin siquiera esperarlo, ya lloraba en su hombro. Miles de sensaciones estaban entrando en mi cuerpo y ni siquiera yo misma sabía que lo que me estaba ocurriendo.

—Habías tardado en despertar pequeña tonta.— Murmuró mi primo sobre mi espalda mientras seguía abrazándome.

—¿Cómo es qué has cambiado demasiado?— Me alejé de él observándolo. Era más alto y más delgado, su rostro había cambiado y algo lo hacía ver mucho más grande.

—Han pasado dos años, Boyoung.— Sonrió con la nostalgia apoderándose de su propia sonrisa.

Eso quería decir que él ahora tenía dieciséis y yo dieciocho. Había estado desconectada dos años y yo no lo sabía.

—¿Cómo es qué todo esto sucedió?— Él mismo preguntó como si fuese una pregunta más para él que para mí misma.— Me asusté demasiado, creí que te perdería..

A decir verdad, una que otra vez Chungmin y yo podíamos tener nuestras propias diferencias pero siendome sincera él era como mi hermano, el hermano que nunca tuve.

—He regresado.—Sonreí con aires de diversión sobre mis palabras haciéndolo sonreír.

Again You | Choi Soobin (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora