Again You | Choi Soobin (2)

24.

Hoy al parecer había sido mi día de mala suerte, con mi mochila acomodada sobre mis hombros, una bolsa proveniente de un lugar cercano a la universidad en donde se vendía la mejor lasaña de Italia y mi garganta desgastada, caminaba por las calles de italia con mi cabello goteando y mi ropa calada. Había sido un maravilloso día para que lloviera hoy por la tarde, la noción de mi tiempo se me había ido. Conforme fue pasando el día había recibido miles de llamadas y mensajes pero con todo eso sólo se logró que el celular se apagara, se había terminado la pila. Hoy sólo me atreví a entrar a dos clases, me sentía bastante mal para tener que encarar a Yeonjun, Beomgyu, Kai y Soobin, con quien compartía clase de literatura.

Al llegar al departamento dejé mis zapatos húmedos en la entrada con junto y mi mochila, dejé la bolsa de comida sobre la mesa, no sin antes haber puesto un trapo seco para evitar que la madera se humedeciera. Sorbí mi nariz y me adentré a lo que era la sala encontrándome a Hyunwoo recargado en la pared de espaldas, Kai sentado sobre el sofá con sus codos sobre sus rodillas mientras sus labios permanecían sobre sus manos que se encontraban unidas en un solo puño, Beomgyu se encontra en la misma posición que Huening, sin embargo, él cubría sus ojos con ambas manos mientras su pierna derecha no paraba de tamborilearse sobre el piso mostrando cuán nervioso se encontraba. Los nudillos de sus manos se mostraban morados cosa que me hizo fruncir el ceño desconcertada, ¿qué habia hecho este chico?

Rápidamente mi mirada se desvío a la espalda de Yeonjun quien hablaba por teléfono, su voz se oía severa como sí algo malo hubiera pasado mientras yo no estaba, una fuerte tensión era susceptible en aquel ambiente y yo no lo entendía. Tragué saliva duramente y respiré sonoramente llamando la atención de todos los presentes en aquella sala, Kai y Beomgyu se levantaron del sofa, Hyunwoo y Yeonjun me miraron como sí su solución estuviera frente a sus ojos. Inmediatamente mis ojos repararon en el pómulo golpeado de Beomgyu y el labio roto de Yeonjun.

—¿Qué diablos..?— Cuestioné arrugando mis cejas mientras hablaba en un tono que salió más agudo de lo que planeaba.

—¿Dónde estabas Boyoung? ¿Sabes lo preocupados que estabamos? Te hemos estado buscando como locos.— Comenzó a hablar Beomgyu caminando molesto hacía mí, cuando estuvo frente a mi me abrazó como sí temiese que yo fuera a desaparecer. En ese mismo momento todos fueron a mi abrazándome de la misma forma que lo hacia Beomgyu.

—¿Es mi cumpleaños acaso?— Pregunté sin saber que era lo que sucedía.—No entiendo qué es lo que sucede y tampoco entiendo por qué hay aquí un pómulo lesionado y un labio roto.

Todos se miraron en silencio, de inmediato Yeonjun se apresuró a hablar sonando un tanto severo.

—¿Por qué no respondiste nuestras llamadas? Estabamos preocupados por ti, desapareciste como si nada de la universidad y no apareciste por aquí durante toda la tarde. Kai, Hyunwoo y yo salimos a buscarte por casi toda la ciudad.

—Descuiden, salí a tomarme un café sola y cuándo venía de regreso comenzó a llover, pase por un poco de lasaña. No respondí llamadas por qué quería estar sola, mi celular terminó apagándose y perdí la noción del tiempo. Eso es todo, no tenían por qué estar preocupados siempre vuelvo.— Me encogí de hombros con una pequeña sonrisa esbozandose sobre mis labios, solté un pequeño respiro y retomé mi postura desvaneciendo la pequeña sonrisa que se había esparcido en mi rostro hace apenas unos segundos atras.— Ahora ustedes dos me van a explicar qué fue lo que ocurrio, ¿por qué estan golpeados del rostro?— Miré severamente a Yeonjun y Beomgyu, quienes compartieron miradas fugaces y me miraron sin decir algo.— ¿No piensan hablar?

Nadie decía algo y sólo me miraban en silencio provocando que la intriga en mi pecho se extendiera por todo mi cuerpo, suficiente había tenido hoy como para encontrarme a dos de mis conocidos en este estado y encima, no se atrevían a decirme que había ocurrido. Sonreí amargamente asintiendo ligeramente en respuesta a su silencio y miré a Kai cambiando mi semblante a uno serio, está vez preguntándole con la mirada si él sabía algo. La nuez de su garganta hizo un movimiento prominente haciendose notar y respiró profundamente pestañeando con suavidad.

—Beomgyu se enteró de tu conversacion con Soobin, lo buscó y armó una pelea. Soobin no dijo nada y ni siquiera se defendió sólo se dejó golpear por Beomgyu pero Yeonjun saltó en defensa de Soobin, de ahí sus golpes de ambos.— Explicó con serenidad el chico frente a mí señalando a los dos chicos que se encontraban callados con sus heridas muy notables.

De inmediato me sentí un poco preocupada por Soobin, cerré mis ojos con fuerza evitando aquel sentimiento que se revolvía en mi pecho y apreté mis labios mirando a Beomgyu de forma severa, me crucé de brazos mordiendo mi lengua con mis molares y me plantee frente a él con un atisbo de enojo apenas haciendose notar.

—¿Quién te dijo que lo hicieras?— Hablé molesta con mis dientes apretándose, endurecí mi mirada que iba directamente hacia mi mejor amigo. Frunció su ceño con cara de enserio y me miró en un gesto como sí lo que decía la pareciera una broma de muy mal gusto, todos en la habitación permanecían en silencio con la dificultad para respirar o incluso pasar saliva. Sentía la incomodidad de Hyunwoo, la de Kai y los nervios de Yeonjun..

—¿Qué dices?— Habló en un suave tono de voz que salió golpeado desde su garganta.

—Lo que oíste, ¿quién diablos te dijo que hicieras eso?—Reforcé mi tono voz elevandolo un poco mas que el tono anterior.

—Boyoung..

—¿Qué?— Grité sintiendo una vez más el ardor extenderse por mi garganta como si fuese fuego.— Beomgyu, siempre te he agradecido que siempre me defiendas y hasta ahora lo seguiré haciendo. Y gracias pero eso fue antes.— Murmuré con suavidad cerrando mis ojos duramente en un intento de calmarme.— Éste problema es solo mío y de Soobin, nada más.

—Pero Boyoung..

—¿¡Boyoung qué!? Ya te dije Beomgyu éste es problema que sólo me concierne a mi y a Soobin, ¡nada más! ¡No tienes el por qué meterte!

—¡Ese imbécil lo volvió a hacer!

—¡Son mis problemas, no tuyos! ¡Yo decidí dejar que me hiciera mierda! ¡Yo decidí confiar en él! ¡Yo fuí quién se enamoró de ese idiota!— Grité, dejándome caer sobre el piso con mis lágrimas brotando con rapidez de mis órbitas.

—Eres idiota, ¿lo sabías?— Susurró burlesco mirándome desde arriba, observaba el piso con mi vista haciéndose cada vez más borrosa.

—¿Y eso que importa ahora, uh?