18.

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Desde que habíamos abandonado el edificio las miradas de las chicas que se cruzaban por nuestro lado eran atraídas por Soobin, ambos cruzabamos el campus en sumo silencio, con sólo la compañía del sonido de nuestras pisadas

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Desde que habíamos abandonado el edificio las miradas de las chicas que se cruzaban por nuestro lado eran atraídas por Soobin, ambos cruzabamos el campus en sumo silencio, con sólo la compañía del sonido de nuestras pisadas. Él con sus manos escondidas dentro de los bolsillos de su sudadera y yo con mis manos a los costados, una de ellas sostenía mi celular. Apenas cruzamos el campus apareció una chica italiana de complexión delgada y cabello pelirrojo que, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba colgada al cuello del chico a mi lado quien le sonreía coquetamente como sí yo no estuviese a su lado. Una parte de mi quiso abofetearme a mi por aceptar venir con él y otra parte de mi queria abofetearlo por ser un imbécil desde ahora, aunque sí me era sincera desde que lo conocía siempre había sido un idiota.

—Soobin, ¿por qué no apareciste anoche? todos te esperabamos incluso Yeonjun te esperaba.— La chica con sus brazos alrededor del chico de 1,85.

Algo en mi cabeza no me hizo procesar bien las palabras, ¿había dicho Yeonjun?, sólo me límite a sonreír irónica y soltar un ligero bufido acompañado de una sonora exhalas. Caminé hacía adelante dejando atrás a Soobin con aquella chica y suspiré dejando salir todo el aire que habia estado conteniendo minutos atrás. Saqué mi celular en busca de algo nuevo en mi bandeja de notificaciones pero al no encontrar nada decidí guardarlo en algun bolsillo de aquel pequeño short que llevaba puesto, despues de pasar por mi casillero por unos cuantos libros, caminé hasta una maquina expendedora por un jugo, había caminado incontables pasillos sólo por un jugo del cual estaba que me moría de antojo. Cuando caminaba de regreso me topé con Yeonjun quien portaba unos lentes oscuros de sol y su perfume venia acompañado de un ligero olor a alcohol.

—Vaya, no me lo esperaba de ti.— Murmuré negando con mi cabeza lentamente. En cierta forma apenas llevabamos el quinto mes en la universidad y Yeonjun ya estaba enfrascado en fiestas y todo eso que tuviera que ver con alcohol y chicas a su alrededor.

—Habla un poco mas despacio, todo me da vueltas.—Dijo, mas ronco de lo normal. Llevó su mano a su cabeza como si estuviese cuidando que no se cayera de su cuello y se recargó en una pared, la más cercana que encontró.

—Te ves fatal.— Dije, frunciendo mis facciones mientras colocaba una de mis manos sobre su frente.—¿Al menos traes suero o algo que te hidrate?

Sus labios sin color y rotundamente deshidratados me dió la respuesta que había esperado por más de dos minutos, él me sonrió como si la situación en la que ahora los dos estábamos le pareciera lo más divertido hoy en día.

—Si serás idiota, ¿Por qué no te quedaste a descansar? Estás que te caes de resaca.— Murmuré reprendiendolo, estaba molesta. Muy molesta con él por ser tan irresponsable y cero sensato.— Deberías regresar a tu departamento.

—¿Vas a cuidar de mi?— Me sonrió ladino haciéndole parecer coqueto pero al mismo tiempo con esperanzas de que mi respuesta fuese la que estaba esperando hace un par de minutos.

—Yeonjun no puedo, tengo clases a las cuales debo asistir y por cierto, ya voy tarde a una.

Dejó de sostenerse de la pared y se acercó a mi rodeandome con sus brazos, apoyó sus manos sobre mi cintura y su mejilla la apoyo en uno de mis hombros sintiendo su nariz respirando sobre mi cuello.

—¿Que haces, Choi?— Elevé mis cejas confundida por su comportamiento. Lo alejé suavemente de mi y lo miré tomando de su mejilla mientras que mi mano disponible quitó las gafas de su vista dejando al descubierto unas ojeras notables, sus ojos rojos revelando totalmente su bien merecida resaca.

—Sé una buena amiga, puedes pedirle los apuntes de tus clases a Beomgyu, Kai y Gianna, incluso a Soobin.— Rogó entre susurros.

Su piel se veía mayormente pálida y apenas podía y sostenerse, si ese era su estado, ¿Cómo es que había podido levantarse de la cama? Lo miré directamente a los ojos. Su mirada fue lo que me convenció, resignada y dada por vencida suspiré deslizando una de mis manos por su cintura y me coloqué sus gafas.

—Bien, pero sólo será por hoy.— Determiné a lo que él respondió con un sonido gatural proveniente de su garganta.

Salimos del área universitaria dando con la primera farmacia que vimos, compré un suero y Aspirinas para él, tomamos el metro más cercano que diera con su departamento. Minutos más tarde ya me encontraba adentrando las llaves del departamento en el contacto mientras que Yeonjun se encontraba casi colgado sobre mis hombros. Al adentrarnos el aroma a dos distintos perfumes masculinos llenaron mis fosas nasales haciéndola arder, cerré la puerta y lo dejé sobre el pequeño sofá.

—¿Por qué ahora tienes que ser un jodido inconsciente, ah?— Lo miré duramente mientras me quitaba las gafas para dejarlas sobre las mochilas que ya hacían a un costado del sofá.

El pecho de Yeonjun comenzó a subir y bajar provocándole ahorcajadas, de inmediato salió corriendo hacía el baño. Cerré mis ojos en cuanto escuché el sonido de su garganta que indicaba que estaba volviendo todo lo que tenía en su estómago, apreté mis labios cubriendo ligeramente mis ojos. Cinco minutos más tarde ya se encontraba el chico peliazul de regreso con un notable olor a pasta dental. Me tomó de la mano llevándome hasta su habitación donde se dejó caer.

—¿Qué tan mal te sientes?— Murmuré con suavidad tocando sus mejillas.

—Del nueve al ocho, un nueve.— Habló con su voz saliendo ahogada por la almohada que tenía por debajo de él.

—¿Puedes consumir alimentos?

—No he podido comer nada, todo se regresa si sabes a lo que me refiero.— Está vez apoyado de sus brazos elevó su cabeza mirándome. Sonreí suspirando y acaricié tu cabello.

—Yah, yo te voy a cuidar guapo.— Le guiñé el ojo y dejé un pequeño beso sobre su mejilla saliendo de su habitación, me adentré a la pequeña cocina encontrándome con muy pocas cosas.

Suspiré rebuscando entre la alacena y me topé con un par de empaques de ramen, galletas, café y una que otra cosa. Coloqué una taza de agua en el microondas que había y comencé a preparar el ramen, al término le coloqué toda la salsa posible. En menos de veinte minutos ya iba de regreso a la habitación de Yeonjun con el tazón de ramen lleno de salsa y el café.

—¿Ya te dormiste?— Interrogué colocando las cosas que llevaba a la mano sobre su cajón. Se encontraba ya muy bien acomodado en su cama, sonreí al verlo con sus ojos cerrados y sus labios ligeramente abultados y me senté sobre su regazo deslizando mis dedos por sus labios. En respuesta sonrió con sus ojos cerrados y tomó suavemente de mis muñecas.

—Se supone que me ibas a cuidar.— Rió ligeramente y abrió sus ojos retomando su postura con yo aún sobre él. En un mal movimiento una de mis manos tocó su entrepierna por equivocacion, notar como un bulto dentro de sus pantalones comenzó a despertarse hizo que mis mejillas se ruborizaran y algo en mi vientre bajo comenzará a hacer que las sensaciones se hicieran mucho a notar. Él sin pensarlo tomó su almohada cubriendo el hecho que crecía bajó la manta.

—Deberías probar el ramen, después de eso podrás comer lo que quieras y te hice un poco de café.

—Gracias.

Ya abajo de su regazo me dedicaba a observar la pantalla de mi celular un tanto nerviosa, no sabía cómo mirar a él peliazul después de lo sucedido. Me resultaba sumamente extraño y para ser sincera incómoda, fue la primera vez que ví algo así en persona. Había leído muchas veces sobre eso parecía normal en todos esos mangas, películas y lecturas pero verlo con tus propios ojos era sumamente sorprendente, ahora me daba miedo mirar a Yeonjun a los ojos.

Again You | Choi Soobin (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora