56.

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De regreso a casa, caminando tomados de la mano con las puntas de cabello goteando al igual que nuestra ropa, caminábamos desinteresadamente por la acera bajo el techo de varios locales. Aunque resultaba estúpido, a pesar de que la lluvia seguía cayendo sobre la ciudad y nosotros estábamos empapados, caminábamos por debajo de los techos de los locales. El viento soplaba con fuerza, y entonces Soobin sujetó con fuerza de mi mano y comenzó a correr por los estrechos callejones de la ciudad con las gotas de lluvia cayendo sobre nosotros una vez más.

—¡Dios, Soobin!— Grité cuando el diluvio regresó con mayor fuerza.

Me comenzaba a preocupar que él amaneciera con un resfriado cuando exactamente era su cumpleaños. Mis pensamientos habían inundado mi cabeza que ni siquiera noté cuando llegamos a mi departamento, de pie frente a la puerta de entrada, apreté los labios y comencé a hurgar en uno de los bolsillos de mi chaqueta mojada. Al sujetar mis llaves provocando que resonaran en un tintineo interrumpiendo el silencio que se había formado en aquel pequeño y solitario pasillo. La puerta se abrió de un chirrido y ambos nos adentramos al lugar, sonriendo divertidos al observarnos todos calados.

—¿Y entonces fue divertido?— Preguntó él, sonriendo ladino.

—¿Correr bajo la lluvia? por supuesto..

Sus brazos me sujetaron de los hombros y se abrazó a mi, pegando su pecho a mi espalda. Sostuve su brazo con una de mis manos y caminamos hasta lo que era mi habitación, al llegar ahí cerramos la puerta. Me separé de él, rebuscando en el interior del closet un par de toallas, de regreso, le tendí una a él y enseguida se cubrió el cuerpo con ella. En un acto inconsciente, dejé caer una segunda toalla que llevaba sobre el hombro y comencé a secar su cabello, con mi nariz a unos cuantos centímetros de la suya y mis pies de puntillas en una incomoda posición.

—Si tanto quieres besarme sólo hazlo.— Soltó Soobin, mirándome directamente a los ojos mientras mis manos seguían moviendo la toalla sobre su cabello.

—¿Y quién dijo que quería hacerlo?— Cuestioné en respuesta con una ceja elevada, sin embargo, no me alejé de él ni un centésimo.

Su tacto frío me sujetó de la cintura y pegó su cuerpo junto con él mío, mientras mis pantorrillas me suplicaban que regresara a mi postura anterior.

—Lo noté fácilmente.— Susurró sobre mis labios.

Sonreí, intentando regresar la postura de mis pies a una mayormente cómoda. En cuanto bajé, él me sostuvo con fuerza de la cintura y sin más, sus brazos sostuvieron de mi cuerpo desde la cintura y con rapidez, mi espalda quedó sobre la pared, una de mis piernas alrededor de su cintura y la otra apenas tocando el piso. Una de sus manos sostuvo mi pierna que se encontraba con la punta tocando y sus labios cayeron sobre los míos, moviéndose con lentitud, suavidad y pasión. Con las manos picando guardando las ganas de escabullirse por debajo de la playera de Soobin y quitársela. Sus labios se alejaron de los míos y sólo nos quedó sonreír con nerviosismo y ambos regresamos a la primera postura. Luego de que Soobin llamara a Yeonjun, apenas pasaron diez minutos y el peliazul ya se encontraba fuera del departamento esperando por Soobin. Negándome a que él se fuera solo, lo acompañé hasta llegar a la primera planta del departamento sujetándolo con suavidad de la mano con el masculino frente a mi.

—Nos vemos mañana, Boyoung..— Él sonrió, al llegar frente al auto de Soobin que manejaba Yeonjun. Una sonrisa apareció en su rostro mostrando sus hoyuelos, sus ojos haciéndose como medias lunas, su tacto aún frío se deslizó por mi mejilla y sobre el recorrido dejó un beso.

—Nos vemos mañana, Soobinnie..— Sonreí, también dejando un beso sobre la comisura de sus labios con mis dedos deslizándose por sus mejillas.— Cuándo llegues a casa quiero que te duches, no quiero que vayas a coger un resfriado...— Susurré con suavidad, se abrazó a mi cintura y con sus ojos a unos cuantos de los míos asintió.

Again You | Choi Soobin (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora