31.

1.5K 185 44
                                    

Con la resaca circulando por mi cabeza y el mal día que estaba teniendo, había ido a cambiarme a los vestidores de chicas ya qué había tenido la maravillosa suerte de tirarme a mi misma un jugo sobre mi ropa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Con la resaca circulando por mi cabeza y el mal día que estaba teniendo, había ido a cambiarme a los vestidores de chicas ya qué había tenido la maravillosa suerte de tirarme a mi misma un jugo sobre mi ropa. Siempre contaba con una muda de ropa en mi casillero, pero no faltaba el hecho de que Mellea aquella pelirroja me odiara tanto como para echar a perder mi único sostén que podía salvarme. También había olvidado que hace un par Hyejin había tenido un pequeño accidente y cambió la muda de ropa de cada quién. Tenía una falda corta y una camisa pegada qué claramente dejaría muy poco a la imaginación de los chicos, la peor suerte era haber dejado mi celular dentro del bolsillo de Yeonjun. Peor aún.

El sonido de unas pisadas ajenas haciéndose cercanas me hicieron ponerme de puntillas en un intento de observar por la puerta del cubículo, el cabello teñido del masculino de un casi grisáceo me hizo cerrar los ojos con fuerza al igual que mis puños, reprimiendome a pedir ayuda. Sin embargo, era eso o esperar a qué alguien se apiadara de mi y me buscará. La primera opción sonaba más razonable, respiré profundamente y miré al techo elevando mi tono de voz.

—¿Podrías ayudarme, Soobin?— Arrepentida de haber mencionado su hombre, sólo me límite a respirar en un intento de tranquilizarme y volví a observar por encima de aquella puertija.

—Es el vestidor de chicas no puedo entrar.— Habló con indiferencia mirando a su alrededor para recargarse sobre el marco de la puerta. Bufé por lo bajo y tomé una bocanada de aire.

—¿Por favor?

Respiró sonoramente y sus pisadas se hicieron bastante cercana, elevó una de sus manos indicándome que ya estaba dentro. Resignandose, escuché el vago sonido de su garganta pasando saliva.

—¿Qué sucedió Shin?— Habló por detrás de la puerta.

Cerré mis ojos avergonzada de mi misma con mi cuello caliente y mis mejillas rojizas con mis manos sosteniendo la prenda pegada a mi pecho en un intento de cubrir mi pecho desnudo.

—Tuve un accidente y alguien arruinó mi sostén.— Confesé.

—¿Y por qué no simplemente te pones una playera y sales así?

Fué lo más estúpido que pudo haber dicho.

—La camisa no es holgada y ya sabrás que se verá si me la pongo.— Le respondí con obviedad dejándolo callado totalmente, el sonido de su respiración nerviosa me hizo sonreír divertida.

—¿Y qué quieres que haga?

—Prestame tu sudadera.

—Tampoco traigo nada por debajo de ella.

—¿Qué diablos?— Fruncí mis facciones.

—Tranquila no es lo que estas pensando, mi playera se atoró en un alambre y ya sabrás lo demás.— Recargó su cuerpo sobre uno de los cubículos escuchando el risa nasal que soltó en gesto cómo sí se estuviera burlando de sí mismo.

Entonces consideré que la segunda opción si era la mejor. El tintineo de unas llaves nos hizo ponernos a ambos en alerta y Soobin comenzó a tocar la puerta de mi cubículo pidiéndome silenciosamente que le abriera, cómo era de costumbre el subdirectivo se daba sus vueltas por toda la universidad. Apiadándome de él le abrí la puerta con la amenaza de que no viera nada, frente a mi lo tomé del cuello de la sudadera llevándolo por detrás de mi para cerrar la puerta una vez más, pude sentir sus ojos clavados sobre mi espalda haciéndome sentir incómoda repentinamente. Era irónico en la situación en la que nos encontrábamos los dos.

—Te dije que cerrarás los ojos.— Reclamé en un susurro.

—No puedo mantenerme con los ojos abiertos.— Se quejó, el sonido de la ropa saliendo de su cuerpo me hizo tragar grueso sintiéndome extraña con una sensación en mi abdomen revolviendose de forma insistente.— Tómala y pontela.— Me tendió su sudadera.

La observé entre mis manos con su perfume extendiéndose por el área, cerré mis ojos y me la coloqué, sintiendo la tela caliente acariciando mis pezones. Con su perfume rodeándo mi cuerpo comenzando a quedarse sobre mi piel, volteé a verlo con su pecho totalmente descubierto.

—¿Y qué vamos a hacer?— Lo miré a los ojos fijamente. Evitando mirar lo duros que se habían puesto sus pectorales, con disimulo deslicé mis ojos por sobre las líneas de su abdomen. No había abdominales marcados pero unas llamativas líneas que mostraban que ejercitaba su abdomen me hicieron pensar que pronto los tendría.

—No sé que era mejor idea, de todas formas terminamos igual. Ahora yo soy el que está casi desnudo..— Deslizó su mano por su cuello luciendo nerviosa, apreté mis labios pensando en una solución.

—¿Llamamos a Yeonjun?— Elevé una ceja.

—¿Y qué le diremos genia? Qué te ayudé y por alguna extraña razón yo estoy sin camisa, tú sin sostén y ahora tienes mi sudadera puesta. Ese idiota va creer que entre nosotros dos sucedió algo..— Rodó sus recargándose sobre la pared elevando su cabeza de manera que sus ojos observaran el techo.

—No hagas eso.— Le reñí clavando mis dedos sobre su brazo alejándolo de la fría pared.— Te vas a enfermar.

—¿Desde cuándo te has preocupado por mi?— Cruzó sus brazos mirándome interrogante.

—Cierra la boca.— Rodé mis ojos.

— Creo que si terminaremos llamándole a Yeonjun.— Sonrió divertido dándose por vencido al no encontrar alguna nueva solución. Le miré con una sonrisa a lo que él terminó rodando sus ojos dándose por vencido.— Ya se, ya se. No lo digas.

—Ah vamos, dímelo. Dimeeeelo Soobin~

Chillé dando pequeños saltitos mientras lo tomaba de su muñeca molestandolo.

—Eres brillante, ya cierra la boca.

—Ask, ¿desde cuando te volviste tan amargado? esa chica Mellea seguro ya acabo con tu paciencia.— Me crucé de brazos rodando mis ojos.

Él me observó en silencio y bufó algo ajeno a mí, lo había hecho enojar mencionando a su novia. Cosa que sólo me hizo quedarme en silencio.

—¿Y Hyunwoo qué hace, ah?











Again You | Choi Soobin (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora