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Me levanto tomo el control de su mano y apago el televisor, haciendo el más mínimo ruido salgo de la habitación, necesito hablar con Megan.

- ¿Y está ahora durmiendo en tu cama? - pregunta luego de que le pongo al corriente de lo que está sucediendo.

- Si.

- Sabía que de ésta ronda de viajes iban a salir agotados, era demasiado... Bien, ¿En la habitación hay otro lugar para dormír?

- Si, en el sofá.

- No lo dejes sólo en la habitación, podría necesitar algo en la noche, duerme en el sofá.

- No tenía planeado irme a ningún lugar.

- Ahora que estás en esta situación me veo obligada a decirte lo siguiente:
Sé que nuestro trabajo es cuidar de el y de sus intereses, pero lo que a él más le gusta es que lo traten con cercanía y humildad.

- Entiendo...

- Y otra cosa... El jamás ha venido a dormir a mi habitación por muy mal que se haya sentido.

- ¿Eso que quiere decir?

- Pues has tus propias conclusiones querida sobrina.

Escucho a un bebe llorar al fondo.

- Debo irme, el pequeño se despertó, hasta luego.

Sin más corta la comunicación y deja mi mente muy confundida, suspiro y decido volver adentro.

Acomodo todo en la habitación, y me preparo para dormir en el sofá que está al lado de la cama, no sin antes chequear nuevamente la temperatura de Chris con mi mano, está fresco, y muy guapo, su respiración es acompasada y su rostro trasmite paz, le coloco encima una manta para el frío y me recuesto en el sofá, el cansancio me vence en cuestión de segundos.

La luz del sol que entra por los ventanales me despiertan, tardo un momento en ubicar en donde estoy, miro al frente y Chris duerme placidamente, me incorporo en el sofá sin dejar de mirarlo, me hipnotiza su belleza, lentamente el también abre los ojos.

- ¿Cómo te sientes? - pregunto y siento en mi rostro aparecer una sonrisita.

- Ya me siento mejor - dice con voz ronca.

- Me alegra... Voy a pedirte tu desayuno.

- ¿Quieres salir? - pregunta y ya su semblante es otro, de pronto parece un niño ingeniandose una travesura.

- ¿Salir? ¿A dónde? - miro la hora - Tienes vuelo a las tres de la tarde.

- ¿Podrías no ser mi asistente por el día de hoy?

Su petición me deja muda, no sé qué decir.

- Subamos a la piscina - sonríe como no lo había visto sonreír, es un Chris mucho más relajado del que estoy acostumbrada a ver - Escuché que éste hotel tiene una de las mejores piscinas techadas de la ciudad.

- Pero no te puedes bañar, tienes resfriado.

- Vamos, pareces la abuela de Megan.

Abro la boca y me toco el corazón haciendo gesto de estar dolida, responde atacandome con su arma mortal, ésa blanca y perfecta sonrisa.

- Vamos, toma tus cosas ¿Llevas traje de baño?

- No.

- Arriba deben tener, vamos.

- ¿Seguro ya te sientes bien? - le pregunto preocupada mientras subimos en el ascensor.

- Si, necesitaba descansar y librarme de tantos compromisos, al menos un día... Creo que tú también lo necesitas.

One Shots Chris Evans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora