2.5

2K 119 19
                                    

Observamos como Scott se aleja en dirección a la habitación, nos miramos y sin poderlo evitar ambos nos echamos a reír, Chris se acerca un poco más a mi  y entrelaza sus brazos entre los míos y, sus ojos azules me miran tal con intensidad, recorre mi rostro con su mirada, se detiene en mis labios, sus manos suben a mi rostro y acaricia el borde de mi mejilla, cierro los ojos un segundo y su roce me estremece.

- ¿Quieres recargar tu vaso? 

- Si, gracias - le digo recuperando el aliento.

- De hecho quiero una una copa de vino ¿Te apetece? - asiento sin pronunciar palabra, me encuentro nerviosa.

Sirve par de copas de vino tinto y se disculpa un momento, sale de mi vista y regresa algo en sus mano, parece una chaqueta, bordea mi cuerpo y la coloca sobre mis hombros, toma mi mano en la otra sostengo mi copa y abre la puerta hacia el patio, nos sentamos uno al lado del otro en el sillón que ha sido testigo de nuestras largas conversaciones, observo la tenue luz proveniente de los focos a algunos metros de nosotros, debajo del frondoso árbol que le da sombra a su patio, genera una atmósfera cálida a pesar de la baja temperatura que nos rodea.

Chris se aproxima y acaricia mi pierna con una mano y con la otra levanta mi mentón y acerca su rostro al mío, recibo sus labios los cuales se encuentran con los míos con dulzura y gentileza, su roce es tan dulce como estimulante, poco a poco su lengua se abre paso entre mi boca y se encuentra con la mía, se acarician entre jadeos y respiración entrecortada, pronto mi cuerpo entero se encuentra invadido de placer, sus manos acarician mi cuello y espalda, hasta que nos separamos, abro mis ojos y su mirada es tan dulce, pero al mismo tiempo tan llena de deseo.

Me separo un poco más para darle un sorbo a mi copa y calmar los furiosos latidos de mi corazón.

- Ariana - su voz es profunda - Me gustas, me has gustado desde que mi pequeña Stella chocó de bruces contigo y vi tu rostro preocupado por ella, desde entonces y cada día que he compartido a tu lado, me gustas más y más, no lo sé - se encoje de hombros - me tienes eclipsado.

Su mirada es adorable, sus ojos se pasean inquietos de mi boca hacia mi ojos, y yo no puedo pensar en otra cosa sino en capturar esos hermosos labios con mi boca y besarlos con loca pasión.

- Sólo han pasado unos días... - le respondo tomando un poco más de vino y acomodando mi cabello de lado.

- Y cada día ha sido una tortura no poder tocar esos hermosos labios...

No puedo evitar morderme el labio inferior, las ganas de besarlos son ya casi incontrolables.

Coloca su copa en el suelo y hace lo mismo con la mía, se aproxima y captura mis labios con los suyos, ésta vez sus roce es mucho más atrevido, y sus inquietas manos se abren paso por debajo de mi camisa, mientras me besa con ansias y yo le correspondo de la misma forma, me acomodo a horcadas sobre sus piernas y comienzo a moverme contra su pelvis sintiendo su prominente ereccion.

Hábilmente se deshace de la chaqueta que minutos antes colocó en mis hombros, y sus manos se han abierto camino hacia mis pechos, logra liberar uno de ellos, el roce de su mano con mi pezón hace que un inmenso placer se despierte en mi interior y emito suaves gemidos en su oído mientras sus labios besan el borde de mi oreja y bajan suavemente hacia mi cuello.

- ¿Quieres mudarte arriba? - pregúnta con voz ronca, sensual.

- Si - le respondo en un suspiro.

Se levanta conmigo enroscada a su cadera, sus manos sostienen mi trasero, así entre besos, caricias, camina hacia las escaleras, se recuesta en el baraldal y allí compartimos un beso profundo, su lengua explora cada centímetro de mi boca, su barba de varios días me raspa con fuerza, continuamos el camino hasta que llegamos a su habitación, donde me baja hasta su cama y de inmediato comienza a desabotonar mi pantalón mientras deja besos cortos en mi abdomen, yo lo ayudo retirando mi camiseta.

One Shots Chris Evans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora