Capítulo 20

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Bakugo obedeció el mandato del bicolor, quitándose el collar que llevaba al cuello, símbolo de poder, indicaba que él estaba al mando, pero junto al vampiro, el alfa era el bicolor, Todoroki era su alfa.

El heterocromático se acercó al cuello de su compañero, aspirando ese delicioso aroma mientras se le hacía la boca agua, pero debía controlarse, no quería dañarlo. Abrió la boca y, con suma delicadez, introdujo sus colmillos en la blanquecina piel del cenizo aspirando y degustando ese delicioso líquido rojo que se volvía aún más espectacular a causa de las feromonas. El cenizo cerró los ojos y se agarró a la camisa del medio albino, disfrutando del doloroso placer que le provocaba el mordisco.

Estuvo un rato saboreando la sangre de Katsuki, no quería parar, pero debía hacerlo o lo terminaría matando. Una idea pasó por su mente, los vampiros, al igual que muchas criaturas, marcaban a sus parejas, dando a entender que tenían dueño, que no podían ser tocadas. Afianzó el mordisco, hundiendo completamente sus dientes en su cuello, ya no solo aspiraba su sangre, sino que también desprendía unas hormonas que quedaron impregnadas en el organismo del lobo, ya era suyo.

- M-me has... marcado- el cenizo no se lo podía creer, al fin había sido marcado, alguien lo quería.

Todoroki no respondió, se limitó a besar a su lobo, quien correspondió gustoso. Bakugo se levantó del sofá y corrió a la habitación, pero al ver que el medio albino no lo seguía aulló, era un aullido apasionado, lleno de lujuria, necesitaba a Shoto.

No tardó en aparecer el bicolor por la puerta, acostándose en la cama, encima del cenizo, pero sin llegar a chafarlo. Estuvieron besándose un rato, al principio todo era lento, demostrándose todo el amor que se tenían, pero la temperatura aumentó y la ropa pronto comenzó a estorbar. Sin duda fue una noche mágica para ambos.

Llegó la mañana, Todoroki despertó a causa de los rayos de sol que se colaban a través de la ventana. Sonrió recordando la noche pasada, donde atrapó a un cenizo lobo, que calló en las redes del amor, redes de las que él también estaba preso. Sobre su pecho descansaba aquel lobo, su piel brillaba a causa del sudor que desprendía. El bicolor lo destapó, estaba claro que tenía calor. Pudo observar su perfecta figura bien trabajada, sin duda era toda una obra de arte.

Intentó levantarse, pues quería prepararle un buen desayuno a Bakugo, sentía que debía hacerlo, y no por educación, sino por gratitud, gratitud de haberlo podido marcar y, sobre todo, por amor.

- No te vayas- los brazos de Bakugo abrazaron más fuerte al bicolor, este rio.

- Iba a hacer el desayuno

- No... no me dejes solo- Todoroki le acarició la cabeza

- Está bien, pero suéltame, que me ahogas- el cenizo obedeció sin rechistar, tumbándose bocarriba en la cama, sonriendo al heterocromático.

Shoto se fijó en la marca de su cuello, esa marca que decía que Katsuki Bakugo tenía dueño, pero su vista, instintivamente, se posó en la cicatriz de su pecho. Alargó su mano, acariciando dicho lugar con la yema de sus dedos, haciendo estremecer al menor.

- ¿Por qué intentaste matarme?- esa pregunta sorprendió al medio albino.

- Pues... me dolía que tu madre amase a otro chico... tú fuiste el fruto de dicho amor y... supongo... que mi corazón no podía asimilarlo- Bakugo bajó la mirada, hiciese lo que hiciese, dijese lo que dijese, siempre aparecía su madre

- ¿La sigues amando?- Todoroki sonrió mientras su mirada se encontraba perdida en sus recuerdos, eso le sirvió de afirmación al bicolor, quién agachó las orejas.

No te enamores //bnha// TodobakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora