Capítulo 3

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Pasaron los años, todo transcurría con normalidad en aquel inusual territorio, licántropos aparecían muertos sin una gota de sangre, vampiros eran brutalmente atacados, y los humanos que, para decir algo, eran un adorno, excepto para cierto vampiro de ojos turquesas, pero de eso hablaremos después.

Una joven loba aullaba a la luz de la luna, su perfecto cuerpo era levemente iluminado por aquel tenue brillantor, su corta, pero despeinada melena oscilaba con la suave brisa de la noche. Sus ojos estaban cerrados, concentrada en aquello que se encontraba haciendo, en aquella llamada en la que pedía compañía, aunque no de la forma en la que lo pedía cuando llegaba el celo.

- Cierra el hocico, eres una escandalosa- habló una sombra en el interior del bosque. Automáticamente Mitsuki se calló y, moviendo alegremente la cola, se acercó al dueño de aquella voz.

- Si me callase no sabrías donde encontrarme, Todobobo- dijo ella en un burlesco tono.

Un apuesto vampiro bicolor salió de su escondite, mostrando así lo bien arreglado que iba, con su camisa blanca y pantalones negros, pero, a diferencia de los ropajes que todos los días solía llevar, en especial, hoy no llevaba capa. Su pelo bicolor se encontraba repeinado hacia atrás, dándole un toque muy elegante que no le gustaba para nada a Mitsuki.

La loba se acercó a él con una mueca de disgusto y le pasó la mano por el pelo, despeinándoselo. Todoroki rio ante aquel acto, le parecía tierno de su parte, aunque más tierno le parecía el hecho de que su amiga no hubiese perdido la costumbre que inició el día que se hicieron amigos, aquel día que suena tan lejano, pues se acercó a su rostro, lamiéndole el contorno de la cicatriz en forma de beso.

- ¿Algún día dejaras de hacer eso?- preguntó el vampiro simulando molestia.

- Únicamente pararé si me cortan la lengua- el vampiro sonrió con malicia a la vez que enseñaba sus bien cuidadas uñas- ¡Ni se te ocurra, bastardo!

- Venga, solo un cortecito- dijo acercándose a ella, quien negaba con insistencia. Todoroki agarró la cadena que colgaba del collar de su cuello y la atrajo hacia él- me gusta asustarte, Mitsuki- su vista bajo a los labios de la rubia, aquellos labios que tantas veces había querido besar, pero el movimiento de los brazos de Mitsuki interrumpió sus pensamientos, esta se estaba quitando el collar- ¿Qué haces?- el vampiro entendió cuando vio a su compañera ladear la cabeza.

El heterocromático acercó su rostro al cuello de su amiga, aspirando el dulce aroma que esta desprendía, amaba ese olor, así como el sabor de su sangre que no tardó en hacer acto de presencia. Sorbió la mayor cantidad de sangre que le fue posible, pues si aspiraba más, Mitsuki se desmayaría.

Se volvió a colocar el collar una vez su vampiro, como ella decía, terminó de deleitar aquel líquido rojo. Amaba estar en su compañía, era su único amigo y siempre lo sería.

Un grito casi inaudible llegó a oídos de Mitsuki, quién rápidamente movió sus orejas buscando el ligar del que provenía aquel sonido. No tardó en identificarlo y corrió en su dirección, seguida de su amado, pero no de forma romántica, vampiro. Tenía un mal presentimiento, sabía que había un vampiro que se dedicaba a matar sin piedad, fuese la criatura que fuese.

No muy lejos de allí se encontraba una recién iniciada vampiresa, aspirando toda la sangre de un pequeño vampiro que tuvo la mala suerte de toparse con tal sonriente bestia. Mitsuki se quedó escondida tras un árbol, no quería molestar, no quería ser la siguiente víctima de tal atroz criatura. Por otro lado, Shoto corrió hacia ella, intentando atacarla, pero para el vampiro que yacía en el suelo ya era tarde, ni gota de sangre corría por sus venas

Estuvieron peleando un rato ambos vampiros, pero la chica aprovechó un pequeño descuido que tuvo el medio albino y lo arrinconó contra un árbol. La verdad es que era bastante mona aquella vampiresa, sus rubios cabellos estaban recogidos en dos mochetes, sus ojos dorados irradiaban una extraña felicidad, así como su gran sonrisa. Esta misteriosa chica que no sería más mayor que Todoroki se dispuso a matarlo, eso quería hacer, acabar con él para que su amo se sintiese orgulloso, ¿amo? Es una palabra muy fuerte, pero en ese mundo era lo normal. Seguramente la chica, en su vida mortal estaba a punto de perder la vida cuando un vampiro se apiadó de ella y la convirtió, y ahora le debe lealtad, o eso pensaba Mitsuki, quien miraba la escena atónita, quería saltar y arrancarle la cabeza a esa insolente, pero sus piernas no respondían.

La vampiresa sonrió aún más, cosa que parecía imposible, desde pequeña sintió una adicción por la sangre, por la heridas, cicatrices y todo lo que resultase doloroso, así es como consiguió hacerse vampiresa, demostrándole la sangre fría que poseía a la hora de matar a su actual dueño y ¿novio? A ella le gustaba pensar que eran novios, se enamoró de él a primera vista, y él le demuestra siempre que la quiere, aunque a su manera. Abrió la boca, preparada para atacar.

- Toga, detente- una masculina voz hizo acto de presencia en el lugar. Shoto miró a su dueño, era un vampiro alto, de cabellos negros y ojos turquesas... turquesas pensó Todoroki, pero al fijarse mejor se dio cuenta que la piel del cuello, las ojeras y los brazos de aquel ser estaba completamente quemada y unida con grapas.

- ¿Por qué tengo que detenerme?- preguntó Toga muy enfadada- quiero matarlo, Dabi, él... intentó matarme

- Shoto solo se defendió, ahora suelta a mi hermano- el nombrado abrió los ojos, sin duda su cerebro no lo engañaba, sabía que esos ojos pertenecían a su hermano. Toga lo soltó, pero solo una palabra salió de su boca.

- Toya...

- Ya no me llamo así- dijo con asco- soy Dabi y da gracias a que te salvé el culo... otra vez- giró sobre sí mismo, dispuesto a irse- Toga, vamos- la aludida corrió hacia él, agarrándolo de la mano.

- ¡¿Por qué?!- preguntó Todoroki con lágrimas en los ojos- ¡¿Por qué me abandonaste?!- Dabi detuvo su paso, y sin mirarlo dijo aquello que tantas veces había pensado, aquella respuesta que tanto temía dar.

- No te abandoné- dijo- simplemente di mi vida por ti, iba a salvarme de una muerte segura dejando que abusaran de ti y no pude, fui débil- apretó los puños, dejando roja la mano de Toga, quien lo miraba confusa- te quería demasiado... al igual que quiero a esta idiota, no necesito más dolores de cabeza... adiós hermanito.

Todoroki no respondió, se quedó callado, mirando como su hermano se alejaba de la mano de su supuesta novia. Sentía un alivio en su pecho, su hermano seguía vivo, pero a la vez se sentía vacío, impotente de no poder ir con él, de no poder abrazarlo una última vez.

Como si leyese el pensamiento, Mitsuki salió de su escondite y se dirigió hacia él rápidamente, abrazándolo como nunca antes había hecho. Ella también se sentía mal, querría haber ayudado y se quedó paralizada.

Ambos se abrazaron por un tiempo, Mitsuki notó como Shoto temblaba, así que, una vez más, lamió esa cicatriz que tanto le gustaba, quería que su amigo estuviese bien, que no llorase.

Al rato se separaron y, como muchas otras noches se fueron al lago, donde Todoroki aprovechaba para lavar el pelo de la loba, pue esta apenas se lo cuidaba. Con mucha cautela se acercó a Mitsuki, quien estaba observando el lago. Rápidamente la empujó, provocando que cayera.

- ¡Maldito!

En un abrir y cerrar de ojos salió del lago su ropa estaba empapada, así que se dispuso a quitársela, quedando en ropa interior, lo cual sorprendió al vampiro, pero lo más sorpréndete fue ver que esos ropajes trataban de un bonito sujetador rosado con el dibujo de una bella mariposa y las bragas a juego. La loba colgó su ropa en una rama que se encontraba debajo de la fogata que, minutos atrás, Todoroki había encendido.

Volvió a meterse al lago y comenzó a jugar mientras salpicaba a Shoto, quien simplemente reía ante su infantil comportamiento. A fin de cuentas, tras una noticia como la que acababa de recibir, la única que conseguía hacerle olvidar todo lo ocurrido era su amada loba.

No te enamores //bnha// TodobakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora