Voz

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Habían cambiado las cosas desde la ultima vez, todo había terminado después de mi sexto año, pero otra vez estaba de nuevo, esa mirada poderosa y esas grandes ganas de pecar.
Volvía a caer en el poso llegó de fango, del cual tarde meses en salir y otros más en volver a la normalidad, tal vez era su aspecto Maduro o tal vez su fuerte carácter, no lo sabía y no quería hacerlo, no quería comprender la complejidad de eso, por que el misterio es lo más valioso que tenemos, lo que conserva el poder y el sabor de las cosas, tal vez solo sucediera en mi cabeza o tal vez me quede estancada en el momento y él siguió, sin mi, o bueno, sin ella.
Por que lily Evans fue una de las mejores personas que pudiera haber existido, hermosa, generosa y sobre todo, madre de mi mejor amigo, harry potter y aun que no la conocí jamás, entendí su situación, la amaba un hombre maravilloso en entonces, pero, el amor es complicado, ella amaba a otro hombre y por que el amor no se puede comprar ni reparar, solo cambiar, nació una amistad que se perdió.
Volviendo al tema de el, es que fue tan sorpresivo o tal vez tan esperado, no sabría explicarlo, ni entenderlo tampoco al parecer.
Lo amaba como a nadie, como a ninguna otra cosa, no necesitaba más que otra cosa, solo a él, siempre a él.
Al principio, cuando todo iniciaba, me conformaba con poco, miradas, roses e incluso algunas palabras, pero mientras más avanzaba, las caricias y los besos llegaban y no pude evitarlo, caí como una tonta ante el, ante sus malditos pies, pero el amor es injusto y doloroso, más cuando no eres correspondida.
Jamás me amo, ni una sola vez, todos los besos y caricias me lave y al final, cuando llegue al límite de mi paciencia esperando un milagro de amor, él me dejó.

-Aun la amas?

-Siempre.

No había dicho nada más y yo no necesitaba nada más, el juego había acabado, él había ganado , tal vez solo busco una excusa, pero lo sentía, en verdad lo sentía, que el amor entre los dos era mutuo qué tal vez, solo tal vez, me amaba.

Y llore, cada día de cada semana en vacaciones y ayer por la tarde, cuando me despedía de mis padres y la lluvia se escuchaba a cantares a fuera, entendí que él era el amor de mi vida y que dolía, pero que podía supéralo, viéndolo, como lo que era, mi profesor.

La clase llevaba media hora de dictado, era la primera del curso y la primera vez que me encontré con él desde aquella amarga vez, sus palabras eran cortantes y elegantes, siempre con un silencio a la vez, como si no estuviera ahí y solo su voz se escuchara a lo lejos.
Y me miraba, claro que lo hacía, aun lo podía sentir, acechándome, joder, como me encantaba.
Se paseaba por el salón, tomándose más tiempo en recorrer mi lugar, podía sentir su piel helada aun llevando ropa y aun seguía dándome escalofríos.

Le había entregado todo de mi, lo único que en verdad importaba para mi, mi virginidad ¿me puedes culpar? Estaba enamorada y quería darle todo para que se quedara un poco más, solo un poco.
Pero no lo hizo, su perfume olía amargo, frío y limpio, como la oscuridad y es que cuando pasas tanto tiempo en las mazmorras aprendes ciertas cosas, como jamás bajar la vista y a manejar mejor las temperaturas bajas.

-Distraída señorita Granger?

-No.

Hablábamos en voz baja, nadie más podía escucharnos.

-Estás mintiendo.- se había acercado tanto que sentí su aliento en la oreja.

-Aléjese, por favor.

Me miro por un momento, el tono que use, sin miedo ni vergüenza, me había tumbado del pedestal en el que todo el mundo me tenía, pero desde abajo todo se ve mejor.
Aprendes a no tener miedo a empezar de nuevo una y otra vez hasta que por fin, luego de mucho esfuerzo, vuelves a estar ahí arriba y descubres, estando arriba de todos, que al final, necesitabas estar abajo un momento.

-Detención a las 3:00.

No había dicho nada más, se había alejado ondeando su túnica y dándome la espalda, sabía lo que tramaba, pero ya no era la insufrible sabelotodo, eso se había acabado esa misma noche, cuando comprobé en carne misma, que saberlo todo es una mierda, se sentó en el escritorio y me observó, de arriba a abajo, aun se creía superior.
Era un hombre de 38 años, experto en pociones, maestro de hogwarts, extremadamente maduro, para malestar de algunos, intensamente rico era un Prince después de todo y a mi, también me tenía a mi, aun, pero nuestro tiempo había pasado y ahora solo era la sombra de un pasado.
Le sostuve la mirada un rato, no le temía más, jamás lo volvería a hacer, ni una sola vez.
Jodete Severus Snape, tu y todo tu maldito amor.

Montaña Rusa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora