Montaña Rusa

NEGRITAS

Y ahí estaba de nuevo, esa generosidad y ese amor profesado, lo amaba, lo sabía y lo podía sentir aun después de todo lo vivido en su época.
¿Pero en realidad quería eso? Que todo volviera a ser como antes y ella lo volverá a seguir? Que ella hiciera todo el trabajo en la relación? Después de perderla lo había entendido, siempre fue ella, por eso no se había podio hacer nada con Lily por que desde el día que nació, él ya tenía escrito en su corazón a Hermione Granger y ahora que la tenía ahí, tan dispuesta a sus deseos, se dio cuenta de algo más, que la amaba más que ella a él, mucho más, no quería que lo siguiera, quería que fuera de su mano, como iguales, no uno tras del otro y perder el tiempo, sino estar en la misma pagina, sentir lo mismo y ver hasta donde llega el camino, la observó de lejos, recorriéndola con la mirada, ella siempre que podía iba sin medias ni zapatos, era habitual en ella, su falda estaba arrugada y su camisa estaba por fuera, su túnica estaba tirada en el piso como muestra de propiedad y su rostro parecía bañado en aguas benditas, ella brillaba, con su piel morena y esas pecas, con su cabello rizado y ojos llenos de secretos, la amaba, más que a otra cosa en este mundo.
Y ella se acercó, a paso lento, como la leona a su presa, por que siempre fue así, ella siempre lo cazó, en este tiempo, en el otro y el que fueran a llegar después, se acercaba lento sin miedo a tropezar en un camino lleno de pierdas, pues sabía, con toda seguidas, que si eso llegaba a pasar, él estaría a su lado para sostenerla, jamás la vio realmente en su tiempo, lo hermosa que era y lo afortunado que era por tenerla, se acercaba pasó a paso, tanteando el terreno y sus movimientos hasta que llegó, y sin pensarlo se dejó caer, sentada con las piernas abiertas arriba de él, sobre el sofá, con las rodillas a la altura de sus caderas, solo unas bragas las que creía blancas y unos pantalones cubrirán las inocentes partes del sur, pero eso no era de importancia ahora, no tomaría su cuota de mujer ahí, ni tendría relaciones con ella en esas circunstancias, no hasta que ella fuera su mujer... su esposa, no volvería acometer el mismo error de apresurar las cosas y volverla a perder, no podía y no debía, tal vez siempre debió ser así, ir al tiempo de Hermione, sin presiones ni acusaciones, por que al final de todo, el siempre estuvo a sus pies.
Y no tenía miedo esta vez de salir herido como en el pasado, por que Hermione Granger no era Lily Evans, era mucho mejor, la amaba mucho más, y no le tomo una amistad de años darse cuenta del amor que sentía como con su amiga de la infancia, le tomo 3 segundos, solo al verla por primera vez, solo al toparse con esa maravillosa mirada llena de querer saber y deseosa de amor, darse cuenta, que la amaba más que a cualquier otra cosa o persona, que solo la necesitaba ella y que era irremediablemente suyo, por que eso fue justo lo qué pasó, desde la primera vez, aun cuando ella tenía solo 12 años y era tan solo una niña, siempre fue ella, y al verla, cruzar las puertas del gran comedor, supo con exactitud, qué esperaría el tiempo necesario por ella, ya había esperado toda una vida por ella ¿que costaba esperar un poco más? Ir lento pero seguro con ella, esperar un poco más y avanzar a su tiempo, sin presione, Haría todo, pero solo por ella.

Y la tomo de la cintura, acercándola más a él, solo existían ellos dos, ella había puesto la sentencia...

"Da el primer paso y jamás tendrás que caminar por mi, no hará falta, te seguiré a todos lados"

Tenía la oportunidad, pero no lo haría, no quería eso más, Hermione mercería ser tratada con respeto, con cariño y con amor, merecía ser perseguida, cortejada y enamorada la antigua para después alguna noche pedir su mano en casa de sus padres.

Y la espero, a que ella diera el primer paso, estaba esperando por ello y rezando por que pasara, no podía esperar para seguirla por toda la eternidad...

Ella se acercó, lento, tentando el camino que ya tenía ganado y cuando sus labios se estaban rosando, cerró los ojos, extrañaba a esa Hermione, a la pudorosa e inocente.
Y en un arranque lo beso, despacio, con cuidado y un poco torpe, sabía que él era su primer beso y deseo poder cómplice ser el último.
Respondió el beso con gentileza, sin presión, siguiendo su paso, despacio y lento, como todo debió ser desde el principio...
Abrió su boca solo un poco, no hubo lengua ni nada de eso, solo un dulce y castro beso, sus labios sabían a fresa, y su aliento a menta, ella era perfecta.

Y cuando se separaron, ella solo pudo sonreír.

-Eso fue...-ella inició la oración.

-Mágico.- pero él la terminó.

Se quedaron un poco más en esa posición, tocándose solo con sus frentes...

-Tengo que irme ya...

-Lo se, vete por la red flu, es tarde linda.

-Esta bien, pero no la dejes abierta, tengo pesadillas por la guerra y te despertaré...

Esa era otra fase que no conocía de ella, tenía pesadillas...