Nunca te metas con la persona equivocada.

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-Esto... Gracias,- Agaché la mirada. No me gustaba admitirlo pero el pelirrojo había actuado de manera correcta.

-No tienes que darlas, no voy a permitir que un tío de esa calaña le haga daño a ninguna chica. Te voy a llevar a casa, y mañana por la mañana pasaré a recogerte. Te llevaré en moto todos los días hasta asegurarnos de que ese hijo de puta se ha ido.

No pude evitar mirarlo con ternura. Me estaba protegiendo la última persona que creía que iba a hacerlo. Asentí y le dije donde vivía. Nos pusimos los cascos y me acerco a casa. Era agradable por una vez disfrutar del viaje en moto sin tener que estar atenta a la carretera. Finalmente llegamos y me bajé de la moto.

-Entramos a las 8 y media, así que a las 8 y 15 vengo a buscarte. No me tardes.

Asenti y le miré, a lo que Castiel me guiñó un ojo. Este tío era incorregible. No pude evitar poner los ojos en blanco. Pude escuchar como él se reía. Me metí dentro de casa y me dirigí hacia la ducha. Había sido un día largo y sólo esperaba que el cabron de Dake no volviese a aparecer por mi vida.

Sonó el despertador. 7:30. En 45 minutos venía Castiel a por mi. Bajé a desayunar, subí y abrí mi armario. Cogí una falda negra junto a unas medias de encaje negras, una camiseta de mi grupo favorito y las botas militares. Cogí mi chaqueta negra, me alisé la melena y me maquillé un poco, como todas las mañanas. Cogí la mochila y miré el reloj. 8:10. Castiel llegaba en 5 minutos, así que si bajaba ya me daba tiempo a fumarme un cigarro antes de que llegase. Bajé y él ya estaba ahí, fumándose un cigarro. Habíamos pensado igual, pero eso no era lo más sorprendente ya que, ambos, llevábamos la misma camiseta. Él comenzó a reírse. Le miré.

- ¿De que cojones te estás riendo pelirrojo?

-Nada, nada, esconde las uñas gatita. No puedes vivir tan a la defensiva.- Me guiñó un ojo. No aguanto a este tío. Cogí el casco y me lo puse. El hizo lo mismo y nos dirigimos al instituto.

Llegamos, y cuando vieron a Castiel entrar en la moto con una chica detrás, todo el mundo comenzó a cuchichear mientras nos miraba. No sé porqué acepté que me trajese. Nos bajamos y mientras miraba a mi alrededor y me quitaba el casco, escuché una voz femenina que se dirigió hacía Castiel.

- Ya veo que ya has engatusado a la nueva. Dos días desde que llegó, vaya tía fácil, ¿no?

En cuanto escuche las palabras de esa arpía me di la vuelta y me acerqué a ella.

- No sé quién eres ni quien te crees para hablar así de mi, solo te puedo asegurar a que la siguiente no seré así de pacífica.

- Vaya... Parece que la nueva zorrita de Castiel tiene agallas...- Escuche las palabras que había dicho esa arpia y parecía que lo que le había dicho con anterioridad no se lo había tomado en serio. Supongo que había que enseñarle con quien debía y con quien no debía meterse.

Me dí la vuelta, y sin mediar palabra, le pegué un puñetazo. Un puñetazo que resonó en todo el patio y que la dejó en el suelo tirada. Me agache y me puse delante de ella. -Uno que yo no soy nada de nadie, dos, para que aprendas que no debes de meterte con la gente equivocada.

Me reincorpore y vi a Castiel, estaba ahí mirándome atónito. Pase a su lado y se vino conmigo.

-Felicidades Jane, un puñetazo y un guantazo en menos de 24 horas. Cómo l directora se entere, puedes darte por perdida.

Nueva vida // CDM // Castiel x SucretteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora