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Wonwoo se quedó allí sentado observando su celular. Solo podía pensar en que Mingyu no iba a estar allí, aunque se lo hubiera prometido...

Se sobresaltó al escuchar golpes en la puerta, tuvo problemas para levantarse sin ayuda. Bajó las escaleras con mucho cuidado, después de que la adrenalina dejó su cuerpo el día anterior se sentía como si un camión hubiera pasado encima suyo. Por fin alcanzó la puerta, al abrirla se sorprendió de ver a Seungcheol con la ropa revuelta. Entró y lo abrazó con cuidado.

—¿Por qué no te has cambiado? —preguntó Cheol preocupado.

—¿Có-cómo llegaste tan rápido? —preguntó Wonwoo. Apenas habían colgado.

El hombre frunció el ceño.

—Wonwoo, pasaron casi veinte minutos desde que colgamos. —lo observó cortos segundos. —¿Tienes alguna maleta lista o algo?

«¿Casi veinte minutos?» sacudió su cabeza.

—En el armario hay una maleta. —dijo despacio.

—De acuerdo, quédate aquí, iré por ella y a traerte unos pantalones.

Wonwoo se recargó contra la pared. Sus bebés venían hoy. Un sentimiento de ansiedad lo embargo. Comenzó a sentir que se le cortaba la respiración.

—No, no, no, no. Wonwoo, cálmate y respira. Todo va a salir bien, tienes que ser fuerte y guardar la maldita compostura. —dijo su amigo bajando las escaleras a prisa. Sabía que estaba siendo un idiota en estos momentos, pero solo quería que lo sostuvieran y le dijeran que todo iba a estar bien.

Sin embargo, por más que quisiera hacerse una bola e ignorar sus responsabilidades, Seungcheol tenía razón. Iba a ser padre, dos niños iban a depender de él, era hora de que juntara fuerzas y saliera adelante de esta pequeña crisis. Tomó una profunda respiración intentando recomponerse.

—Lo siento, Cheol. —agarró el pantalón que tenía en su mano y con mucha dificultad logró ponérselo. Seguido de sus zapatos y un abrigo. Con ayuda de Seungcheol salieron de la casa hasta el auto, subió a la parte trasera. Jihoon roncaba en el asiento delantero. Seungcheol dejó la maleta a su lado y tomó su lugar tras el volante.

—De acuerdo, vamos al hospital.

Encendió el motor y partieron. Todo estaba oscuro, había pocos autos en la calle. Eran las dos de la mañana. Metió la mano al bolsillo de su abrigo buscando su celular y abrió los ojos cuando no lo sintió.

—Cheol... —le llamó suavemente.

—Falta poco, sigue respirando en lo que llegamos. —pobre hombre ya estaba en automático.

—Si, ya sé. —decidió no comentar nada sobre su teléfono. No quería molestar más, no creía que sucediera algo importante sin el aparato... solo se moriría de aburrimiento en el hospital mientras esperaba.






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Bueno, si creyó que iba a durar horas en el hospital, estaba muy equivocado, la primera contracción le hizo gemir. Seungcheol estaba estacionando cuando Wonwoo casi arañaba el asiento. Pero se fue tan pronto como llegó.

—Ya comenzaron, ¿eh? —preguntó Jihoon despertándose. Wonwoo asintió.

Seungcheol le ayudó a bajar y Jihoon trajo la maleta. Llegaron a recepción y le extrañó que no era la misma enfermera sonriente de siempre. Ésta parecía tener un palo metido en el culo, y se dio cuenta de eso tan pronto llegaron.

—¿En qué puedo ayudarle? —dijo cortante. Wonwoo entrecerró los ojos. «¿En serio? Tengo una enorme barriga y vengo con una maleta, ¿en qué crees que me puedes ayudar, desgraciada?»

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