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—Muy bien, señor panda. —le llamó la enfermera cariñosamente. —Estamos listos.

Mingyu observó a la mujer quitar los seguros de la camilla para mover a Wonwoo con cuidado. No pasó desapercibida la angustia en sus oscuros ojos mientras era conducido al quirófano. Se quedó mirando las puertas por donde había desaparecido su compañero apenas unos segundos atrás. Caminó hacia la habitación en la que Wonwoo estuvo pero antes de llegar una enfermera le llamó.

—¿Señor Kim? ¿Quiere entrar con su esposo? —le preguntó alegre.

—¿Pu-puedo? —pensó que eso no era posible, y tan solo saber que si, hacía que casi se desmayara de la emoción.

—Claro. Solo necesita venir conmigo para colocarle el traje desechable y que pueda ingresar con el paciente. —apenas terminó de hablar la chica cuando Mingyu casi corrió hacia su dirección.

Se quedó allí quieto mientras la enfermera le ayudaba a colocarse el traje desechable con el que entraría. Fueron los cinco minutos más largos de su vida, pero cuando por fin estuvo listo sonreía como un bobo bajo la mascarilla.

La chica lo guió a través de una puerta y entró al quirófano, viendo cómo Wonwoo estaba tendido de espaldas con los ojos cerrados, frunció el entrecejo al ver que el hombre lloraba en silencio. Se acercó acariciándole el cabello.

—No llores, cariño. Nuestros niños van a estar bien. —dijo tratando de reconfortarle. Wonwoo sorprendido abrió los ojos.

—Pensé que tendría que estar aquí solo, tal vez nuestra situación no es la más adecuada, pe-

Mingyu le interrumpió con una carcajada.

—Créeme que cuando imaginé que tendríamos hijos jamás creí que sería en esta situación. —dijo sonriente.

Wonwoo hizo una mueca acompañada de una mirada asesina, Mingyu la ignoró y limpió las lágrimas del pálido rostro.

—Estoy muy feliz teniéndote a mi lado en este momento, sabes que tu presencia siempre me traía paz... y esta no es la excepción. Gracias.

El corazón del moreno comenzó a galopar intensamente.

—Me vas a dar el mejor regalo de la vida y, ¿eres tú el que me agradece? —negó. —Gracias a ti por estos hermosos regalos. Lo haremos funcionar, amor.

Dejó un beso en la punta de la blanquecina nariz.

—Ah, por fin estamos listos. —se escuchó una agitada voz. —¿De verdad creyeron que traerían a estos pequeños diablillos sin mi presencia?

La sonrisa del doctor Boo era evidente aún con la mascarilla puesta.

—Gracias al cielo. —suspiró Wonwoo.

—Estamos listos, todo va a salir bien. —dijo seguro el médico. Reconfortando a ambos hombres. Se escucharon movimientos tras la delgada tela que cubría el vientre de Wonwoo. —Corre video, Mina.

—¿Corre video? —preguntó Mingyu confundido, una enfermera con cámara en mano asintió para luego comenzar a grabar.

—Jihoon le pagó extra a la enfermera para grabar este momento ya que a él no le dejaron entrar. —le informó Wonwoo.

Mingyu tomó una de las manos prisioneras del hombre y la acarició, cepillando el oscuro cabello con la otra. Observando el rostro del omega este se veía un poco adormecido, pero estaba muy consciente.

—¿Sientes esto? —preguntó Seungkwan.

—No. —contestó Wonwoo bajo.