El tercer hijo de Goku [Goku x Bulma]

Prólogo

¡Hola, soy Goksai!, ahora que has decidido adentrarte a esta confusa y emocionante aventura, te contaré más de mí. Tengo 16 años y vivo en la famosa corporación capsula de la ciudad del este en donde Bulma, quien es mi madre realiza sus experimentos y nuevas creaciones en conjunto con mi abuelo el señor Brief. 

Mi situación económica es realmente estable y buena por lo que mis estudios se dan mediante profesores particulares en casa, ellos me felicitan constantemente debido a mis excelentes calificaciones en los exámenes, mi padre con frecuencia suele decir que es gracias a que heredé la inteligencia de mi mamá, puede que tenga razón ya que él es bastante especial al momento de usar la cabeza.

Gracias a esto, puedo dedicar tiempo al entrenamiento que suelo hacer con Goku, mi papá. Él es alguien a quien realmente admiro, un hombre noble con una fuerza de voluntad inquebrantable y fogoso espíritu que inculcó en mi desde pequeño las artes marciales, técnicas de peleas, transformaciones de raza Saiyajin entre otras cosas, una de mis metas es poder igualar o incluso superar su poder.

Mi madre siempre me apoyó en lo que decidiera, nunca estuvo desacuerdo con los entrenamientos que hacíamos con mi padre, lo cual a el lo hacía muy feliz. Mis padres tenían una estupenda relación, poco conozco de la historia de ambos ya que no se me da escuchar relatos de ese tipo, tan sólo sé que eran mejores amigos de infancia y que el tiempo se encargó de ir transformando la visión que tenían el uno del otro.

Quizás ustedes se pregunten, ¿donde comienza esta historia?.

Fue un día en el que mi madre estuvo trabajando arduamente con viajes interdimensionales y prototipos de naves para innovar tecnológicamente y ganar el premio al mejor invento del siglo, yo la observaba y ayudaba para ir adquiriendo más de sus conocimientos científicos ya que era algo que realmente me gustaba, ella también parecía disfrutar de mi compañía. Ella siempre me advirtió que curiosear los experimentos con falta de experiencia era peligroso.

Lo malo fue, que muchas veces oí un popular dicho que decía: "La curiosidad mató al gato", pero jamás pensé que el famoso gato sería yo tras ver las retorcidas escenas que se presentarían ante mis ojos gracias al ser curioso y entrometido en uno de los inventos de mi madre.