Capítulo 8: ¡Kakaroto!

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—V-Vegeta...—balbuceó mi madre abriendo aún más grandes sus ojos azules. Pude notar que estaba tan nerviosa como yo ya que no dejaba de jugar con uno de los botones de su delantal blanco.

Vegeta armando puños sólidamente, frunció su ceño de golpe con intensa ira, parecía querer estallar. Las venas comenzaban a marcar el recorrido sobre su frente y su cuerpo entero se estremeció.

—Bulma...—espetó con enfado mientras presionaba su dentadura—. Que tu y Kakaroto... ¿qué?.

 —¡Vegeta!—se exaltó mi madre para intentar alivianar la tensión que poco a poco se volvía tangible en el ambiente—. No es lo que tu crees.

Para ayudar a que la situación no empeorara, decidí ayudar a mi madre para calmar al iracundo hombre de cabello azabache en forma de flama.

—¡Así es!—intervine viendo como él al instante me fulminó con la mirada—. ¡No es lo que piensas!.

—¡Silencio insecto!—vociferó con irritación para dirigir nuevamente su mirada a mi mamá—. Me traicionaste con Kakaroto mujer.

—¡¿De qué estás hablando?!, ¡no seas tonto!—replicó la ojiazul con cierto grado de molestia—. ¿Yo y Goku?, ¡eso jamás!

El Saiyajin parecía estar al límite de su paciencia. Presionando sus puños al punto de temblar, evidenció su gran esfuerzo por no darme un puñetazo, debía mantener mis sentidos alerta.

—¡¿Entonces porque ese mocoso dijo que tu eras su madre y Kakaroto su padre?!—respondió finalmente perdiendo los estribos. Gracias a la gran acumulación de ki el laboratorio comenzó a estremecerse.

La peliazul lo observó pasmada balbuceando palabras. Creo que nunca había visto a Vegeta tan enojado como ahora.

—¡Vegeta!—irrumpí nuevamente con mayor seriedad—. Yo vengo de otro mundo, en este mundo los sucesos no ocurrieron de igual manera.

Un gran quejido provino de entre sus dientes junto a una leve y burlona carcajada. Con mamá nos miramos extrañados, no entendíamos que estaba pasando. El Saiyajin parecía estar enloqueciendo.

—Continúan teniendo el descaro de mentirme—manifestó con suma indignación.

—Nadie te ha mentido Vegeta—habló mi madre para dirigirse a él y tocar su brazo para calmarlo—. Deja de hablar tonterías.

Estancando su penetrante mirada al frente, con brusquedad Vegeta zafó el brazo del agarre de mi madre haciendo que con el fuerte movimiento cayera secamente al suelo.

—¡¿Qué es lo que te pasa?!—grité con furia yendo a ayudar a la ojiazul que intentaba levantarse arrugando su nariz por el dolor de la caída—. ¡¿Cómo te atreves a tratarla así?!

—Estoy bien Goksai, no te preocupes—habló ella poniéndose de pie para limpiar el resto de polvo que había quedado en su delantal.

—Infeliz mocoso...—continuó hablando mediante fuertes quejidos a medida que mayor cantidad de sudor escurría sobre su vasta frente.

—¡Escucha de una vez lo que te queremos decir!—exclamé ya con mi paciencia al límite, sentía mi sangre hervir y mi corazón latir al punto de querer estallar.

—¡A mi no me vas a decir que hacer insecto!—exclamó para irracionalmente, impulsar su cuerpo a gran velocidad hacía mi para golpearme.

—¡Vegeta!—gritó mi mamá preocupada viendo como ambos colisionábamos contra una de las murallas del laboratorio—. ¡No hagas eso!

El tercer hijo de Goku [Goku x Bulma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora