Capítulo 9: ¡Plan en marcha!

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Pov's Bulma

Mis ojos se desplazaban al compás de mi mano que a cada segundo ejecutaba largos trazos con un lápiz. Con mi antebrazo limpié el exceso de sudor de mi frente que la desmedida concentración le había otorgado. Desdoblé mi arrugado entre cejo una vez más intentando disminuir mi tensión respirando hondo y cerrando los ojos. Eran aproximadamente las 3 de la mañana, continué trabajando en una posible nave sin descanso en el laboratorio.

—¡Ahí estas Bulma!

Una voz que me resultaba bastante familiar me despertó de la hipnosis en la que yacía sumergida. Uniéndome una vez más a la realidad abrí otra vez mis ojos. La silueta de un sonriente Saiyajin de cabello azabache y grandes ojos expresivos afloró frente a mí.

—¿G-Goku?—balbuceé con agotamiento mientras sentía como el impacto de verlo tan tarde me azotaba—. ¡¿Qué haces aquí?! ¡es realmente tarde!.

Él sonrió forzadamente mientras rascaba la comisura de sus labios en señal de nerviosismo.

—Si, es muy tarde—rió con una pequeña y amigable carcajada—. Lo siento mucho Bulma.

Alarmada, observé los bocetos de naves desparramados sobre mi escritorio. Para que no pudiera percatarse de ellos y despertar su curiosidad, los junté con rapidez para tomarlos y apoyarlos contra mi alterado pecho con fuerza.

—Oye Bulma—mi mejor amigo de infancia llamó mi atención y dando unos cuantos pasos acortó la distancia entre nosotros apuntando mi rostro con su dedo indice. Sus facciones parecían demostrar preocupación—. Te ves terrible, ¿qué te paso?

Desligué una de mis manos de la gran cantidad de papeles que se apegaban a mí intentando ocultar mis enormes y oscuras ojeras provocadas por el desmesurado esfuerzo.

—¡Ah! ¡no es nada!—reí nerviosa intentando disimular mi inquietud del momento—. ¡No te preocupes!

Sin previo aviso, las suaves yemas de sus dedos palparon con suavidad mis mejillas permitiéndome sentir su varonil aroma. Confundida y extrañada ante su comportamiento, enlacé mi mirada con la suya. Indiscreto y de manera indagadora sus ojos me estudiaban en silencio, tal como aquel día en la bodega. Un nudo se armó en mi estomago y mi corazón dio un fuerte golpe en mi pecho.

—G-Goku—titubeé una vez más descolocada y sorprendida abrazando los papeles con mayor solidez—. ¿Por qué estás aquí?

Mi mejor amigo interrumpió su exploración sobre mi rostro abriendo sus ojos como si lo hubieran despertado de sus pensamientos.

—¡Ah si!—exclamó terminando de indagar en sus pensamientos y tocó su nuca riendo de manera traviesa—. Es que estaba entrenando y rompí el celular que me regalaste.

Resignado a que me enfadara con él por haber roto el aparato, ingresó su mano al bolsillo de los pantalones anaranjados de su dogi. Mis rasgos faciales demostraron admiración cuando en lugar de un teléfono roto, en su mano había una flor blanca.

—¿Esa es la flor que te di?—cuestioné con asombro y curiosidad—. ¿No se la diste a Milk?.

Él aproximó la delicada y bella flor a mí para curvar sus delgados labios. 

—Esta flor es tuya Bulma—sonrió con dulzura y ojos amables—. No quiero entregársela a nadie más.

—¿D-De qué hablas?—hablé atónita y tragué fuertemente.

El pelinegro suspiró y con determinación, arrugando su entrecejo frustrado tomó mis hombros situando mi espalda contra la pared para dejarme acorralada con él enfrente. Absorta y tensa lo observé en absoluto silencio.

El tercer hijo de Goku [Goku x Bulma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora