Desaparecida

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Y/N...

Lo que averigüé en los próximos días me dejó helada. Al parecer, que hombres ricos pasaran por el pueblo y se llevaran a las niñas era algo muy común en Puerto Jeju. Por eso el hombre se alejó como si nada; sabía que nadie le iba a reclamar. La niña a la que estuvo a punto de llevarse se llamaba Jisoo y tenía 11 años. Fue ella quien me contó que, desde que ese viejo sucio había llegado a la región hacía poco más de un año, habían desaparecido alrededor de veinte chicas y todas entre 10 y 15 años de edad. ¿Cómo es que nunca supe de esto? Pero lo más sorprendente era el silencio de la gente del Puerto Jeju. ¿Por qué nadie decía nada? Esas veinte niñas desaparecidas eran sus hijas, sus hermanas y sus amigas. ¿Acaso no había nadie que qusiera buscarlas? ¿Acaso nadie las quería de regreso en casa?

-Tal vez yo pueda ayudarlas -le dije a Taehyung un día que paseábamos por la playa.

-¿Y cómo? -preguntó desconfiado-. ¿Vas a ayudarlas con tus poderes de bruja? Ni siquiera sabes dónde las tiene ese hombre.

Para Taehyung, cualquier indicio de magia era algo imposible, y eso no me molestaba. Lo que me dolía en realidad era que no me creyera. Me miraba con desconfianza, incluso por el rabillo de su ojo, como si estuviera medio loca y fuera a salir corriendo de la casa para ir a gritar por las calles como una desquiciada.

En un arranque de confianza le conté acerca de la historia que lo había traído a las Islas. Por supuesto que no me creyó en lo más mínimo. Hasta prefería pensar que había tenido una visión del futuro antes de reconocer que yo era capaz de hacer que pasaran cosas.

Fue por su incredulidad que no le conté que había vuelto a escribir. Eran historias sencillas en donde no sucedía nada interesante; sin embargo, fue gracias a ellas que supe con seguridad que ese poder era real. Si yo escribía que llovía en el puerto, por supesto que llovía; si escribía que la abuela recibía visita de una señora de cabello rojo, así pasaba; si en el papel Hye y Jungkook decidían traer una cuerda para saltar, sabía que así lo harían. Todo lo que yo escribía se hacia realidad.

- ¡Basta! ¡ Deja de estarme cuidando! -exclamé dando un golpe con el puño en la vieja mesa de madera.

-Te conozco, vas a tratar de hacer algo estúpido -me dijo entrecerrando los ojos y con tono indiferente.

Probablemente tenía razón; mis planes para ese momento no eran muy brillantes. No obstante, sabía que debía hacer algo al respecto y que él no tenía ningún derecho de juzgarme, en especial si no pensaba en ayudarme.

-Por lo menos yo intento hacer algo y eso es mucho más de lo que tú o todo el puerto ha hecho  -argumenté con la respiración agitada-. Aunque me creas estúpida o loca, yo voy a rescatar a esas niñas.

-¿Desde cuándo te crees la heroína de la Isla del Sur? ¡Vives inmersa en una fantasía! -gritó furioso; casi pude ver fuego en sus ojos-. Todo lo que dicen tus leyendas no existe.No eres una bruja, no tienes poderes mágicos ni existen los dragones ni una Dama Eterna ni nada que pueda protegerte contra esa gente rica.

Hubo un silencio largo entre los dos. Durante esta larga pausa nos miramos fijamente. Ya no era una mirada enamorada como la que nos dimos el otro día cuando regresábamos a casa cargados de papeles, esta vez, era una mirada desafiante que hacía brillar nuestros ojos por mera necedad. El casi beso de ese día se había suspendido de modo abrupto y penetrante. Mentiría si dijera que no pensaba en ello; en realidad pensaba en ello día y noche. ¡Deseaba tanto regresar a ese momento! Pero no sabía cómo.

Ya desde hacía un tiempo me había dado cuenta de que estaba cambiando, estaba diferente. Me daba pena estar sucia y, para sorpresa de mi abuela, comencé a bañarme todos los días, sin que ella tuviera que perseguirme. Cada vez que Taehyung y yo estábamos juntos trataba de ocultar mis manos descuidadas y medio rasposas, y por primera vez me avergoncé de mi cabello alborotado y terriblemente enredado. Quería ser tan bonita como la hija de mi abuela y hacer que Taehyung se fijara en mí por mi belleza; sin embargo, en ese aspecto yo sentía que no tenía mucho que ofrecer y eso me entristecía. No me quedaba de otra mas que salir así y mostrarme ante él y ante todos tal y como era.

Tomé una hoja de papel que estaba sobre la mesa y me aproximé a la puerta. Podía sentir su mirada furiosa sobre mí, a pesar de que estaba de espaldas a él. Antes de irme, volteé y le dije:

-No se van a llevar a nadie más.

Me fui corriendo hacia las orillas del puerto, al mercado de los pescadores; atardecía y estaban por cerrar. Allí me senté y, con toda la fe que tenía, escribí una historia más. En ella una chica llamada Y/N descubría en dónde estaban las chicas secuestradas.

Cerré los ojos y esperé a que el conocimiento del paradero de las niñas llegara a mi mente por arte de magia, pero no fue así. Nada. Seguía sin tener ni la menor idea del lugar donde tenían a las secuestradas. Después de un rato me di cuenta de que no había funcionado. Empecé a desesperarme y, en un ataque de furia, arrugué la hoja de papel y la lancé lo más lejos que pude. De camino a casa pateé con mi zapato cuanta piedra se cruzaba frente a mí y metí al bolsillo de mi falta un pedazo de carbón que encontré por allí. Cabizbaja pensé que tal vez Taehyung tenía razón; tal vez lo que pasaba cada vez que escribía era mera coincidencia. Lo peor era que si no sabía en dónde estaban esas veinte niñas, tampoco podía ayudarlas.

Iba tan pero tan concentrada en mis pensamientos que no vi lo peligrosamente cerca que venía un jinete desconocido. En un instante mis pies dejaron el suelo para volar por el aire miestras aquel misterioso agresor me sostenía con fuerza por la cintura y escuchaba mis explosivos gritos de ayuda. Me acababa de pasar lo que estuvieron a punto de hacerler a Jisoo y me moría de miedo.

Mi Dragon (Kim Taehyung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora