Capítulo 2Alexander Walton
- ¡Mamá! - grité - ¿Y mi regalo? - pregunté mientras me abría paso en la enorme sala.
-Hola Alexander - mi madre me saludó sin mirarme, toda su atención estaba puesta en el celular que tenía en las manos.
-Mamá - la volví a llamar.
Rodeé los ojos.
- ¡Mamá! - ¡ah como me enoja!
- ¿Sí? - dije como si nada.
- ¿Y mi regalo? -pregunté.
- ¿Qué regalo? - ella se quedó mirándome.
- ¿Lo olvidaste? - dije lentamente.
- ¿Qué fue lo que olvidé? - suspiré y la ignoré.
Me volteé para irme, pero en eso llegó mi papá a la sala.
-Sí, sí claro que sí. Mañana a primera hora te lo envío - dijo mi padre mientras habla por teléfono.
Me quedé frente a ellos unos minutos hasta que mi papá terminó de hablar y luego se sentó en uno de los muebles junto a mi madre.
- ¿Papá? - lo miré.
-¡Oh ahí estás! - exclamó mi padre sonriendo, dándome la impresión de que sí se acordó del tema, pero la alegría que se había formado en mi corazón y la sonrisa que llevaba yo en el rostro se fueron así de rápido como vinieron - Según me han dicho estuviste muy bien en la práctica de hoy - él tampoco se acordó.
Es así siempre. Él solo se preocupa por mis prácticas de Arco y flecha, de esgrima, de música y no sé qué más. Él se preocupa por mí, por mi preparación y no está mal, pero ¡ah!
-Realmente me alegro de que hayas centrado toda tu atención en lo que debes.
Suspiré y me retiré de la sala.
Caminé a una de mis partes favoritas de la casa, pero en el proceso me encontré con una de las señoras del servicio.
Laila.
La ama de llaves de la casa.
- ¿Qué haces por aquí sólo? - preguntó - ¿Ya te comiste el pastel que te dejé?
- ¿Cuál pastel? - pregunté.
-El que te hice por tu cumpleaños, mi rey - sonreí.
El ama de llaves se acordó de mi cumpleaños, no me sorprende.
-Me iré a practicar -susurré.
- ¿No te comerás el pastel? - preguntó - Además ya es tarde, ¿no acabas de llegar de tus clases de artes marciales?
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La Sombra del Magnate © #2
Mystery / ThrillerLa Sombra del Magnate #2 Las inmensas y ardientes llamas de un sentimiento infernal llevaron hasta las cenizas un puro corazón. Reduciendo la luz de sus ojos hasta un mínimo rayo. Un oscuro corazón probó el sabor de la tristeza y el dolor una vez...