Luego de ducharse abrió la ventana disfrutando de la fresca y violácea noche que había, una lluvia se acercaba con cautela. Se tiró en la cama y sonrió, había sido el mejor día de su vida, o eso creía.
Despertó a mitad de la noche con frio, se levantó a cerrar las ventanas y observó unos segundos el exterior, una sombra se ocultaba detrás de un pilar ¿Y si era un ladrón y lo tiraba por la cornisa? No sabía si salir o quedarse en la seguridad de su habitación.
Vio un destello de luz violeta, pestaneó unas cuantas veces y la luz desapareció. Se armó de valor y salió por la ventana, caminó sigilosamente por el techo en desnivel y susurró "¿Quién anda ahí?". Un golpe brusco lo hizo poner alerta y le pareció ver algo parecido a... Alas. Pestaneó pero cuando abrió los ojos se encontraba dentro de su habitación, en la cama, y la ventana estaba cerrada. Decidió pensar que había estado soñando, pero algo le decía que todo aquello había sido completamente real y no tan solo un simple y fugaz sueño de apenas segundos.
En la escuela se pasó casi todo el día buscando a Ursula, pero no la encontraba por ningún lado. Hasta que decidió ir al árbol alejado de todo, un árbol seco y añejo que había quedado y padecía del olvido, un árbol cuyas hojas no crecían hacía muchos años.
Ahí estaba ella, sentada y murmurando palabras ininteligibles, cuando Thomas se acercó ella lo observó.
-Buen día Thomas.
-Hola Ursula- tomó asiento a su lado.
-¿Todo en orden?- lo miró de reojo.
-Si. Un silencio se apoderó de la situación cual raíz quiera arraigarse a la tierra, pero Walton decidió cortarlo.
-Oye ¿Quieres venir a la fiesta de Daniel esta noche?-Ursula lo meditó unos segundos.
-No lo sé.
-Oh, vamos Uri.
-¿Uri?- soltó una carcajada que parecía estar ensayada- ¿En serio Thomas? ¿Vas a decirme Uri?
-¿Cómo quieres que te llame entonces?
-Ursula o Peters, jamás me digas Uri, es horrible- hizo cara de asco.
-Bien Peters ¿Vienes a la fiesta o no?
-Iré, no pases a buscarme ni nada, yo solo... Estaré allí a las...- miró a Thomas.
-12.
-A las 12- afirmó y se levantó para irse. Thomas Walton se preguntó cuándo había comenzado a gustarle tanto aquella chica de ojos azules. Últimamente, cada vez que la veía, sentía un extraño nerviosismo y rara alegría; cuando dormía le dedicaba sus más fieles pensamientos y deseaba, con todas su fuerzas verla, aunque sea por unos minutos. Reflexionó, ¿De eso no se trataba el amor? Él, que jamás lo había experimentado, que nadie le había contado... ¿Cómo podía darse cuenta que estaba o no enamorado? Hizo una lista mental de las sensaciones que, intuía, traía consigo el amor. Ursula Peters le provocaba cosquillas en la barriga y que su corazón pareciese a punto de salir de su pecho. Se preguntó "¿A ella le pasará lo mismo cuando se encuentra cerca mio? ¿Ella se dormirá pensando en mi? ¿Pedirá a Dios por que me encuentre a salvo como yo lo hago con ella? ¿Sonreirá al pensar en mi sonrisa y mis ojos? ¿Como hago para que me ame?"
-Idiota- susurró sentado al pie del árbol- ¿Cómo va a pensar en ti? Si el mismo día que la conociste te llamó fracasado. Si en éste mundo el amor ha pasado de moda. Si lo único que importa es el alcohol y las drogas ¿Cómo va a pensar en ti? Idiota. Hay tantos chicos mejores...- suspiró.
-Hey ¿Qué haces hablando solo?- preguntó su amigo Daniel desde lejos, mientras corría hacia él.
-Hablaba con el viento- dijo con sarcasmo melancólico.
-Oh, que normalidad amigo- rió Daniel.
-La normalidad no existe, la gente sigue un paradigma de humanidad creado por el capitalismo- dijo Thomas con amargura.
-Oye, te juntas mucho con Ursula, hasta ya te pareces a ella.
-Al menos es diferente.
-¿Ocurre algo amigo? Hoy estás raro.
-Desde hace un tiempo soy raro.
-Oye hombre raro ¿Vienes a mi fiesta de hoy?- preguntó Daniel cambiando de tema.
-Si va Ursula...- dijo mirando hacia el vacío, sus ojos relucían un verde profundo. El timbre sonó marcando el final del último receso y Thomas se levantó para ir a clases.
El día terminó con Thomas tirado en la cama pensando si ir o no a la fiesta, finalmente se levantó con los ánimos por el suelo y se dijo que creía en la palabra de Ursula Peters.
Llegó a casa de Daniel y ésta estaba repleta de gente, chicos con vasos de alcohol en sus manos, chicas con remeras cortas y shorts que dejaban ver gran parte de su cuerpo, gente fumando, otros se besaban, todos apretados y sudados ¿Dónde encontraría a Ursula con ese gentío? Pero entonces, un cabello negro liso y largo, unos ojos buscando al vacío y un tapado hasta el suelo llamaron su atención y corrió atropeyando a muchas de las personas que allí se encontraban hasta toparse con aquellos ojos. Se miraron.
-Nunca me pareció tan horrible una fiesta- susurró contra los labios de Ursula, que se encontraba bastante aturdida.
-Nunca había venido a una, pero no me agrada- dijo ella mirándolo con ojos tristes.
-Vámonos- la tomó de los hombros y ella se tensó.
-¿A dónde?
-A cualquier lugar.
La tomó de la mano, hecho que lo hizo temblar, y la sacó de allí para llevarla a una pérgola al fondo de la casa de Daniel, donde no había nadie pues estaba solamente iluminado por la luz de la luna llena. Una vez allí tomó la cara de Ursula entre sus manos y pegó sus frentes.
-No sabes lo que necesito que me beses- confesó con el corazón en un puño, nunca había estado tan nervioso.
-No me hagas ésto- dijo ella acariciando sus rizos de color rojo.
-Bésame, por favor.
-No.
-¿Por qué, tan feo soy?
-Porque quiero que tú me beses- sonrió con tristeza.
Thomas la tomó de los huesos de la cadera y acercó sus labios a los de Ursula, ella lo abrazó del cuello e hizo puntitas de pie para acercarse más a él.
Thomas la abrazó de la cintura y la elevó del suelo con facilidad. Las mariposas en su estómago eran incontrolables, quería quedarse con Ursula abrazada toda su vida. Con los ojos cerrados tuvo la sencación que una luz violeta los iluminaba, pero hizo caso omiso a aquel factor.
Quería a Ursula.
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Ursula Peters
FantasyPuedo verte a la luz de la luna,labios rojos, tez blanca y ojos azules. Te pienso como mi futura asesina,y no puedo hacer que tus ojos me sigan. Te miro,observas el vacío. ¿Qué pensarás Ursula? Tengo miedo de tus locuras. Daño has hecho, y daño hará...