-Thomas- el susurro de aquella voz, esa voz tan conocida y extrañada sonó en el aire distorcionándose. Thomas volteó a todos lados, en busca de aquel sonido angelical que tanto había extrañado, pero nada pudo encontrar.
-Thomas, mantén la calma, estoy aquí, en el lugar de descanso, me he escapado del reino de los pecados. Necesito que te mantengas fuerte, algún día te ayudaré a salir de la locura que los demás creen que te has sumergido.
-Quiero verte...
-No, no quiero mostrarme, estoy tratando de ayudarte, y haré que te olvides de mi.
-No me olvidaré de ti- gruñó mirando hacia el lugar de donde la voz provenía.
-Debes hacerlo- Ursula lo dijo en un susurro apenas audible-debes irte- dijo con tristeza.
-Pero...
-Te amo.
Abrió los ojos de golpe y su pecho respiraba tan aceleradamente que parecía que jamás recuperaría el oxígeno que necesitaba. Los latidos de su corazón se oían en todo el apartamento y su cuerpo estaba tan mojado de transpiración que parecía que estuviera recién bañado.
-Ursula- gritó desesperado, pero el silencio de la noche le demostró que ella no estaba allí.
Dio un largo suspiro, esperando acallar la ansiedad que sufría en aquel momento pero nada sirvió. Luego de un rato logró dormir y cuando despertaba para ir a la escuela su amigo Daniel entró en la casa como si allí viviera.
-Daniel ¿Qué haces?- preguntó mientras se colocaba el pantalón.
-Vengo a buscarte, tienes una cita con el psiquiatra.
-¿Quién te autorizó? Aparte ya me han analizado ayer en el instituto.
-Tus padres me han dicho que te saque una cita, al enterarse de lo ocurrido.
-Que mierda- se quejó.
-Es por tu bien Thomas, lo hacemos las personas que te queremos- dijo de forma condescendiente.
-Váyanse todos a la mierda, nadie va a ayudarme. Thomas llegó al consultorio de Emma Watts a rastras y estaba sentado frente a ella con la peor cara que podía poner, realmente parecía un niño que no quiere ir a bañarse al final del día.
La mujer tenía unos poderosos ojos azules, como Ursula, y llevaba su larga melena rubia suelta, sus labios eran rojos naturalmente y su pequeña nariz hacía que sus anteojos se caigan.
Llevaba un vestido hasta debajo de la rodilla, negro y ajustado; y un pequeño blazer, negro también. Parecía joven.
-Bueno Thomas, recuéstate en el diván y me hablas de lo que te apetesca.
Thomas hizo caso y se recostó, pero no pensaba hablar mucho.
-Entonces, dicen que ves a una joven llamada Ursula.
-No la veo, desde la fiesta de Daniel.
-Daniel es tu amigo, el que te trajo aquí ¿Verdad?- Thomas asintió.
-Bien, cuéntame sobre Ursula.
-Ursula es quien se ha sentado conmigo desde el fin de las vacaciones de invierno hasta ahora, que ya casi terminamos la escuela. Ella siempre fue rara y evitaba acercamientos con los alumnos de la escuela, excepto conmigo, porque yo la hartaba.
-Dices que ella, de algún modo, te aceptó- afirmó y Thomas asintió con la cabeza.
-Dime más de ella- se interesó la doctora, con aire soñador.
-No hay mucho que decir, es un hada.
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Holaaaaa, acá les dejo uno de los últimos capítulos, espero les guste. Gracias por leer y los quiero mucho, un besote, Anto
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Ursula Peters
FantasyPuedo verte a la luz de la luna,labios rojos, tez blanca y ojos azules. Te pienso como mi futura asesina,y no puedo hacer que tus ojos me sigan. Te miro,observas el vacío. ¿Qué pensarás Ursula? Tengo miedo de tus locuras. Daño has hecho, y daño hará...