Rosas: El reflejo del amor || Ziam

𝑿𝑿𝑽.- 𝑳𝒂 𝒗𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕í𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆 𝒅𝒂𝒔.🌹

🌹🌹🌹

Liam.
Domingo, 4:55 p.m.

Pensar que hace tan solo ayer a esta misma hora estaba tirado y llorando sobre su cama, era tan loco lo que una persona podía causar en ti con solo un par de palabras o una mínima acción.
El eterno mes sin Zayn parecía haber sido solo una pesadilla, una que se desvaneció en el momento que lo vio ahí parado junto a su madre. En el momento que supo que su amor era más fuerte de lo que creyó.

Ahora, estando juntos en su patio trasero, cavando difícilmente un agujero en la tierra con sus propias manos por falta de herramientas, sentía que lo tenía todo y más.

—Listo —dijo Zayn secando el sudor en su frente con su antebrazo—, así está perfecto. Dame cinco —añadió elevando la palma de su mano derecha.

Liam sonrió y chocó su mano contra la de él, haciendo así que la húmeda tierra en sus manos salpicara en sus rostros. Ambos rieron por ello.
—¿Ya la saco de la maceta? —cuestionó el rizado tomando la rosa que simbolizaba su amor.

—Sí —afirmó—, házlo con cuidado.

Payne asintió y así lo hizo. Enterró sus manos por los bordes de la maceta y tomó la tierra entre sus manos, sacando la rosa y sus raíces con esta, y, con la misma cautela, la colocó en el agujero recién cavado.

—Muy bien, solecito —halagó el moreno acercándose de rodillas hasta él para presionar un casto beso en sus rosados labios—. Ahora rellenemos los espacios vacíos.

Empujaron un poco de la tierra que habían sacado y le dieron suaves palmadas para que quedara parejo.

—Es hermosa —dijo Liam mirando con anhelo la rosa.

—Casi tanto como tú —dijo Malik.

Se miraron a los ojos y sonrieron.

—Siempre tan lindo —dijo Payne tomándolo por las mejillas y llenandolo de barro.

Zayn no quería ensuciarlo, pero no pudo evitar que sus manos viajaran hacia aquella divina curva que era la cintura de su amado.
—Te amo —dijo antes de presionar sus labios juntos.

Estaba ligeramente inclinados hacia el frente, pues la rosa estaba entre ellos y, por supuesto, no querían dañarla.

Apenas rompieron el beso y Liam quitó sus manos del rostro ajeno, rió por las manchas que dejó en este.
—Pareces un soldado tratando de camuflarse.

Zayn sonrió y se pasó dos dedos por debajo de cada ojo formando pequeñas líneas.
—Ahora lo soy —dijo. Hundió su dedo pulgar en el barro suelto y lo elevó para manchar la punta de la nariz de Liam—. Y tú eres un gatito —dijo añadiéndole unos bigotes alargados.

—Chicos, la limonada está lista—Karen salió con dos vasos de vidrio llenos de agua de limón, y una gran sonrisa se formó en sus labios al ver a aquel par—. Miren nada más como están de sucios. Vengan aquí.

Liam y Zayn se pusieron de pie, sacudiendo inútilmente la suciedad en sus rodillas, y fueron hasta el porche con ella.

Karen le dio una bebida a cada uno.
—Cuando vayan a entrar a la casa quitense los zapatos, ¿de acuerdo? —Los chicos asintieron—. Muy bien —dijo antes de entrar nuevamente.