Capitulo VIII

61 8 0
                                    

Se desemperezo y recorrió con una mirada somnolienta la acogedora habitación. Lanzo una melancólica mirada hacia la ventana donde el cielo de Londres se pintaba de diversos matices de gris. Al parecer el famoso mal clima de Londres hacia presencia ese día. Observo como Beth avivaba el fuego en la chimenea y se afanaba en acomodar todo en la habitación. Soltó un pequeño bostezo y se arrellano cómodamente en la cama.

-Buenos días señorita- la saludo Beth al ver que ya se encontraba despierta.

-Buenos días-

-Espero que no le moleste que la haya dejado dormir un poco mas de lo acostumbrado-

-Para nada, creo que me hacia falta un descanso y ademas creo que hoy tendré un día paulatinamente desocupado dado el clima.-

-Eso pensé

-No creo que lady Elionor desee salir hoy y espero que lo mismo piensen las demás personas- continuo.

-Parece que hoy no amaneció con mucha energía

-Lo siento no quería oírme tan pesimista, pero tengo pocas ganas de salir de mi habitación hoy dado el clima- dijo riéndose mientras se estiraba.

-Antes de que se me olvide hoy llegaron dos cartas para usted- informo mientras le tendía dos sobres blancos.

Madelyn se apodero ansiosamente de las misivas mientras las examinaba rapidamente con la vista. De inmediato reconoció la letra de Corrie. Desde que había llegado a Londres escribió a casa para informar que había llegado con bien y ponerles al tanto de los últimos pormenores de su viaje. Y desde allí había estado manteniendo un contacto frecuente. Abrió ansiosamente la carta y la recorrió con la mirada. Sonrió al leer las alegres y entusiastas palabras de su hermana donde le pedía que le escribiera sobre todo en la ciudad  y le contaba sobre la vida familiar en casa. Leyó la carta con una sonrisa y cuando la termino la guardo en un cajoncito del joyero de su madre donde había estado guardando todas sus cartas, dirigió una mirada cariñosa a la bien cuidada carta de su madre y después de tomarla por un pequeño momento en sus manos la devolvió con cuidado a su lugar y cerro calladamente el cajoncito.

-Por su sonrisa deduzco que todo se encuentra muy bien- declaro satisfecha Beth que no había perdido movimiento de su ama.

-Así es, aunque hay algo que me inquieta- le respondió Madelyn mientras recibía la humeante taza de chocolate que le ofrecía su doncella- gracias.

-De nada, ¿que cosa le inquieta?

-Según me escribe Corrie, papa ha estado algo mas taciturno que de costumbre y no sale mucho de su estudio y su habitación y aunque asegura que no ha de ser nada grave, me preocupa algo.

-Usted mejor que nadie conoce al señor y sabe que aveces tiene esos periodos en los que se retrae un poco y este debe ser por este pequeño cambio que ha sufrido en su vida cotidiana causado por su ausencia-

-Lo se y por cosas como estas a veces me pregunto si fue buena idea que viniera, casi todo a sido increíble aquí en Londres pero...papá ha sido muy dependiente de mi desde que murió mamá y esta es la primera vez que me ausento tanto tiempo de casa-

-Alto, permitame que la detenga, pues pensando así no va a a llegar a ningún lado. Tiene razón desde que murió su madre se ha entregado en mente y alma a su familia y es lo mas noble que cualquier otro pudiera hacer, pero era momento de que empezara a pensar un poco en usted.

-Pero...

-Ningun pero, alguna vez tendría que hacerlo y el tiempo corre sin que uno se de cuenta- le dijo cariñosamente su doncella mientras le daba unas palmaditas - Dios no quiera que sea pronto, pero el señor se va haciendo cada día mas anciano y algún día para pesar de todos, no lo tendremos entre nosotros y usted deberá pensar en su futuro.

Cartas de mi madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora