19 Nunca fuiste un buen ejemplo🔥💖

6.5K 583 34
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


«Será mejor cuando vengas a verme».

La voz agitada de Damián por la intensidad del orgasmo todavía rondaba en su mente, lo único que ocupaba su cabeza. Ahora, frente a su padre y su familia, debía fingir estar interesado en lo que conversaban.

—Hoy es un gran día

Contempló las amplias sonrisas de Franz, su padre, y de Nerea, su esposa. Era escalofriante.

Los chicos estaban impecablemente vestidos, es más, ni siquiera parecían adolescentes, sino hombres disfrazados.

Tobías era el más pequeño, con once años. Kala y Rome eran mellizos, de trece. Luego estaba Bastian, que tenía dieciséis. Eran lindos, como unos pequeños muñequitos de los que ponen en los pasteles de boda.

—Me gusta tu reloj. —Bastian intentó buscar conversación con su hermano mayor.

—Gracias, me lo regalaron para mi cumpleaños.

—¿Quién?

—Una chica con la que salía.

Si tan solo pudiera recordar el nombre de la pobre muchacha. Laurent tenía razón, era un bastardo.

—Yo tengo dos novias.

—¿Sí? ¿Y te parece correcto?

—Papá dice que es normal salir con varias chicas a mi edad.

—¿Y tú lo haces porque te gustan ambas o porque papá te ha dicho que está bien?

Los ojos azules fueron al plato de fideos y ensalada. Era una mirada llena de confusión.

—Son lindas.

—No lo dudo, pero ¿sabes qué? No es bueno jugar con la gente, de lo contrario después no te quejes cuando te lastimen.

—Primero tienes que herirlos tú.

Esa declaración llena de desconfianza y frialdad... Diablos, ¿qué clase de monstruo tenían de padre?

—¿Sabes, Bastian? No siempre debes escuchar todas las estupideces que papá diga.

—Pero...

—No me malinterpretes. Toma sus consejos buenos, pero eso que acabas de decir te volverá un tonto sin sentimientos.

—¿Así como tú?

Martin rio. El chico lo había captado a la perfección. Si no cambiaba, sería como una especie de clon.

—Exacto, y confía en mí, en todos estos años no hubo nada bueno en mi personalidad.

—Pero eres exitoso.

—¿Lo soy?

—Papá siempre lo dice.

Los ojos de Martin se abrieron con asombro. Era extraño saber que recibía halagos de su padre.

—Bueno, papá está equivocado. Disto mucho de ser alguien exitoso. Mírame, ni siquiera te conozco. ¿Cuántas veces he hablado contigo?

—Contando esta... ¿tres?

—Ese es el punto. Tenía un buen trabajo, Bastian, y muchas mujeres, y nada de eso me hizo ser feliz. Si estás buscando un ejemplo, pues búscalo en otra parte. No mires a tu padre y mucho menos a mí.

El chico removió la ensalada con su tenedor y comió un gran bocado. Martin hizo lo mismo.

—¿Sabes? En realidad, ninguna de las chicas me gusta realmente.

—¿No? —El rubio negó una y otra vez—. ¿Y entonces?

Bastian llevó la vista a su alrededor, nervioso. Sus orbes estaban llenos de vergüenza.

—Olvídalo.

Martin pudo haber presionado por una respuesta, pero ¿qué sentido tendría? Debía ganarse su confianza para que el adolescente entendiera que podía ser honesto.

Una mano pesada tocó su hombro derecho, por lo que tuvo que desviar su atención.

—¿Y? ¿Te arrepientes de haber venido?

—No, papá, ¿por qué lo haría? En primer lugar, si esto me disgustara ni siquiera habría venido.

—Me alegro de que estés aquí.

Martin frunció el ceño.

—¿Y?

—Nada, solo eso. —El hombre se encogió de hombros.

—¿Qué estás tratando de hacer?

—Martin, tarde o temprano tienes que hacerte cargo de las cuestiones familiares.

—¿Cuestiones familiares? ¿De qué mierda se trata esta linda reunión?

—¿No puedes ser cordial con tu padre una vez en la vida?

—Papá, me has ignorado por décadas. Lo siento si esto me parece hipócrita.

Los chicos hablaban entre ellos y con su madre, ajenos a su conversación.

—Los chicos están creciendo y reconozco que no he sido la mejor guía.

—Bueno, dime, ¿quién eres y qué has hecho con Franz Driesen?

—Eres tan irritante.

—Podría decir lo mismo de ti.

—Martin —agarró la copa de vino y le dio un sorbo. Era momento de exponer sus verdaderas razones—, quiero dejar de ocuparme de la empresa. He intentado hacer que las cosas funcionen, pero...

—¿Pero?

—Nada fue igual desde la partida de tu madre.

—¿Por qué hablas de ella como si estuviera muerta?

—No seamos hipócritas, Martin. ¿Hace cuánto no la visitas?

Por esto las conversaciones con su padre debían ser escasas, pues siempre terminaban en el mismo lugar.

—¿Y tú? Vamos, papá, te sacó de la miseria. Te dejó una empresa poderosa, la cual, por lo visto, te cuesta llevar adelante. Dime, ¿qué sientes cuando piensas en ella?

El golpe en la mesa hizo que medio restaurante los observara.

Las fosas nasales de su padre se abrían. La ira lo recorría.

—Debería golpearte.

—Hazlo, ¿qué te detiene? —Martin temblaba. Una amalgama de resentimiento y angustia circulaba en su sangre—. ¿Por qué, papá? ¿Por qué tuviste que arruinarle la vida? —Se puso de pie y se despidió del resto de su familia—. Lamento haberles cagado el día. Esto no se trata de ustedes. Papá y yo nos hemos hecho demasiado daño. Quiero que sepan que me alegro de verlos, y si alguna vez pasan a visitarme, sería lindo. —Agarró la chaqueta que estaba en la silla y salió rápidamente del lugar ante las miradas y los murmullos del resto de los comensales.

OASIS S.B.O Libro 6 (Romance Gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora