36 ¿Por qué?🔥💖

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La llegada a Ciudad del Cabo fue algo accidentada, considerando que los oídos le dolían a punto de reventarse por la presión de la altura

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La llegada a Ciudad del Cabo fue algo accidentada, considerando que los oídos le dolían a punto de reventarse por la presión de la altura. Era inexplicable. Nunca había sufrido este tipo de dolencias. Por algún motivo, el viaje había resultado toda una tortura, ya que al terrible dolor de oídos le había tenido que sumar dos horas de espantosas turbulencias en el aire.

Chase y Lautaro habían insistido en que se hospedara en el hotel a pesar de su resistencia. Tenía poco dinero, pero consideraba que había abusado por demás de la gentileza de sus jefes.

Llegó esa mañana y lo primero que hizo fue mirar el cielo gris, que parecía caerse a pedazos. Enarcó una ceja. Parecía un mal chiste. Había tenido demasiados días con nubarrones en Jamaica para tener que soportar días iguales en una ciudad que gritaba aventura en cada sitio.

—¡Hola! ¡Bienvenido! ¿Cómo has estado, doctor?

Ignacio lo saludó cuando llegó al vestíbulo del hotel con la calidez que lo caracterizaba.

—Cansado, pero voy a sobrevivir.

—No lo dudo. Vamos a dejar las cosas en tu cuarto.

Subieron hasta el tercer piso y Nacho le mostró la enorme habitación.

—Espero que te guste. Viví durante mucho tiempo aquí.

La cama tenía dosel y las cortinas pastel hacían juego con la ropa de cama. Un enorme ventanal daba a los jardines traseros, donde se podían observar cientos de flores multicolores y un poco más allá el mar, ese sonido de frescura y libertad que Damián amaba.

—Este sitio es perfecto. —Sus ojos negros se cerraron y respiró el aire húmedo.

—Y no has visto nada. Ven, te mostraré el resto del hotel.

El gerente lo llevó a recorrer todas las instalaciones, hasta llegar a la playa.

—Este lugar suele estar repleto, excepto ahora que hace un frío de cagarse.

Damián rio, mientras que Ignacio se cruzaba de brazos.

—¡Vamos! No hace frío. —Puso sus ojos en blanco.

—Pues será la calentura que traes que no te permite sentir el frío.

Ambos rieron. Quizá había algo de verdad en esa afirmación.

Chris apareció buscando a Nacho.

—Amor, ¿dónde estabas?

—Recién llegué. Tuve que ir a casa a dejar algunas cosas para la fiesta. —Chris estrechó la mano del médico, quien le devolvió el saludo de inmediato—. Mucho gusto. No recordaba bien tu cara. La última vez que nos vimos no fue de lo más agradable.

—No. —Damián le dio un apretón de manos—. Andy, por fortuna, es un chico fuerte.

—¡Bueno, ya! Estos días son de alegría —exclamó Ignacio.

OASIS S.B.O Libro 6 (Romance Gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora