40 Suplícame🔥💖

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Martin se detuvo en la puerta del hotel y vio cómo Damián ingresaba. Había salido de la fiesta de inmediato, buscando la dirección que el médico había tomado. Afirmó su cabeza en el asiento y miró la mochila que llevaba a su lado.

—Ve por él, y no te detengas hasta que sea tuyo de nuevo.

—¿Y si no quiere?

—Oblígalo.

Chris era un loco desquiciado. No obstante, el hecho de que siempre había conquistado lo que se proponía le mostró a Martin que tal vez no era una mala idea intentarlo.

Esperó dos horas a que el movimiento en el lugar fuera casi nulo. Luego agarró la mochila y se la colgó en el hombro. Ingresar al hotel era fácil, pues todo el mundo sabía quién era. Ahora debía escabullirse hacia la habitación de Damián y amarrarlo hasta que le suplicara ser suyo.

Era un buen plan, ¿cierto? A Chris le había funcionado, ¿por qué no le serviría a él?

Se movió por los jardines, trepándose al balcón para entrar por el ventanal. Las luces de afuera eran muy bajas y daban claridad escasa a las habitaciones.

—Habitación 304.

Tenía que contar bien, no fuera que terminara en el cuarto de otra persona y lo apresaran por invadir la privacidad o intentar algo peor.

Contó las ventanas una y otra vez.

«Es la quinta ventana. Vamos, campeón. Buena suerte».

Y allí estaba, ingresando por el ventanal. El viento movía las cortinas de seda. Más allá estaba la enorme cama con dosel y barrotes en la que Damián retozaba bocabajo.

Se afirmó en el umbral del ventanal y lo observó. El slip blanco que se pegaba a esas nalgas impresionantes, las piernas largas y tonificadas, y esa espalda... Dios, le chuparía cada lunar que tenía en ella. Dejó la mochila en el piso en silencio. Un suave ronquido le reveló que el médico dormía. Se acercó a la cama y de un movimiento rápido intentó esposarlo, pero Ignacio había tenido razón: el doctor Blake no era él, por lo que apenas sintió la cercanía y el peligro se dio media vuelta y en un segundo tumbó a Martin en el piso. La cabeza se golpeó tan fuerte que el sudafricano quedó mareado.

—¿Martin? —inquirió con la respiración entrecortada. Temblaba por el susto. Cuando vio el par de esposas, entendió todo—. ¿Qué mierda pretendías? ¿Amarrarme dormido?

Completamente inmovilizado en el piso, Martin se sintió un poco más desvalido y humillado de lo que ya estaba.

—Perdóname.

—Ya deja de disculparte y compórtate como un hombre, maldita sea. ¿Qué clase de ser humano actúa así? —Lo soltó, permitiéndole ponerse de pie—. Fuera de mi cuarto.

OASIS S.B.O Libro 6 (Romance Gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora