La Extrañeza De Tus Ojos

Adios Orgullo

La habia conocido cuando tenia 8 años, la volvio a encontrar a los 13 y tan pronto se acerco a ella la aparto por su maldito carácter, no por nada se habia ganado el apodo de "demonio Uchiha" ¿Quien diria que un demonio podia lucir tan bien? Ahora tenia 17 años, pronto terminaria la secundaria y ya habia recibido varias propuestas para ingresar a las mejores universidades de su país.

Su familia por otro lado, sus padres aún permanecian viajando constantemente, pero eso ya hace mucho tiempo dejo de importarle, por otro lado estaba su querido hermano mayor, que habia perdido la vista debido al accidente, los medicos dijeron que seria posiblemente temporal, pero ya 4 años y aún no la recuperaba.

— ¡Hinata-chan! - el grito eufórico de su amigo el rubio ya se había vuelto algo común para él, aunque aún no le gustaba la forma tan amistosa en la que el y la Hyūga caminaban.

Si, bien era cierto que después de haberla tratado de esa manera en el campo deportivo habia intentado volver a acercarse a ella, no lo habia conseguido, la chica de ojos perla escapaba de él, eso pego en su orgullo ¿quien pensaria que una chica desearia estar lo alejada de el?

Hinata Hyūga se había convertido en una hermosa jovencita, aun teniendo 16 años robaba la mirada de todos los que pasaban cerca suyo, incluyendo miradas pervertidas por parte de viejos verdes.

La heredera del clan Hyūga era dueña de una extraordinaria belleza, su uniforme escolar lucia tan bien en sus grandes curvas y cintura pequeña, tenia largas y contorneadas piernas, su cabello negroazulado era largo casi llegando a su trasero, de piel blanca y lechosa, con labios color rosa cereza y sus hermosos ojos color luna con destellos purpura irradiaban inocencia y pureza, aun sin necesidad de maquillaje ella se veia radiante dia a dia.

El azabache solo habia multiplicado su sensualidad, nunca nadie negaria que habia sido un chico apuesto aún de niño, y ahora de joven parecia uno de esos principes que imaginas cuando escuchas cuentos de hadas solo que este no es un principe, no señor, Sasuke Uchiha era el demonio que no quieres ver en tus pesadillas.

— ¡Sasuke-kun! - ese grito ya era una costumbre para sus timpanos.

La pelirosa no había hecho otra cosa más que aumentar su "amor" por el en todos esos años, claro que era una hermosa joven, su cabello rosa antes largo ahora le quedaba un poco arriba de los hombros, muchos creían que lo habia hecho para parecerse a la Hyūga de pequeña, pero ahora los papeles estaban invertidos.

— Naruto-kun - musito la voz más suave que el hasta el día de hoy había escuchado, y si, la inocencia de la peliazul se habia mantenido pese a los años.

Ese era el diario panorama que veias en el Konoha School, casi nada habia cambiado, y eso incluia los sentimientos de muchos ahí, a excepción de unos.

Muchos años se debatio a si mismo si pedirle o no disculpas a la de cabello azulino, su orgullo estaba en juego, y tal como su padre decia "los Uchihas nunca se disculpan" el empezó a creerselo, pero últimamente al verla esa idea iba desapareciendo.

La veía a lo lejos, riendo con sus nuevos amigos, con el tiempo el Uchiha era alguien invisible a los ojos de la Hyūga.

Pronto seria el turno de la inocente Hinata, la clase de deportes se habia vuelto una de sus favoritas, verla siempre cayendo le resultaba divertido.

— Señorita Hyūga - Gai sensei volvia a llamarla para verificar si aún estaba consciente - No lo puedo creer...

En cada clase deporte ella terminaba lesionada, pero el dia de hoy habia caido de la cuerda de escalar y parecia que no volveria en sí en mucho tiempo, y para aumentar la desgracia, habia caído sobre su primo, Neji Hyūga.