Yo Tengo Tu Amor

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Shikamaru Nara podrá ser muy inteligente.

Neji Hyūga podrá tener el cabello más sedoso del mundo.

Rock Lee podrá ser muy fuerte.

Y Uchiha Sasuke podrá ser mejor que el en casi todo.

Pero el, Naruto Namikaze, tenía el amor de la bella ojiperla.

Y eso, eso era tenerlo todo, pues, pese a que el no la amara, lo hacía sentir mejor al saber que tenía algo que su eterno rival quería, a alguien tan perfecta como lo era ella.

— Naruto-kun ¿estas bien? - preguntó.

Por un momento volvió a la realidad, esa realidad en donde había invitado a Hinata a almorzar.

Cuando vio cómo Sasuke no dejaba de perseguirá con su mirada carbón, sintió satisfacción, pues el muchos años había pasado observando como su eterno amor perseguia a ese demonio y ahora, por fin, los papeles cambiaron.

— C-claro Hina-chan - respondió mientras sacaba el almuerzo - Espero que te gusten ¡dattebayo!

Dos tazones de la edición especial de ramen instantáneo, que mejor almuerzo que ese.

Muchas veces tenia que escuchar como lo llamaban idiota, tonto, inútil incluso cochino, pero, cuando estaba a lado de la Hyūga, nadie se atrevía a decir algo ¿quizás por el respeto que esta se había ganado? ¿Por ser la más amable de todo el colegio? Quien sabe, pero le agradaba estar así, ella lo hacía sentir bien.

— Naruto-kun ti-tienes un po-poco aquí - señaló la mejilla izquierda.

Avergonzado se limpio regalándole una de esas sonrisas que habían logrado conquistar a la Hyūga.

— Tu también tienes un poco aquí ¡dattebayo! - con un poco de salsa ensucio la mejilla de su acompañante.

La ojiperla se sonrojo cuando esté tocó ligeramente su piel, riendo levemente.

Desde una distancia considerable su grupo de amigos los observaban.

— Ese idiota si lo consiguió - observó el Nara mientras inflaba su goma de mascar.

— Yo no estaría tan despreocupado Shikamaru - dijo el chico con gafas oscuras - Nadie duda que Hinata sea una excelente chica, pero...

— ¡Pero no permitire que Hinata-sama este con ese cabeza hueca! - sentenció el otro Hyūga con una vena apunto de reventar.

— Estoy de acuerdo con Neji - añadió el chico perro, Kiba.

— Dejen que Hinata-chan sea feliz muchachos - apaciguo Chōji llevando un manojo de papas fritas a su boca - Se ven bien juntos.

— El gordo tiene razón - apoyo  despreocupado Suigetsu.

Quizás hubiera sido bueno que alguien le explicara las palabras prohibidas al nuevo integrante del equipo de fútbol.

Demasiado tarde.

Una pelea se armo en el comedor, con un Shikamaru con un sombrero de pure de arroz, un Kiba en el piso por haber resbalando en jugo, un Neji con el cabello teñido de rosa a causa de las remolachas y claro un Suigetsu siendo, literalmente, aplastado.

Distante a todo ese alboroto, Sasuke observaba, diciendose a sí mismo que sólo lo hacía para que el "usuratonkachi" de Naruto, le alegre el día con una de sus torpezas.

No.

No era por esa chica rara de ojos perla que lo tenía confundido, es decir, esos ojos eran particularmente extraños, no era que le gustara o algo por estilo.

La Extrañeza De Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora