La prueba

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Mientras, en el gimnasio de un instituto cercano que funcionaba como resguardo estaba mi familia junto con otras familias a la espera de nuevas órdenes de las autoridades para poder salir sin que hubiera riesgos de derrumbes u otros terremotos. Ellos serían más vulnerables fuera de allí y necesitaban quedarse. Además, nos echó el ojo aquel contrabandista y sería ponerlos en peligro, así que decidí que se quedaran allí hasta que nos fuéramos en la nave finalmente. Yo podría sobrevivir en el laboratorio mientras con los científicos aunque no sabía hasta cuanto tiempo.

La puerta fue aporreada una y otra vez. Según el transmisor, uno de ellos se encontraba justo en la entrada del laboratorio gracias a que Amelia podía localizarlos por geolocalización. Última tecnología, por cierto. El profesor se había marchado a comprar repuestos para la maldita nave y nosotros estábamos metidos en el ajo y perdidos. Robert cogió una pistola grande y muy extraña que había amontonada en una montaña de cachivaches del laboratorio y me la ofreció para atacar a ese tipo extraño.

—Toma, Dánae, es un rayo paralizador del profesor. Me lo confió como regalo tras ayudarle a otras investigaciones. Cuando abra la puerta dispara hacia él y así le tendremos por fin. Tienes que darle a este gatillo con fuerza ¿De acuerdo?—Me dijo mientras señalaba el gatillo.

—No sé si tendré el pulso de hacerlo pero lo haré lo mejor que pueda—¿Por qué lo tengo que hacer yo?—Dije mirando a ambos lados con desdén.

Amelia se fue hasta la pared final norte del laboratorio con miedo a lo que pudiera pasar.

—¿Preparada?—Dijo Robert mientras volvía a abrir la puerta cerrada con candado—A la de una, a la de dos y a la de ¡TRES!

Cuando abrió la puerta vi al mismo tipo que nos amenazó hace días con querer tener nuestra nave para escapar. En cuanto lo vi, disparé y cerré los ojos por inercia. Mágicamente, acerté a pesar de mi pésima puntería. Por suerte, venía solo así que decidimos encargarnos de él más tarde. Lo encerramos en un cobertizo que había en un piso superior del laboratorio. Tenía la puerta de acero, por lo que no podría escapar. Nos encargamos de que estuviera bien encerrada. Le volví a disparar, una vez dentro de su celda, para que la paralización le durara más tiempo, así podríamos por otra parte, ganar tiempo. Cuando cerré la puerta de acero con un candado, sentí alivio. Miré a Robert y Amelia que me acompañaron a llevarlo al cobertizo. Ellos también me sonrieron y me miraron con alivio. El profesor llegó en ese preciso momento pero decidimos no contarle nada aún de lo que nos sucedió mientras él estaba fuera.

—¡Hola! ¡Ya he vuelto!... ¿Qué estáis tramando por ahí arriba?

—¡NADA!—Respondimos al unísono los tres.

El profesor hizo un llamamiento para todos nosotros. Nos sentamos los tres en unas sillas que cogimos e hizo una presentación a su estilo. Ya ni nos acordábamos de que hoy Amelia tendría que responder a algunas preguntas sobre física para saber si su identidad era real o falsa. Según ella, era amante de la ciencia, mecánica e ingeniera robótica. El profesor empezó a preguntarle algunas cuestiones muy interesantes que ni yo sabía:

1. ¿Cuál es la expresión algebraica de la fuerza gravitacional?

— F= Gm1 m2r2

2. ¿Cuál es la expresión algebraica para obtener el valor de la aceleración G?

— g= G mTRT2

3. ¿A que es igual la constante gravitacional (G)?

— Es igual a 6.67 X 10-11 N m2kg2.

4. ¿Por qué el Sol es tan grande y no hay humanos viviendo allí?

—No es tan grande. Es mucho más pequeño que la mayoría de estrellas que se pueden ver en el cielo. ¿Vivir allí? Imposible. ¡Nos moriríamos de calor!

5. ¿Por qué brilla el Sol?

—El Sol brilla debido a que la enorme presión en su centro hace que los átomos de hidrógeno se transformen en helio. Este proceso se llama fusión nuclear. La fusión ocurre cuando los elementos más livianos son forzados a mantenerse juntos para transformarse en elementos más pesados. Cuando esto pasa, se crea una cantidad enorme de energía.

6. ¿Cómo llegaron las estrellas al cielo?

—Colapsaron bajo su propia gravedad desde las grandes nubes de gas que dejó el Big Bang.

7. ¿Cómo puede ser que el Universo sea infinito?

—El universo puede ser infinito, pero nosotros solamente podemos ver una parte finita del mismo por causa de la velocidad-también finita-de la luz. En otras palabras, únicamente podemos ver aquellas partes cuya luz ha tenido tiempo para alcanzarnos desde el inicio del universo. Es decir, en teoría podemos ver nada más un universo esférico con un radio de aproximadamente 15.000 millones de años luz. Lo que está más lejos aún no nos ha alcanzado.

El profesor no sabía que refutarle al respecto. Se quedó en blanco. ¿Sabía
más ella sobre física y astrología que el propio profesor?

—Hum-Hum (Carraspeó).
Prosigamos con las preguntas, aun así no demuestras nada. A ver cómo sales de esta porque te lo pondré muy difícil.

8. ¿Por qué el cielo es azul?

—La luz que llega del Sol entra en la atmósfera y se dispersa en todas las direcciones. La luz azul tiene una longitud de onda más corta, por lo que se dispersa más que las luces rojas y amarillas, dándonos la impresión de que ocupa todo el cielo.

9. ¿Por qué la Luna no se cae?

—La verdad es que sí se cae hacia la Tierra, por la fuerza de gravedad. Pero lo hace de forma continua, y su velocidad es tan grande que logra seguir la curvatura de la Tierra y por lo tanto nunca se choca con nosotros.

10. ¿Qué ocurrirá el día 30 de este mes?

—Mmm...(Hubo silencio). Según mi tesis, creo que... Habrá tormentas más intensas cuanto más nos acerquemos a esa fecha. Las enfermedades se están propagando pero se propagarán tanto que morirá la mitad de la población el día antes, inclusive los animales. Cuanto más nos acerquemos a ese día las olas de calor serán más intensas porque la capa de ozono, se puede decir que, no existe a estas alturas aunque le quede un 0,001 cm de grosor.

Hubo otro silencio más largo, nos miramos los unos a los otros... Nosotros tres nos quedamos maravillados por los conocimientos que poseía esta chica. Quizá es cierto que no sea humana. El profesor se levantó y dio la mano como bienvenida a Amelia. Se uniría al grupo de científicos para salir con vida de la tierra. Después de la bienvenida, el profesor se puso manos a la obra e hizo un llamamiento para que todos juntos acabásemos de arreglar la nave de una vez por todas, en este caso, el motor. Yo me quedé un poco al margen porque era la única que no era científica en el grupo aunque estuviera aprendiendo en el momento. Hablaban de muchas cosas que no entendía mientras estaban trabajando.

De repente, escuchamos un ruido que provenía de arriba.

13/12/2045

EL SONIDO DEL MAÑANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora