CAPÍTULO 8: "Ella Es Mía"

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Capítulo 8

—Adriel... —rápidamente soltó el carrito y lo abrazó —Pero... ¿Qué haces aquí?.

El rubio solo le dio una sonrisa de boca cerrada, mientras correspondía el abrazo. Detrás de él se asomó una pelirroja. Sí, la misma Camila.

—Oye, yo también estoy aquí.

—¿Camila? —la castaña dejó de abrazar a Adriel y corrió a los brazos de la Camila, quien con cariño la recibió en un cálido abrazo.

—Yo también te extrañé —Dijo Camila soltando una risita.

Camila era uno de esos ángeles que al fallecer suben al cielo, unos cruzan el túnel a la vida eterna y a otros les nacen alas, según que tan importante sea tu labor en el cielo.

Por eso las alas de Angélica eran más grande que las de Adriel y mucho más grandes que las de Camila, pues ella solo era la asistente de Adriel, y Adriel el cuidador  de los humanos entre el bien y el mal.

Pero volviendo al tema: Angélica estaba algo confusa. ¿Por qué estaba el segundo ángel más importante del cielo en la tierra?

—¿Y qué hacen aquí? —La castaña se separó del abrazo y los miró a ambos.

—Vinimos a cumplir una mis..¡Au! —Camila fue callada por un pellizco en su espalda hecho por el chico rubio.

—Sólo vinimos a ver como te iba, Angélica —Dijo Adriel mirando a la pelirroja —¿Verdad, Camila?

—S-si señor.

Camila sonrió levemente, sobando su brazo.

—Pero si eres el guardián de la esfera, lo puedes saber y ver todo cuanto quieras.

Adriel agarra el mentón de Angélica y la hace mirarlo a la profundidad de sus ojos. Su agarre no era tan delicado como el de Demon, pero tenía algo de picardía.

—Si, pero desde la esfera no puedo abrazarte, apretar tus mejillas, hablarte y acariciar tu cabello —Angélica lo miraba sonriendo.

Ángel se le quedó mirando leve y soltó su mentón para después acomodar uno de los mechones del cabello de Angélica detrás de sus orejas.

—Ya, ya entendí —hace una pausa para mirar a su alrededor —Voy a pagar lo que compré. ¿Quieren acompañarme a casa?

Preguntó devolviendo la portada al rubio que tenía enfrente. En ese momento se vio a Demon pasar tras de nuestra protagonista y atraer miradas serias, como la de Adriel.

Dicen que tan solo ver un rostro saca recuerdos de él, a Adriel le sacó la escena de cuando casi besa a la chica, al ángel que él tenía o creía suyo.

Angélica.

—Mejor otro día, ya tenemos que irnos —Dijo el Adriel siguiendo con la mirada a Demon.

—¿Pero ya? —Camila lo miró

—Tú puedes quedarte con Angélica, debo ir a ver algo.

—¡Si! —Camila sonrió y se agarró del brazo de Angélica con una sonrisa enorme —Vamos, nos vemos luego, Adriel.

—Nos vemos luego, hermosa.

Angélica desapareció al doblar en un pasillo. En cambio, Adriel metió las manos a sus bolsillos, eliminando su sonrisa amigable por una más perversa.

Se dio la vuelta y empezó a caminar por donde vio pasar a su contrincante, o al menos así le decía él

Por otro lado, el joven Demon aún no se daba cuenta que lo seguían.

¿Cómo hacerlo? Si traía un par de audífonos puestos que no dejaba escuchar su alrededor. Eran de los inalámbricos y estaban cubiertos por la capucha de su sudadera.

Cantando en lo bajo una canción de Billie Eilish caminaba a su casa. Y aunque muchos no lo oían, su voz era afinada. ¿Y por qué no? Si Kevin se crió en una familia de música, donde su padre era el dueño de una tienda de instrumentos musicales y su madre una de las cantantes más famosas en esos tiempos.

No hablemos de la hermanita que quería ser boxeadora solo para golpear a la gente que se burlaba de Kevin solo porque sabía cantar bonito.

Maybe won't you take it back
Say you were tryna make me laugh
And nothing has to change today
You didn't mean to say "I love you"
I love you and I don't want to
Oh-oh-oh

Up all night on another red eye
I wish we never learned to fly
I-I-I
Maybe we should just try
To tell ourselves a good lie
I didn't mean to make you cry
I-I-I

Adriel, quien lo venía siguiendo desde atrás, empujó a Kevin tirándolo en el suelo de un callejón.

—¿¡Quién carajo te crees, imbécil!? —Demon gritó furioso, levantándose y empujándolo.

—Eso mismo venía a preguntarte —Adriel agarró a Kevin del cuello de su playera y lo pegó en una pared.

Él intentaba zafarse pero no podía. Adriel tenía una fuerza descontrolada que lo favorecía en algunos casos y en otros era su perdición.

—Escucha, inútil... —El rubio habló con un tono amenazante. —No te le acerques, no le hables, no la mires, ignora su existencia.

—¿De quién mierda hablas? —respondió con dificultad mientras su cara se empezó a poner en un tono rojizo por la falta de oxígeno.

—No te hagas el tonto —hizo una pausa —Sabes bien que habló de Angélica —Adriel lo tiró al suelo haciendo que Kevin se cortara el brazo con un pedazo de vidrio.

—¿O qué? —El azabache soltó una risita mientras se levantaba, aguantando su brazo que sangraba y haciendo que gotas de sangre cayeran desde su dedo índice hasta el suelo.

—Tu vida será un infierno.

—No le tengo miedo al infierno, ya lo viví y mira, sigo de pie —Kevin dio pasos parándose frente a frente de Adriel —Cuidado tú conmigo.

—En verdad tenes agallas —Ambos chicos se miran de una forma no muy agradable —Solo te lo advierto. Será la última advertencia. Aléjate, ella es sólo mía y no la dejaré caer en manos de ningún imbécil que ni a su familia pudo proteger.

Diciendo estas palabras aquel ángel se marchó, dejando a Demon con los puños apretados y ya un pequeño charco de sangre en el suelo.

Pero hubo un destello en sus ojos, no sé si era enfado, tristeza o tal vez algo de picardía.

—Tonto —Agarró su mochila del suelo y se puso sus audífonos nuevamente —Eso es solo si yo quiero...

Diciendo estas palabras Kevin se fue a un hospital a que le curaran la herida para luego, irse a su casa.

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CAPÍTULO CON EDICIÓN CONCLUIDA

COMO CAÍDA DEL CIELO (CCDC) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora