Capítulo 18:
El Sol ya salía en el plano divino, alumbrando todo a su paso y un poco más. El vestido blanco y sedoso de Angélica se arrastraba por las nubes viendo como todos caminaban hacia la gran plaza griega.
Todos tenían sus alas extendidas al aire, algunas eran enormes y otras más pequeñas. Personas de la pasarela miraban a los Ángeles en su desfile a la luz y a otros que bajaban la escalera al infierno.
Cupido se acercó sobre su nube rosa hasta caminar a un lado de la castaña que todos conocemos.
-Tiempo sin verte -dijo el de rizos abundantes.
-La verdad es que sí -respondió Angélica y lo miró caminando-. ¿Sabes para qué nos llamaron a todos?
-No, la verdad; pero lo que sé es que el señor quiere hablar especialmente contigo.
-¿Conmigo? -Angélica arrugó sus cejas de forma desconfiada y el ángel color rosa asintió.
-Sí, al menos eso fue lo que me dijo.
Cupido se adelantó volando sobre su nube más rápido hacia la plaza, dejando a Angélica confusa. ¿Por qué querría el señor hablar solo con ella? ¿Acaso habría hecho algo mal?
Todos llegaron al lugar, aglomerándose en cantidad de ángeles incontables.
A los lejos, Angélica volvió a ver Cupido con sus flechas, su arco y sus hermosas y enormes alas de color rosa, el cual se encontraba a un lado de un hombre que no tenía alas pero para los dos planos era el esencial.
Para que me entiendan más le diremos : El señor.
-Los he traído aquí, interrumpiendo sus misiones porque ha pasado algo muy grave. -El señor los miraba a todos.
Adriel, quien estaba parado a un lado de Camila, miraba con aburrimiento las palabras de quien hablaba.
-Hay un impostor. Alguien que se está haciendo pasar por un ángel y merodeando por aquí. Aún nadie ha podido descifrar quién es.
Todos empezaron a hablar entre ellos, susurrando cosas. El cielo estaba en confusión y, ante el hecho de haber un traidor, todos tenían miedo de que les pasara algo.
-Por eso, si ven algo extraño, deben avisar antes de que sea demasiado tarde para uno de nosotros.
Angélica levantó la mano y el señor la miró.
-¿Angélica, sabes algo? -pregunto mirándola.
-No, solo tengo una pregunta: ¿Usted dice que nos puede hacer daño específicamente a alguno de nosotros?
-No exactamente, pero tenemos esa alerta por si acaso. ¿Alguna otra pregunta? -Todos guardaron silencio-. Entonces ya hemos terminado la reunión de hoy, prosigan con sus misiones y sigan haciéndolo todo como deben. -Con estas palabras, los Ángeles empezaron a retirarse-. Menos tú, Angélica. Necesito hablar contigo. -La castaña se detuvo y volvió a dar media vuelta quedado al frente de este.
-Sí señor. -Ella se quedó ahí parada hasta que la multitud de ángeles desapareció de la plaza.
Nuestro cupido se acercó a aquel hombre parándose a su lado, quien miró a la castaña de arriba hacia abajo.
-Mi Angelica. -Acarició el cabello de esta manera como lo haría un padre-. Mi pequeña Angélica.
-Señor, me está preocupando mucho. ¿Pasa algo? -Preguntó confusa y este movió sus cabeza en modo de un "si".
-He notado aproximación entre tú y Kevin.
-Sí, señor. Ya estoy empezando a ganarmelo.
-Sí, pero no solo como una amiga -El la miró a los ojos-, también como mujer.
Los ojos de Angélica casi se salen de sus órbitas cuando aquel hombre le dijo eso.
-Linda, sabes que no te puedes enamorar de un humano -dijo el hombre de antes y alejó a Cupido.
-Sí, eso lo sé, pero entonces no entiendo por qué tanta preocupación.
-Porque Kevin sí puede y se está enamorado como un loco de ti.
La imagen del casi beso vino a su mente e hizo que las mejillas de Angelica quedaran completamente rosadas.
-En nuestros nombres pedimos una disculpa, y te pedimos que no te vayas a enamorar. Si lo haces tendrás grandes problemas, vas a conocer lo que es el dolor, el miedo y la tristeza verdadera. -El hombre acarició la mejilla de aquella ángel y luego volvió a hablar-. Yo no quiero que le pase nada a mi ángel de la guarda...
-Sí, señor.
Unas horas después...
Angélica salía de su habitación con el cabello mojado, secándolo con una toalla.
-¿Ángel, qué hago? -Miró a su hermano y este que estaba sentado en el sofá ya muy bien vestido la miró de vuelta.
-No enamorarte de él.
-Eso es algo imposible...
-Ay, hermanita. -Él se levantó y fue con ella, acarició sus mejillas-. Solo guíate por el corazón.
-¿Y defraudar a nuestro señor?
-Vale más la pena, que verte sufrir por algo que mueres de ganas de hacer.
-Tengo miedo.
-Todos tememos miedo.
El besó su cabecita y la escondió en su cuello, abrazándola como solo un hermano podía hacer.
*
La ducha se cerró y Kevin salió del baño envuelto en una toalla. Al pararse frente al espejo peinó su cabello y lo perfumó junto a su cuello y sus muñecas. Tal parecía que se daría un segundo baño.
Se vistió casual como siempre, aunque teníamos que aceptar que más guapo que siempre. Bajó rápido con algunas mantas y las puso en el sofá.
-Todo listo para una noche de películas. -Fueron sus palabras y el timbre sonó.
El joven de cabellos negros casi se tropieza unas tres veces antes de llegar a la puerta y abrirla para encontrarse a la pequeña ángel algo sonrojada al verlo sonreír como tonto.
-¿Puedo pasar? -preguntó Angélica algo nerviosa.
-Claro que sí, bonita. Ven, entra. -Abrió más la puerta y se hizo a un lado para después que ella pasara a cerrar esta.
-Hmmm... ¿Y ese delicioso olor? -La castaña caminó a la cocina y al ver la pizza casi se le sale un poco de saliva-. ¿La hiciste tú?
-Sí y la hice solo, y especialmente para ti.
Ella sonrió y lo miró pensando en lo que antes le había dicho el hermano acerca de lo que sentía por Kevin.
«No puedo defraudar a mi señor. Pertenezco al cielo y mi misión es salvarlo del infierno, no quedarme a su lado»
-Gracias...
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CAPÍTULO CON EDICIÓN CONCLUIDA
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COMO CAÍDA DEL CIELO (CCDC) ✅
Romance(Concluida y Editada) Si pudiera describir un ángel en una palabra diría: irritante. Así era como la consideraba en un principio: una chica irritante que no dejaba de perseguirme a donde quiera que fuera, y no sabía cómo se las arreglaba, pero siemp...