11

2.4K 375 48
                                        

A Minho se le ha ocurrido la maravillosa idea de comprar algunas botellas de alcohol para celebrar que el concierto ha ido —casi— perfecto. En realidad, no puedo estar más seguro de que solo quieren aprovechar los dos días libres que tenemos para beber y divertirse.

Lo cierto es que hacemos esto muy pocas veces y siempre con control y moderación, aunque yo siempre me quedo con Jeongin —a quien no le dejan ni oler la bebida— y no bebo más de medio vaso.

Me tumbo en el sofá mientras sonrío al verlos reírse. Algunos ya van un poco pasados, y están cantando como si fueran idiotas. Changbin está rodeando los hombros de Minho mientras grita a Hyunjin para que se calle y deje de gritar. Qué ironía.

Hay tanto jaleo que ni siquiera me planteo irme a dormir, porque no podría.

—Creo que es más divertido verlo que vivirlo —me dice Jeongin y se sienta a los pies del sofá.

—Es posible, pero si pudiera, no elegiría ninguna de las dos opciones.

Jeongin se ríe y coloca su mano en mi estómago.

—¿Estás cansado?

Le miro y veo que bajo esa pregunta se esconde otra algo más profunda.

—Creo que todos nos cansamos un poco alguna vez —le digo—. Son demasiadas emociones y sensaciones que la mayor parte de la gente no llega a vivir nunca. Sí, estoy cansado, pero soy fuerte.

—¿Seguro? Hoy...

—Lo que ha pasado hoy no volverá a pasar. Confía en mí. —Coloco una mano sobre la suya—. Quiero seguir, quiero estar con todos vosotros hasta el final, e incluso después. Da igual cómo de cansado esté si luego llego a casa y estáis vosotros. Puede que lo parezca muchas veces, pero nunca querría dejar de ver escenas como estas o de compartir todo lo que tengo con vosotros.

Jeongin sonríe y, como siempre, consigue que yo también lo haga. Le brillan los ojitos y me entran tantas ganas de abrazarle, así que me incorporo y lo aprieto entre mis brazos.

—¿Crees que si ganamos algún premio volverán a hacer esto?

—Estoy casi del todo seguro de que sí.

—Bueno, al menos parecen felices.

—Todos sabemos que cuando más felices son estos idiotas es cuando hacen idioteces.

Jeongin asiente y seguimos mirando a los chicos hasta que me entra sueño y decido irme a la cama. Antes de dormir me escondo debajo de las mantas con la linterna del teléfono y escribo en mi diario todo lo que ha pasado durante el día, que no es poco.

Estoy acabando cuando alguien estira de las mantas. Me sobresalto tanto que estoy a punto de darle una patada a Changbin.

—¿¡Qué haces!? —exclamó y me llevo la mano al pecho.

Se suponía que todos estaban en el salón jugando a juegos y riéndose, así que yo podía estar tranquilo el resto del tiempo.

—¿Sigues escribiendo en esa cosa?

—Sí.

—Bueno, al menos ya no se te olvida por ahí.

—Ajá.

Changbin tiene una sonrisa un poco tonta en la cara, pero ha dejado de hacerme gracia.

—¿Por qué no te vas con los demás?

—¿Puedo tumbarme contigo?

—No.

No me hace caso y se mete en mi cama, abrazándose a mi cuerpo y cerrando los ojos.

—Hyung, márchate.

Niega con la cabeza y busca mi mano. Cuando la encuentra se la lleva a la cara y la mueve, haciéndome saber lo que quiere.

—Hyung... —digo, pero me ignora, así que termino por mover los dedos por su rostro—. No te duermas aquí.

Y dicho esto, la respiración de Changbin empieza a relajarse y pronto parece sumido en sus sueños.

—Mañana te despertarás gritándome —añado, sin ninguna esperanza de que me escuche, y sigo acariciando su piel con suavidad—, y será tu culpa por no hacerme caso.

Hearts never lie [Seungbin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora