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En definitiva la manada tuvo que soportar aquellos seis días de Golden irritado e insoportable como el Alfa adolescente que aún era, pero en celo. Y claro, Ann y Bonnie fueron razonables en ese entonces; Cada que aquel rubio por puro instinto sexual se le arrimaba al pobre e incomodado Omega, es decir Freddy, esos Betas le apartaban con una que otra vena hinchada en la frente de la inmensa paciencia que le tenían y rápidamente se agotaba.
Después de todo, Ann y Bonnie sentían esa constante responsabilidad por Freddy. Tenían que protegerlo, cuidar al único Omega de su manada, a pesar si la amenaza...venía de la manada mismo. Qué dilema más estúpido.

Y en menos de lo que canta un gallo, el mes de Agosto había llegado a su fin. El año escolar seguía en rumbo, Fox se metía en otra pelea y era mandado a dirección, Bonnie siendo envidiado por tener la puntuación más alta en química, lo normal, lo habitual. Todo parecía ir sobre ruedas.

Y hoy no sería la excepción según nuestro muchacho de piel color miel y mirada azulada. Beep, beep, beep. Siete de la mañana. ¿Creían acaso que un Omega era bonito todos los minutos de su vida? Freddy infringía esas reglas.

"Uuughh, cabrón..."

Presionó el botón de apagar de su dispositivo. Luego, pegó uno de esos estirones mañaneros que te sacan un gritito perezoso, para empezar el día. Sus ojeras predominaban, esos cabellos chocolate parecían una jungla alborotada y algunos mechones se adherían a su rostro, ¡hasta en el antebrazo tenía marcas de los dobleces de las sábanas! Como todas las mañanas, su naricita sorbía. Luego se restregó los ojos tanto que hasta vio unas cuantas estrellas, y bostezó bien grande.

"¡No quiero ir!" Refunfuñó el chico al ver a su madre por el pasillo.

"Oh, tienes que ir, niño majadero. ¡No te voy a consentir más!" Contestó con certeza Helen, su madre. "¡Ya he justificado en dirección muchas faltas tuyas al colegio y- !"

"Mamá, señora Helen."

La nombrada alzó una ceja, cruzando los brazos y dispuesta a escuchar el teatro dramático de su hijo. Ahí iba Freddy, hablando como profesional en marketing solo para salirse con la suya. "Usted sabe que los Omegas tenemos el cuerpo ligeramente más débil y frágil." Conforme hablaba, Helen más arrugaba su amargado rostro. "El día de hoy, desafortunadamente, me he levantado con un malestar en el cuerpo... ¡así que déjame faltar y te garantizo toda la casa lim- !"

Suficiente para la Omega adulta, quien se sacó la chancla del pie y con ella amenazó a su hijo.

"¡Que tú tengas un cuerpo flojo por no ejercitarte y cuidarlo bien no incluye a todos los Omegas existentes, señor Fazbear!" Reclamaba agitando la zapatilla en mano por casi cada palabra que pronunciaba. "¡Yo a tu edad ya tenía dos trabajos! ¡y contal de llegar al colegio me levantaba a las cuatro de la mañana!"

Y eso fue suficiente para el Omega adolescente, que en un bufido de hartazgo empezaba a recordar la misma «trágica» historia que su madre le contaba. Freddy rodó los ojos, y Helen se enojó.

"Uy, uy, me cambias esa pinche actitud ahora...¡o te juro que te doy un chanclazo! Te lo doy sin piedad, ¡¿me oíste?!"

El ojiazul dio un saltito asustado, hasta empezó a sudar frío al escuchar tal amenaza de muerte y solo negó repetidas veces, anunciando que obedecería antes que ser vencido por aquel temible artefacto del pie.

La mujer suspiró con una leve sonrisa adornándole, y justo cuando el contrario cerraba la puerta ella intervino. "Cariño, es septiembre." Susurró afligida. Freddy le miró a los ojos confundido sin nada qué decir, así que la señora continuó: "Tienes que tomar un supresor."

Sí, el celo de Freddy era en septiembre, pero no parecía importarle mucho al mismo.

"Estoy bien, ¿sí? Ni siquiera estoy en pre-celo." Suspiró.

Three Alpha Issues. [#Omegaverse #Lgbt]Where stories live. Discover now