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Los lunes deberían de ser días opcionales. Los seres humanos podríamos asimilarlo a una piedra en el zapato. Como una espina clavada en el dedo que simplemente se debería evitar. Y pues hoy era uno de esos días. A juzgar por las muecas de somnolencia de todos los alumnos que en esos momentos deambulaban como zombies por los pasillos del colegio a tempranas horas del día, sería un sueño hecho realidad y un favor para todo el mundo si tan solo el Lunes fuera igual de ilegal que las drogas. Sin embargo, Freddy era el único de esos estudiantes raros que no deseaba lo mismo. Bueno, al menos no esa semana.

El olor a humedad que desprendía la mañana entraba por cada uno de sus poros a la vez que una brisa seca y helada recorría por los pasillos. Hasta un ligero escalofrío le había causado tal ambiente poco amigable. Sin embargo, toda esa sensación había abandonado su cuerpo por completo cuando vio a Fred saludarle desde lejos. Una sonrisa de incertidumbre había esbozado Freddy al ver como su amigo se le acercaba un poco desesperado, como ansioso... o emocionado. Era difícil deducirlo a tantos metros de distancia, aunque estos se iban achicando gradualmente.
Y justo en esos momentos de la mañana el castaño se dio cuenta lo valioso que aquel día había sido para él. Si no hubiera decidido despegarse de las sábanas no se hubiera encontrado a Fred corriendo hacia él con una de esas sonrisas que no son muy usuales en él, dándole las gracias por su ayuda, y por haberle convencido de hablar con su padre.

 Si no hubiera decidido despegarse de las sábanas no se hubiera encontrado a Fred corriendo hacia él con una de esas sonrisas que no son muy usuales en él, dándole las gracias por su ayuda, y por haberle convencido de hablar con su padre

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No habría sido envuelto en un abrazo, en una mirada y en palabras escuetas que desde el fondo del alma de su amigo salieron sinceras.

Fred le contaba cómo había arreglado las cosas con su padre, y que si no le daba un mínimo «gracias» ese día, él se hubiera auto titulado como un Alfa patán, egocéntrico, ingrato merecedor de una patada en la entrepierna. El castaño de mientras le miraba con suma atención y bastante gracia, no era como si fuera la primera vez que Fred dramatizaba sus palabras como actor en obra teatral. A pesar de eso, Freddy muy bien entendía la posición del muchacho, así que solo le respondió con una risa suave y delicada.

"En serio me alivia saber que estén resolviendo las cosas... pero no me des todo el crédito a mí, ¿sí?"

Fue casi inmediata la reacción reacia del pelinegro. Era bastante obvio que no iba a estar de acuerdo con aquel comentario, pues en seguida le llevó la contraria. Honestamente a Fred jamás le resultaba tedioso el tener que insistirle halagos o cumplidos cuantas veces sean necesarias, y eso a decir verdad era un acontecimiento extraño viniendo de alguien vanidoso que solo le gustaba ser idolatrado la mayoría del tiempo. Y es que simplemente sabía que la modestidad del castaño llegaba a ser tan grande que incluso si sus compañeros no colaboraran en un trabajo grupal y le dejaran a que solo él haga todo, Freddy le entregaría la actividad terminada al profesor y le dijera que «todo fue gracias al trabajo en equipo». A pesar de que a muchos les parecería molesto esta específica actitud humilde, a Fred le resultaba bonita, pero si lo pensaba mejor... tal vez no le parecía bonita en general, sino solo específicamente en Freddy.

Three Alpha Issues. [#Omegaverse #Lgbt]Where stories live. Discover now