Sexualmente Activo

Un recuerdo más que maravilloso

Bendita Juliana, no tenía idea de que podría topar con ella de nuevo pues después de un tiempo simplemente nos alejamos a tal grado de ser conocidos y no hablábamos desde hace ya un mes, lo que significaba bastante tiempo en verdad, pase por varias mujeres en ese transcurso pero siempre volvía a mi mente un recuerdo de ella.
Así estuviera en un fiesta, con alguna acompañante o simplemente sentado en mi patio haciendo lo de costumbre.

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Mientras bailaba con Juli todo a mi alrededor dejaba de importar, en verdad estaba disfrutando aquel momento de reencuentro, para mí era un trance dónde lo único que era relevante era ella y yo.
Entre sonrisa y sonrisa era inevitable que se nos fuera un beso, iríamos acercándonos hasta el punto de sentir la respiración del otro, percibiendo la agitación que teníamos, de las ganas de estar juntos nuevamente y desatar una guerra entre la cama, ella y yo, llena de tentación y lujuria inigualable, la tensión era clara para los dos, al igual que el resto de sentimientos.
Bailamos durante el resto de la noche, quizá unas cuatro horas donde mi única pareja era Juliana, besos y más besos, contábamos los minutos para salir de ahí y ir a su casa a embriagarnos de amor y deseo.
A las 3:30 AM ya estábamos en un carro en camino hacia la casa de Juliana, yo iba como niño pequeño abrazado a ella, tampoco tenía mucha opción pues estábamos con algunos tragos encima, una vez llegamos a su casa subimos a su cuarto y pusimos música, comenzamos a tomarnos lo que quedaba de una botella de ron y a desvestirnos lentamente al ritmo de las canciones, entre risa y risa, entre beso y beso, entonces recordé que tenía una sorpresa en mi billetera, una sorpresa de esas que se prenden y te hace reír como nene pequeño
Ella me dijo que si lo podría prender, lo tomo y le dió un par de toques para luego pasármelo a mi y atorarse al soltar el humo, yo como muchacho santo y devoto al señor  le di un par de toques y al soltar el humo haría un aro con este, lo que resultaría en risas y carcajadas, llegó el momento de avanzar hacia lo inevitable, entonces con tragos encima, llevados y llenos de ganas por el otro comenzaríamos a hacerlo.

Dos horas y media después ya no sentíamos nada, todo tipo de sustancias consumidas aquella noche habían sido desaparecidas por el sudor, entonces nos vestimos medianamente y salimos a el balcón a fumarnos un cigarro junto a un café

Sin duda alguna una buena noche y un muy buen reencuentro.