Se encontraba sentado perezosamente en su silla con los ojos fijos en el reloj que colgaba sobre la puerta trasera de la clase, situada a pocos metros de él. Fingía escuchar las palabras del profesor que daba las clases a pleno pulmón para poder escucharse sobre los murmullos de sus alumnos cuando el reloj dio la hora que tanto deseaba, la hora del descanso y la comida.
Buscó en su mochila el Bento de la comida que preparó su madre y salió de clase, haciendo escaso caso a los llamados de las chicas de su aula que lo llamaban para invitarlo a comer con ellas, no estaba de humor aquel día para sostener una sonrisa frente a las víboras de las animadoras.
Aquella mañana durante el entrenamiento, el entrenador no solo le había regañado por unas cuantas faltas sin importancia cometidas contra sus compañeras, también lo había mandado al banquillo, mientras el idiota de Kai se regocijaba en su desgracia sin perder la oportunidad de lucirse ante las chicas, que por supuesto, caían como moscas atraídas por la luz.
Recorrió el pasillo, el cual comenzaba a llenarse del resto de alumnos saliendo de sus aulas cuchicheando, riéndose y observando a los demás de cursos superiores o inferiores. Sabía que en poco tiempo el pasillo estaría infestado de estudiantes caminando al comedor como un ejército desfilando por lo que tenía que darse prisa en huir de la multitud.
Torció la esquina y buscó las escaleras hacia la azotea. Gracias a una conserje algo débil ante los encantos masculinos entre palabras hermosas sobre su belleza, casi todos los jugadores del equipo tenían una copia de la llave de la azotea.
Sin que nadie lo viera, metió el objeto metálico en la cerradura y giró sin dejar de pensar en lo fácil que eran las mujeres. Unos segundos después, su rostro estaba siendo acariciado por la brisa primaveral que removía su cabello, consiguiendo que unos pequeños mechones se interpusieran en su visión. Con un suspiro se peinó el pelo con los dedos de forma despreocupada, mandado parte de la melena de delante, hacia atrás.
—Kai... Kai...— escuchó.
Inmediatamente se agachó como si acabara de escuchar una gran explosión cercana y tuviera que poner su vida a salvo. Esperó unos segundos antes de volver a escuchar el mismo sonido otra vez, confirmando sus sospecha, que no era parte de su imaginación.
El ruido provenía de una pequeña caseta que había frente a el, donde la conserje guardaba todos sus materiales fuera del alcance de los alumnos.
Avanzó cauteloso hasta llegar a la única y minúscula ventana circular que tenía la caseta, alzó el rostro lentamente para espiar a los que había dentro y lo que vio, entre la poca luz que penetraba por la ventana de aquel minúsculo habitáculo para materiales, le dejó sin palabras.
El capitán del equipo con el torso desnudo cubierta por una ligera capa de sudor, los pantalones le caían por los tobillos dejando una clara y perfecta visión de sus nalgas. Se encontraba medio inclinado sobre el cuerpo de alguien, el cual que no podía ver con claridad porque estaban de espaldas a él. Kai estaba jadeando y su cadera se movía en un vaivén rítmico, clavando su miembro incesantemente en el de enfrente, aferrado a sus caderas para traer el cuerpo de la otra persona durante cada choque.
Exhaló aburrido, no era ningún secreto que Kai se tiraba a cualquiera que anduviera frente a él, aunque lo más seguro es que fuera su nueva novia Irene. Cuando quiso girarse para abandonar la azotea, Kai se inclinó hacia atrás atrayendo el cuerpo de la persona a la que se tiraba a la luz, mientras introducía una mano en su boca para que lamiera sus dedos, entonces la visión cambió por completo haciendo que los ojos de Sehun se abrieran como farolas.
— Dios mío Kyungsoo estás tan apretado... tan húmedo que me la pones aún más dura — gimió dándole grandes estocadas con su miembro —Quiero correrme en ti... quiero llenarte de mí.
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Juguete de dos (SeSoo & KaiLu) Wattys2015
RomanceSeSoo La vida de Kyungsoo se tuerce cuando el subcapitán del equipo de baloncesto, Sehun, lo encuentra follando con el capitán Kai, y no contento con verlos en un momento íntimo, les hace una foto. Desde ese momento, el subcapitán le da a escoger a...