Mi nombre es Jean Paul Reveillere, Cabo Primero del Tercer Pelotón, Escuadrón Praetorian, Compañía Bravo. Actualmente, desertor. El mundo en el que nací es como una pesadilla imposible de soñar, algo que alguien del pasado consideraría fantasía, y alguien del futuro, una condena. Fui parido en un país suramericano conocido como Bolivia, en una pequeña ciudad del sur llamada Tarija, allá por el 2076. Mis padres fueron franceses que llegaron a ese país huyendo de la guerra, la peste y el hambre. Europa había sido arrasada. La Tercera Guerra Mundial estalló a mediados del 2023 a causa de la larga sequía que azotó al Hemisferio Norte desde el 2018, convirtiendo al planeta en una gigantesca caldera.
Todo sucedió como en un juego de dominó, una tragedia tras otra. En 2025, los Estados Unidos habían declarado que estaban en bancarrota: simplemente ya no podían pagar su deuda al Banco Mundial y la Reserva Federal. Todo este problema derivó en una guerra civil entre Republicanos y Demócratas, y tras el fin de la guerra los poderosos Estados Unidos de Norteamérica dejaron de existir y se convirtieron en los Estados Federados de América, conformados por los ex Estados Unidos, México y Canadá. Tal Federación fue solventada por la poderosa economía del Imperio de Israel y la Banca de Sión.
Mientras Norteamérica se hacía pedazos desde su médula, la crisis en Europa disolvió la Comunidad Europea. Nación por nación, todos los países de Europa, presionados por la banca y las deudas, fueron llevados a la bancarrota. En pocos años, el continente entero fue embargado por el Banco Mundial.
Entretanto, China se fortaleció hasta convertirse en una macropotencia económica y, en su búsqueda de mayor poder, el Gobierno Comunista Chino efectuó alianzas con diversas naciones islámicas, socialistas y de izquierda. De esa forma, la crisis política se agravó al punto de dejar al planeta, partido en dos mitades: una Comunista, y la otra, Federalista.
Sin embargo, aquello no fue más que el principio.
El calentamiento global generó desastres incalculables sobre el planeta. Por causa del deshielo polar, el mar creció tanto que cientos de ciudades tuvieron que ser evacuadas. Hasta el 2027, países enteros se perdieron bajo las aguas. Europa y África quedaron anegadas. La cuenca del Nilo se convirtió en un mar interno, dejando a las pirámides de Gizeh como ruinas submarinas. De igual manera, el río Amazonas se transformó en un golfo gigantesco, inundando gran parte de Brasil, Colombia, Venezuela y Perú.
Bolivia, el país donde nací, mediterráneo en un principio, tuvo salida al mar por el altiplano andino; se fundaron los puertos de Potosí y Oruro.
El continente Norteamericano se vio dividido en dos mitades luego que los océanos Pacífico y Atlántico se juntaran en lo que fueron los lagos Superior, Michigan y Hurón; estados como Minnesota, Wisconsin, Illinois, Iowa o Quebec se hundieron por completo. Parte de Oriente medio desapareció ante el inclemente avance del mar. Japón y las Coreas se convirtieron en países submarinos. Y de esa manera la geografía del planeta se transformó en pocos años hasta convertirse en un mundo totalmente distinto.
Luego de las inundaciones vino la sequía. La falta de lluvias mató gran parte de la vida vegetal del planeta y empezó una hambruna de proporciones bíblicas. El hambre azoló África, Europa y Asia. El débil orden geopolítico mundial se terminó de caer y empezaron los éxodos europeos, australianos, africanos y árabes hacia la China y a las naciones sudamericanas y norteamericanas.
Luego vino el último gran deshielo de los polos y, como un milagro imposible de soñar, ocurrió una metamorfosis en la Antártida. En poco más de un año el continente austral se convirtió en un paraíso rico en tierras de cultivo, agua y recursos naturales. Pero el deshielo no solo reveló el Edén antártico, sino que trajo consigo increíbles revelaciones pues también se descongelaron los secretos que el Polo Sur albergaba: grandes pirámides fueron desnudadas, dando nuevo material para los libros de historia que empezaban a reescribirse. Junto con las pirámides de la Antártida también emergieron los habitantes del lago Vostok que, durante decenios, se habían estado escondiendo en el Polo Sur. Volvieron de sus cenizas, lacónicos, callados, con una tecnología increíblemente avanzada y un hermetismo a prueba de armas nucleares.
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Praetorian - Días Sin Luz
Science-FictionJeremy Fletcher es un Cadete de la Academia Espacial Vega quien es asignado en el año 2134 al célebre acorazado Anomalocaris y enviado a una misión de reconocimiento a un lejano sistema estelar, colonizado por los humanos. Durante el viaje recibe de...