...A la madrugada salí al patio, fui al jardín con la Luna vigilando mis pasos. Me acerqué a los rosales y apreté con mis manos el tallo más grueso y espinoso del rosal, hasta sacarme sangre. Sin poder contener mi ira, golpeé unos ladrillos, que sobraron de una antigua construcción, hasta romperlos. Mis puños sangraban mucho. Miré a la luna, mientras juraba hacerme fuerte para proteger a Diana, lo juré por mi sangre derramada en aquel momento, por la que Diana derramó...
"Desesperación", El Arco de Artemisa
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El primer día fue un verdadero descanso para mí. Luego de años podía estar sin temor a los bombardeos y logré avanzar bastante en mi lectura. Cada página significaba un nuevo aprendizaje, poco a poco entendía más a Kat. La segunda noche no dormí, mi preocupación estaba en mi falta de dinero, ya casi se habían acabado mis medicinas y debía comprar más para el viaje. Ayudé a mi amigo a reparar unos motores, trabajo por el cual me dio una comisión. La tarde fue tranquila, Carlito y Kat jugaban en el taller, y Cisco y yo trabajábamos.
Poco antes del atardecer salí con Kat a la farmacia. Ella lucía feliz, ya no hacía berrinches. Miraba todo con una fascinación profunda, como la que sentiría un campesino al ver una metrópoli por primera vez. A mí también me sorprendía mucho lo que veía. El cielo se veía anormal, un sol brillante rodeado de una masa negra, gratinada con pequeños puntos brillantes. Abajo resplandecía el corazón de la colonia y a nuestro alrededor se hallaba un paisaje urbano totalmente extraterrestre.
Mi prioridad era contactar a Gray ese mismo día para definir el futuro de mi viaje, el Mesiah era una amenaza constante. Estaba urgido de partir a Marte lo antes posible.
Me perdía en mis pensamientos al caminar de regreso al taller. Kat hablaba y hablaba, diciendo tonterías de las que ella misma se reía. Me señalaba todo y se perdía en la contemplación de hasta la cosa más mínima. Su sonrisa era mucho más brillante que el corazón de Sandoria, era más intensa que el Sol. La miraba y mi pecho se rasgaba, sentía algo muy parecido a la felicidad, y me angustiaba. Entonces mi mente me llevó a una meditación angustiosa, empecé a preguntarme qué sentía por Kat realmente y mientras leía su libro entendía que me había enamorado perdidamente de ella; un sentimiento que jamás expresaría. Había llegado a mi vida en un momento de agonía y de repente descubrí que la felicidad de estar con alguien me resultaba tan ajena después de todo.
Ya casi habíamos llegado al taller y era el momento de ir a buscar a Gray. La ansiedad por salir de la Luna empezaba a estrujar mis nervios. Nos detuvimos a la entrada del callejón.
—Ve con Cisco y espérame —le ordené.
—¿A dónde irás?
—A conseguir nuestro transporte a Marte —saqué la Beretta de mi chamarra y se la di—. Si llegara a pasar algo, si alguien intenta pasarse de listo, perfórale el cráneo con esto. Quitas el seguro, apuntas, fijas el blanco y jalas del gatillo —le explicaba mientras le mostraba los dispositivos de la pistola, ella miraba atenta—. Hay más cartuchos en mi bolsa, si necesitaras municiones puedes hallarlas ahí, son los cartuchos negros. Recuerda lo que te enseñé, jalas el percutor de esta forma —manipulaba el arma con lentitud para que Kat me viera—. El cartucho vacío caerá, lo cambias y vuelves a jalar el percutor. ¿Has entendido? —asintió.
—No tardes —se veía asustada.
—Tranquila, todo estará bien —le dije—. Pero si algo sale mal quiero que te quedes con Cisco, ¿entiendes?
—Pero no pasará nada, ¿cierto?
La miré y le hice un cariño en su rostro, asintiendo levemente. Luego tomé rumbo al hangar. Mientras recorría las calles de Sandoria pensaba en el viaje a Marte, en los riesgos de la travesía y en el virus, pero por sobre todas las cosas pensaba en Kat. Ella no tenía idea que su sangre podría tener la vacuna para el Mesiah, estaba convencida que huíamos del virus. Sentí que debía decirle tarde o temprano la razón verdadera de nuestro viaje, pero no quería que la presión de la responsabilidad le cayera encima.
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Praetorian - Días Sin Luz
Science FictionJeremy Fletcher es un Cadete de la Academia Espacial Vega quien es asignado en el año 2134 al célebre acorazado Anomalocaris y enviado a una misión de reconocimiento a un lejano sistema estelar, colonizado por los humanos. Durante el viaje recibe de...