Capitulo 1: La incógnita

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Chat de Juliana

— ¡Otra noche la cual no puedo dormir! -2:18 am, mensaje: visto-

— ¿En que estas pensando, Carlo? 2:19 am

— Sinceramente ni siquiera yo lo se, pero lo que sea no me deja dormir tranquilo -2:19am, mensaje: visto-

— ¿Qué has intentado hacer? -2:19 am-

— ¿Hacer de qué? -2:20 am, mensaje: visto-

— Para dormir tonto, intenta tomar una pastilla para dormir jajaja -2:21 am-

— No creo que tenga resultados pero lo haré, buenas noches -2:21 am, mensaje: visto-

— Descansa, te quiero <3 -2:22 am-

Apaga el teléfono.

No era ninguna novedad para él no poder lograr dormir, la gran mayoría de las veces le daban las 3 de la mañana, le resultaba un martirio tener algo de insomnio y alguna que otra ojera, sin tener ninguna idea de lo que pensaba, se dejaba consumir lentamente por sus demonios internos, aquellos que lo dejaban dubitativo durante horas.

Ya casi olvidándose de lo que le dijo Juliana sobre buscar algo para dormir, este se levanta de su cama y empieza a buscar sus Sonics -nombre que le ponía Carlo a sus sandalias, las cuales se asemejan bastante a las de este icono de los videojuegos- por toda su habitación.

Sin éxito alguno en su búsqueda de las anheladas Sonics, bajó descalzo hasta la cocina -la cual era de concepto abierto y espaciosa, con gabinetes al lado de la nevera la cual era algo grande, con pisos de madera- primero se dirigió hacía uno de los gabinetes para sacar un vaso de vidrio, luego se dirigió a la nevera para sacar la jarra de agua y servirse en el vaso para finalmente ir hacía los gabinete donde su mamá llamada Nicolle Harte guardaba los medicamentos. Registro gabinetes y al parecer, las mágicas pastillas que en teoría, te deben dar sueño, no se encontraban.

Ya sin ningún otro remedió, termina tomándose el vaso de agua que se había servido segundos atrás tranquilamente, hasta que de repente escucha bastante cerca un sonido raro, de esos de los que te erizan la piel y no en el buen sentido, asi que decide observar

-no creo que sea nada malo, capaz y sea el gato—vociferaba en voz baja mientras se alejaba del lavamanos y se acercaba a la ventana.

El pensaba que era algo de menor importancia, que simplemente era un vaso qué se había caído o de los gatos del vecino "peleándose", pero no, era peor. Vio como un hombre de al menos 1,87 de estatura, vestido con una especie de túnica negra con unos espirales de un verde muy opaco y con algo puesto en la cabeza lo cual no pudo ver completamente; arrastraba a ras de hombro a un hombre mucho mas enano que el, con los pelos oxigenados y un gorro estiló Ricardo Arjona en la cabeza y vestido de forma deportiva, el no daba señales de realizar un movimiento -capaz y lo este llevando a su casa- decía en mi mente mientras observaba la escena.

Hasta que de repente vio como el hombre de mayor altura arroja salvajemente al hombre el cual estaba arrastrando contra un posta dé luz, gracias a ésta luz pudo observar que lo que tenia puesto en la cabeza es una "máscara" de burro bastante cutre, con una cicatriz en el ojo derecho y mostraba parte del cráneo en la parte superior derecha, cerca del frontal; este señor le da un potente golpe en la mandíbula del sujeto aparentemente desmayado y lo carga otra vez pero en esta ocasión lo arrastra por su pierna izquierda.

En ese momento Carlo no sabia cómo reaccionar, se quede helado en frente de la ventana, le sudaban las manos, sentía que sudaba frío y un nerviosismo atroz, el sentía que se desconectaba del mundo por unos momentos y no de la forma la cual hubiese pensado; se sentía asustado, asustado de que le pasara algo a él, a sus amigos o a Juliana —la cual considera su crush— de que un día ese señor llegue a su puerta y le quitará la vida. De que ese sujeto sea lo que él estaba pensando qué fuera.

Volviendo a la realidad y con los pelos de punta, Carlo sube hacia a su habitación en la cual cierra con cerrojo y pone un banquillo de madera para más seguridad, se mete rápidamente a su cama y se cubre con todo lo que se encuentra cerca de el, como si ese extraño señor no lo pudiese tocar o ver por estar cubierto de sábanas; apagando las luces y fingiendo que nada paso, mientras se repetía a si mismo "mañana será otro día".

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Amanecer: El asesino del puzzleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora