Capítulo 7: La carta

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Allí estaba, desorientado en frente la gran pantalla del televisión paralizado del miedo como un niño asustado por la oscuridad, me resultaba difícil de creer lo que estaba sucediendo; mi miedo se apodero de mi tal cual esa noche en la que vi al sujeto en la ventana, me empezaban a comer los nervios y me temblaban las manos y mi corazón lo sentía a mil. Sabia que esto iba en serio y que por mí culpa todos ellos están en riesgo.

Se que es un mal momento para arrepentirme de todo pero nadie se arrepiente hasta que no ve la magnitud de lo que ha hecho, ahora tengo un solo objetivo más que claro, rescatar a todos los involucrados —Y si, eso sonó muy película de superhéroes— así me doliese el alma.

-¿Quién eres?- decía una y otra vez mientras caminaba en círculos por toda la sala, pero lo que en verdad me preguntaba en mi mente era "¿Quién soy?, ¿Cuál es mi verdadero ser?".

Tras horas y horas de busqueda no pude encontrar nada sala, no encontré absolutamente nada en la cocina ni tampoco en los baños del primer piso de la casa, busque en el patio y en el garaje para encontrarme solamente con polvo y aceite de nuestra camioneta.
Sin éxito alguno, subí al segundo y último piso para seguir con la busqueda y ver en lo que me estaba metiendo realmente.
Empece a buscar en el cuarto de mis papás y de nuevo no había nada, ni en el closet de ellos ni tampoco en su mesa de noche; solo falta mi cuarto y estoy casi seguro que se donde está la carta. Así que me dirijo a mi habitación y reviso  tanto en mi closet y en mi mesa de noche para encontrarme con el mismo resultado; ya sin otros lugares en lo que buscar decidí levantar el colchón de mi cama para encontrarme con varias... cosas de las que me avergüenzo y la tan buscada carta.

-A ver que dice- Tomaba la carta para abrirla, esperando lo peor.

"Felicidades Carlo, haz encontrado mi cordial invitación a través de tus diferentes objetos, entre ellos unas ropas interior aparentemente de Juliana, sabrá Dios lo que harás con eso;  hablando de ella dime sinceramente, ¿De verdad crees qué ella es la persona qué aparenta ser? Si es así eres más ingenuo de lo que pensé. Aparte de todo esto, la ubicación a la cual tendrás que ir será a la fábrica de caramelos abandonada de la sense 68 street, tienes hasta mañana a las 8 am para ir."

-"¿De verdad crees que ella es la persona qué aparenta ser?"- me sentaba en el borde de la cama - ¿Qué intentas jugar?.

No se como sentirme en este momento, si feliz porque di un paso más a lo que sería recuperar a mis seres querido... y Juliana o avergonzado, avergonzado de utilizar la ropa interior de ella para... mejor ni lo cuento. Me siento sucio de solo pensar en porque lo hice o de la manera en la que pensaba haciendo eso, creo que este soy el verdadero yo, esté es mi verdadero ser. Pero no puedo ponerme así en estos momentos tengo que seguir a pesar dé los palos que me caigan encima, o eso dice mi mamá.

-Creo que puedo dormir un rato antes de partir- bajaba a la cocina para ver la hora- O parece que no.

Me quede algo sorprendido porque eran las 5 am, se muy bien que si me duermo ahora no llegaré a tiempo y no puedo darme el lujo de hacer eso, así que haré lo que mejor se hacer y lo único que se me da bien por desgracia, no dormir. Quién diría que mi insomnio me ayudaría en algo por primera vez, ni yo me o creó.

Ya pasadas 2 horas de puro jugar con la xbox y tomar café —qué me cayeron bastante bien de echó— subo a mi habitación para cambiarme de ropa y colocarme una un poco más cómoda, no pienso ir de pantalón ni portando un Pikachu, si tengo que morir que no sea con eso. Así que me coloco una camiseta cualquiera y unos joggers que tenía guardados en lo más profundo del closet.

Ya listo para salir, recojo un suéter con capucha que tenía tirado en una silla de la cocina, agarro las llaves y los audífonos que estaban en el mueble de la sala para finalmente salir de la casa rumbo a la sense 68 street que queda un poco lejos de aquí yendo a pie, cosa que me tocaba hacer porque a ésta hora no pasan los autobuses y no me da el dinero para pagar un taxi.

-¿Dónde está la suerte cuando la necesito?- pensaba mientras sonreía involuntariamente.

Empece a caminar a dirección al norte, por una larga autopista que utilizo para trotar de vez en cuando la cual llega hasta esa calle o algo así, me pongo los audífonos, colocó Mil demonios de Green A para comenzar a trotar a una velocidad media.
En el camino no dejaba de pensar respecto a quien soy yo en realidad, tenía dudas de mí respecto a mi personalidad y todo por una estúpida carta, ni que entrar a la casa de la chica que me gusta y robar una de sus tantas lencerías estuviese mal... ¿O si está mal?.

En fin, de tanto darle vueltas a ese tema en mi cabeza llegue a mi destino, solo falta subirme al puente peatonal y aprovechar donde se encontraba la fábrica abandonada, antes conocida como Pay to Eat —bien que le quedaba el nombre por cierto— debido a que nunca he ido a ese lugar.
Ya localizado la fábrica, miro el teléfono para ver la hora y me quedan al rededor de 25 minutos, por fin algo me sale bien está semana; ya dejare de perder el tiempo y me dirigiré hacia el lugar.

-Allá voy mamá- decía en un costado de la fábrica, donde encontré un gran agujero donde se suponía que iba la ventana mientras que pensaba "ya sé cómo entrar".

Así que tomo la distancia necesaria para empezar a correr hacia el agujero de la ventana para saltar y subirme poco a poco —no es que fuese habilidoso ni ágil, la ventana con un salto ya llegabas— y para mi sorpresa si pude subirme y entrar, solo falta encontrar la entrada con el supuesto teléfono y esperar lo mejor.
Ese agujero conectaba hacia uno de los tantos baños que debe tener dicha fábrica, los cuales están bastantes deteriorados por sus mas de 10 años de cierre. El único problema es que mi teléfono se me quedo la batería portátil en la mesa y para colmo deje la linterna de mamá, ¿Suerte dónde estás?.

-Si me sale un muerto en este instante no me sorprendería- pensaba mientras salía de los baños y buscaba la entrada principal la cual no creo que esté muy lejos.

Sentía que caminaba en círculos hasta que por fin encontré la luz entre la oscuridad literalmente hablando, la luz de la mañana contrastaba perfectamente con la abandonada fábrica dándole ese ambiente algo lúgubre y valga la redundancia, abandonado. Ésta luz alumbraba hacia la puerta principal y un poco de la entrada, lo suficientemente como para alumbrar lo que puede ser un teléfono fijo dé esos que van en la pared.

Me dirijo a donde esta el teléfono y veo una nota pegada con cinta, creo que es para el numero que comentó el tipo del video y efectivamente, si lo era.

-Que sea lo que Dios quiera- murmuraba mientras marcaba el número telefónico.

Apenas terminé de marcar y de realizar la llamada se empezó a escuchar cortado hasta que por fin se escuchó una voz.

-Buenos Días Carlo, haz llegado justó a tiempo para empezar nuestra querida prueba —se empezaba a cortar la llamada un poco— si quieres recuperarlas tendrás que superar como bien dije antes una prueba o mejor dicho, varias pruebas para llegar hacía tu destino y te advierto algo desde ya, no te esperas lo que te espera. Tu camino apenas comienza.

Este hijo de....

-Tu primera prueba te espera en la oficina que esta subiendo las escaleras, no me importa si fallas o no pero ten en cuenta que te dificultará mucho mas tu búsqueda —Aclaraba con su voz robótica— te recomiendo que cuides bien de tus pruebas y antes dé irme recuerda una cosa, Carlo.

Mantén cerca a tus amigos, pero aún más a tus enemigos. Y yo era tu amigo.

Y así fue, colgó y me dejó con la misma pregunta que tenía desde que ví el video. ¿Quién demonios eres?.

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Amanecer: El asesino del puzzleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora