Amanecer: El asesino del puzzle

Capitulo 10: Se avecina la tormenta

Narra Armando:

-¿Dónde... dónde estoy?

Me desperté moribundo, me duele bastante la cabeza y encima veo algo borroso y oscuro, siento como si estuviese amordazado contra algo y no puedo mover los brazos ni las piernas. Tengo un mal presentimiento de todo esto y el silencio es lo que mas me abruma en este momento.
De repente se empiezan a prender las lámparas de donde me encontraba una por una cada vez con mayor intensidad, cegándome por varios segundos, los suficientes para saber que no me encontraba donde estaba antes.
Con mi poca visión pude ver una televisión de al menos 32 pulgadas, arriba de esta había un reloj electrónico que marcaba cinco minutos en rojo -Creo que para resaltar- y también pude observar que me encontraba amarrado a una especie de cruz o similar, esto no me esta gustando nada.

-¿Si me quieres muerto por qué no me matas?-Gritaba a la nada, teniendo esperanza de que apareciera el enmascarado y me dejara ir-.

De la nada se empieza a escuchar un corto circuito en el televisor por poco tiempo hasta que se enciende por completo, mostrando lo que parece un escritorio para cambiar de toma a una en una habitación lúgubre, con las paredes agrietadas y el techo con agujeros, dejando esta toma por unos minutos para cambiar a la toma final y es la que estaba esperando, la toma en donde aparece el enmascarado que esta vez cubría su cara con una capucha y una mascara de caballo masacrada tanto así que parece como si fuese arrancada de uno de verdad.

-Hola Armando, me alegra que despertaras -Se entrecortaba la transmisión- quisiera felicitarte por dos buenas cosas, la primera es el sorprendente hecho de cambiarte de país después de tu pequeño "altercado" por así decirlo en New Orleans.

¿Cómo es qué él sabe de eso? ¿Quién se lo contó?.

-La segunda y más importante fue la gran dificultad de que estuvieses en el lugar donde te encuentras ahora mismo -Tosía- teníamos en mente hacerte esta prueba desde hace meses, o siendo más específico, desde que empezaste una nueva vida aquí -Cambiaba de toma a una en donde se veía al encapuchado cuerpo completo mientras sostenía una especie de aparato- Armando, si tanto quieres redimirte ante la "justicia" que tanto defiendes tendrás que superar mi prueba.
Tendrás cinco minutos para desatarte de donde te tenemos amordazado con un cuchillo que te dejamos en tu cinturón, suena fácil pero no lo es -Carcajeaba un poco- Cada vez que pase un minuto de tu prueba yo pulsare un botón de este control para que salga un tornillo lentamente por detrás de tus manos, pies, hombros y finalmente por detrás de tu cabeza. Los tornillos saldrán aleatoriamente pero dejando el tornillo que conectará con tu cerebro para el final de la prueba, así tendrás una justa redención; casi se me olvidaba -Le hacían un enfoque a su mascara- Vivir o morir Armando, vivir o morir. Tu prueba comienza... ¡ahora!.

Dicho esto, se apago la pantalla y a su vez el tiempo empezó a correr y mi nerviosismo empezó a actuar, los nudos que amordazan mi manos son demasiado fuerte como para hacer fuerza y liberarme, pero no pierdo nada con intentarlo.

—Yo se que puedo, yo se que puedo -Hacia presión para intentar liberarme tal gorila de su jaula, fallando en el intento- No me daré por vencido.

Seguía y seguía intentando lo mismo pero con el mismo resultado una y otra vez hasta que una idea vino a mi cabeza, algo masoquista pero me podría salvar la vida. Miro al reloj al cual le faltan diez segundos para que pase el primer minuto de esta tortura, espero y si funcione porque si no tendré serios problemas si quiero salir vivo al menos.
Cerré los ojos y solamente espere lo peor, escuche un pitido el cual creo que fue el del reloj marcando que faltan cuatro minutos significando que iba a salir un tornillo, cosa que si fue así, salieron primero los tornillos que conectaban por desgracia con mis hombros, sintiendo como estos dan vueltas lentamente mientras se incrustaban en mi espalda.

Lagrimeaba y sollozaba del dolor mientras maldecía a la aplastante soledad, me quedaban al rededor de treinta segundos para que saliera el siguiente tornillo y yo ya estaba derrumbado moralmente, aunque nunca dejaba de intentar zafarme de alguna manera, hasta el momento no he tenido suerte con mi estrategia y eso me está empezando a asustar.

-Con que esto debió sentir David en su prueba...-Sentía una lágrima rodar por mi mejilla mientras miraba mi mano, la cual esta marcada por la fuerza que he hecho en contra del amarre-.

Miro el reloj para darme la desagradable sorpresa de que ya faltaban cinco segundos para que salga un tornillo, cerré los ojos otra vez para esperar el pitido y simplemente esperar que salgan los tornillos que de verdad quiero que salgan.
Suena el pitido y a diferencia del anterior, este sale un poco mas rápido que el anterior pero causándome un dolor agonizante, hasta el punto de vociferar ayuda aún sabiendo que nadie acudirá a auxiliarme, pero con esta velocidad en la que salió el tornillo fue la adecuada como para romper algunas cuerdas del maldito nudo, me costo mucho pero bueno, para situaciones desesperadas se utilizan medidas desesperadas, ¿verdad?.

-No me vas a parar tan fácil, desquiciado.

Con la poca fuerza de voluntad que me queda hice presión en la cuerda la cual por fin cedió, dejándome la mano izquierda libre para tomar el cuchillo que, con mucha dificultad para cerrar la mano pude agarrarlo y cortar la cuerda de mis pies y de la mano derecha, ya sin ningún soporte del cual sujetarme simplemente caí, caí fuertemente contra el piso pero por dentro estaba alegre de haber superado esta prueba, alegre simplemente de estar vivo.

Aunque la alegría duraría poco ya que el televisor se encendió dejando ver lo que es un cuerpo amarrado a algo, la pobre victima tenia la misma máscara de caballo que él sujeto del video anterior, éste cuerpo parecía desmayado -O muerto en el peor de los casos- la imagen no duraría mucho debido a que ésta se empezaría a difuminar para que el enmascarado apareciera en pantalla.

-Felicidades Armando, o debería hablarte por tu nombre real... Dante -Se empezaba a oscurecer el fondo de donde él se encontraba- haz tenido mucha suerte e inteligencia de usar lo que te ofreció a tu alcance, pero déjame decirte que para la próxima no tendrás la misma suerte.

¿Cómo sabes mi verdadero nombre?.

-Tu próxima prueba te espera en la piscina publica Crystal Pool, tienes tiempo hasta las once del día-Se cortaba un poco el audio-Te aconsejo que te apresures si no quieres defraudar a esos fariseos a los que defiendes a capa y espada; te daré una recomendación Dante.

Desconfía de todos los que te rodean, quién sabe quien te dará una puñalada por la espalda.

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