13

886 80 11
                                    

Ya habían pasado unos días, pero Zonic aún seguía molesto por lo que Zamy le había preguntado. No entendía por qué tanta curiosidad en saber sobre su infancia, y tampoco le gustaba que estuviera tan interesada. Esos momentos de su vida lo atormentaban. Eran los peores de su vida. Alguna vez había llegado a tal punto de querer suicidarse y así no vivir más con aquellos recuerdos en su mente. Pero en lugar de contárselo a alguien y desahogarse, mantenía en secreto todo lo que sentía. Para él eso era un secreto que debía permanecer oculto.

Decidió por un momento dejar de concentrar su mente en ese tema y volvió con el papeleo que le tocaba hacer. Solo le quedaban unos cuantos documentos por archivar.

Al cabo de unos minutos, un sonido distrajo al erizo. El móvil de Zamy estaba sonando.

- Al parecer Zamy se dejó el teléfono -murmuró para sí mismo.

Ella había salido a hacer unos recados, así que decidió ver lo que ocurría por si acaso era importante. Como un mensaje aparecía en la pantalla:

"Quedamos a las 8h en la cafetería del centro. Te estaré esperando Rose..."

Al ver el nombre del autor del mensaje, se enfadó. ¿Quién era ese tal Max? Posibles respuestas llegaron a su mente de golpe, imaginándose que tal vez Zamy le estuviera engañando. El sonido de la puerta abriéndose lo sacó de sus pensamientos, viendo cómo entraba la eriza rosa en la oficina.

- Hola Zonic. ¿Estás bien? -preguntó notando algo de nerviosismo en él.

- No, todo está bien -trató de disimular.

- Okey... -respondió algo extrañada por su comportamiento. Cogió su teléfono y le echó una ojeada. Miró la hora: las 19:30. Aún le daba tiempo de ir a casa a arreglarse- Me tengo que ir Zonic. Adiós -se despidió dándole un corto beso en la mejilla.

Vio cómo ella salía del edificio rápidamente. Apretó su puño con fuerza pensando en aquel chico llamado Max. Quería averiguar quién era, y como suponía, éste estaría en aquella cafetería con Zamy dentro de una hora y media. "Menos mal que hoy es viernes...", pensó. Y es que los viernes los agentes que trabajan por la mañana terminaban su jornada más temprano.

[...]

Se fue corriendo a su departamento, se cambió de ropa a una más cómoda e informal, y siguió a la eriza hasta su destino. Entró en aquel café llamado Gino's Bar & Restaurant. Buscó a la rosada con la mirada, para verla al fin sentada en una de las mesas con un chico. Disimuladamente y procurando no ser visto, ocupó una mesa cercana a la de ellos. Pidió una cerveza y observó con atención. Zamy estaba con un erizo de pelaje rojo y de ojos verdes, un erizo que iba vestido con una camisa negra y con unos vaqueros azules. Sus púas formaban un peinado peculiar, que de hecho comenzaba a estar de moda.

Los dos conversaban y reían como dos niños pequeños. Desde lejos se podía percibir que se lo estaban pasando bien. Mientras, Zonic tragaba poco a poco su bebida, sintiendo aquella sensación que golpeó su cuerpo al ver aquel simple mensaje. Sí: tenía celos. ¿Y por qué? ¿Acaso tenía alguna prueba, alguna razón válida para corroborar sus teorías?

Después de unos veinte minutos, ese encuentro se dio por terminado. Los erizos caminaron hasta la salida juntos y se despidieron con un abrazo. El cobalto ardió en ira viéndolos, pero debía controlarse para no lanzarse contra el rojizo.

"¿Me estará engañando?", se preguntaba. "No. Tiene que ser otra cosa... espero".

[...]

Al día siguiente, Zamy, al tener poco trabajo pendiente, decidió investigar sobre Zonic. Al ser un sábado, tenía que trabajar solo hasta medio día. Debía darse prisa en buscar información. Pero, por más que buscase, no había ningún documento que revelase detalles acerca de las muertes de sus padres. Lo único que pudo encontrar fue los nombres de ellos, alguna foto de ambos, el día en que dejaron de trabajar (que fue el día en que murieron), y poco más.

Zone Cop. Misión de Alto Riesgo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora