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A la mañana siguiente, Zamy se preparó y fue a trabajar. Al llegar a la oficina, se encontró a cierto erizo azul apoyado en la mesa.

- Buenos días. ¿Qué quieres? -dijo aún molesta por lo del día anterior.

- Llegas tarde -dijo mirando su reloj.

- Solo llegué cinco minutos tarde.

- La puntualidad es muy importante en este trabajo, ¿sabes?

- Si, si, de acuerdo... ahora déjame trabajar... -dijo intentando apartarlo.

- Hoy debemos ir al archivador. Necesitamos unos documentos importantes... Sígueme.

Bajaron en ascensor a una de las plantas bajas del edificio. Cuando llegaron, Amy se dio cuenta de que el archivador allí no era solo un simple mueble, sino una sala enorme llena de archivadores enormes. "S-154" repetía en su mente para no olvidar el nombre el documento. Comenzó a buscar el papel, o más bien la carpeta que lo contenía. Lo encontró, pero estaba en un lugar un poco alto y no lo alcanzaba. Ella se puso de puntillas; seguía sin poder cogerlo. En ese momento sintió como una figura se colocaba detrás de ella, ayudándola. Sus cuerpos hicieron contacto en zonas indebidas y, como consecuencia, su piel se erizó. 

Volteó con el documento ya en mano y vio al cobalto. Estaban a unos centímetros uno del otro, casi chocaban sus respiraciones. La eriza pudo observar los hermosos ojos color jade de Zonic, los cuáles mantenían su característica mirada que la ponía nerviosa. Pero, por alguna razón desconocida, le gustaba estar cerca de él.

- Bien, ya tienes el documento. Ahora vámonos -le dijo sacándola de sus pensamientos.

Se fueron. Volvieron a subir por el ascensor. En ese corto trayecto, Zonic sintió la constante mirada de Zamy sobre él. No entendía por qué, aunque tampoco le importaba. Después de unos minutos, él le dijo lo que tenía que hacer y la dejó sola.

Zamy aprovechó que el Capitán se iba a entrenar para sentarse en aquella cómoda silla de escritorio. Inició su trabajo inmediatamente con el deseo de acabar lo antes posible. Media hora después, entró Rouge en la oficina.

- Hola querida. Te he traído algo para beber -le entregó un vaso con zumo de naranja- ¿Cómo va todo?

- Bien, gracias. 

- ¿Y Zonic?

- Está entrenando.

- Oh, así que está en el gimnasio. Me encanta ese lugar. Se puede ver a muchos tíos si camiseta -dijo pícara.

- Eres una pervertida...

- Oh, vamos. ¿A qué chica no le gustaría ver a tíos musculosos sudando y haciendo ejercicio físico? Yo no conozco a ninguna.

- Mentira. Me conoces a mí.

- Muy graciosa -río sarcásticamente-. Tómate un descanso.

- ¿Qué? Pero si aún no he terminado mis tareas. Si Zonic me pilla...

- Zonic no se va a dar cuenta -interrumpió-. Él estará ocupado -a lo que la eriza soltó un suspiro-. ¿Vienes o no?

Al final accedió. No le hacía mucha gracia acompañar a la murciélago a ver hombres semidesnudos, pero lo haría con tal de que ella dejase de insistir.

[...]

El gimnasio era grande, lleno de varias máquinas y artículos deportivos cuya finalidad era mejorar la condición física y la defensa personal. Además, en el centro había un ring de boxeo. Rouge caminaba por allí de manera seductiva, y Zamy solo la seguía con una incomodidad algo disimulada. Al ser las únicas mujeres presentes, ambas llamaban la atención, sobre todo la peliblanca. Las dos se sentaron en unos bancos que había cerca del ring. En cierto momento, se acercaron a ellas un cocodrilo y un camaleón morado.

Zone Cop. Misión de Alto Riesgo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora