La sécurité

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Seguridad

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Seguridad.

Eran las diez de la mañana de un domingo cuando Taehyung se levantó con un mal presentimiento. Su corazón parecía estar comprimido, como si algo estuviese haciendo peso en sus costados. Una molestia continua que ni para el mediodía pudo sentir desaparecer.

Cuando tocó la hora de la comida, este puso la mesa en silencio, escuchando de fondo el sonido de cubiertos golpeados por su padre mientras terminaba su platillo estrella. Este consistía en fideos con salsa bolognesa. El preferido de esta pequeña familia.

—¿Cómo estuvo tu semana escolar? —preguntó su padre, una vez ambos se sentaron en la mesa. Se trataba de un hombre canoso, unos casi cuarenta y cinco años de edad, con ojos oscuros como la noche y unas líneas de expresión demasiado marcadas en su rostro. El señor Kim Cho era un hombre trabajador. Que se ganaba la vida y mantenía a su hijo desde los ingresos que le daba su fabrica de calzados, desde ya unos quince años aproximadamente. Si no trabajaba mitad de semana en eso, podrías encontrarlo siendo un distribuidor de repuestos la mitad del tiempo restante. Y aunque a Taehyung no le gustaba la razón por la cual se ausentaba la mayor parte del tiempo, el hombre siempre alegaba que era por su bien. Ya que las terapias, los útiles, las comidas y un futuro próspero, no se pagaban solos. Los ahorros de su vida, según su padre, iban a ser destinados a su futuro universitario. Siempre y cuando, el terapeuta que estaba pagando solucionara el trauma que su hijo atravesaba.

Taehyung comía de sus fideos cuando consideró contarle a detalle los acontecimientos más importantes. Su padre solía ser un hombre sabio. Probablemente tenga una respuesta a alguna de sus dudas.

—Papá, tú~ ¿sabes como encarar a una persona?

Cho le miró extrañado por su pregunta.

—Depende.

—¿Depende qué?

El hombre tomó un poco de su jugo antes de contestar.

—Hay muchos factores. Uno de ellos es la razón por la que lo haces. Digamos que eso define todo.

Tae asintió confiado.

—Me gusta una persona y yo creo que le gusto también.

Su padre le miraba con una pequeña "o" en su boca. No podía mentir, estaba un poco asombrado por su declaración.

—Wah~entiendo —Cho dejó su tenedor sobre el plato— Dime, ¿quién es la o el afortunado?

—Soobin, el hermando de Jungkook.

Nuevamente, no pudo ocultar su sorpresa. Quizás debía pasar más tiempo con su hijo. Porque a pesar de confirmar una de sus dudas, no podía creer que sea esa persona la que le gustaba.

Digamos que el señor Kim tenía sus sospechas desde hace meses.

—Eso es- bueno —nuevamente tomó un poco de su jugo y lo quedó mirando. Su hijo tenía las mejillas sonrojadas, su mirada incrustada en el plato sobre la mesa, un aura de incertidumbre lo rodeaba completamente— no me sorprende que te gusten los chicos, lo que si es quien te gusta —aclaró, siendo demasiado honesto para su gusto. Intentó aligerar el ambiente—; así que encarar, eh. Bien, dime tus dudas y yo te ayudaré con lo que necesites.

Seductive reactions [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora