Precioso
Jungkook estaba un poco nervioso. Luego de la conversación que tuvo con su primo, pensaba que tenía la resolución de sus problemas frente a sus ojos. Hasta que se dio cuenta que, literalmente, no sabía como insinuarse. Llegó a tal extremo de nerviosismo y desesperación, que buscó el significado de la palabra en internet y vídeos respecto a ello. Evitó copiar ese hecho en su diario. Por si a su primo le cantaba la gana revisarlo por estar aburrido. También se deshizo de la información que recaudó de YouTube. Para el castaño, esas medidas eran un poco extremas. Y es que él solo quería insinuar sus sentimientos, hacerse de un huequito más en el corazón de su amigo. No que reaccionara al instante con una respuesta, ni tampoco que lo tachara de loco. Pues, esos vídeos de verdad que se saltaban unos tantos pasos. Jungkook tampoco se sentía preparado para hacer esas cosas.
Así que, descartando las insinuaciones sexuales, el chico pensó y pensó demasiado en cómo debía hacer para que lo viera de la misma manera que él lo veía. Pero era difícil. Las ideas no llegaban y se sentía refunfuñar como niño de cinco años. Hasta que, de nuevo, su primo apareció como un salvavidas. Esta vez si que le agradecía.
—Solo tienes que regalarle su dulce favorito y una nota con algo cursi. O lo haces en anónimo o vas como el ganador que pretendes ser.
Jungkook, simplemente, había optado por el anonimato. Ni en siglos se consideraba un ganador.
Así que, juntando fuerzas, principalmente para levantarse de la cama más temprano, se hizo de valor y llegó a la puerta del salón vacío de Taehyung. Siempre lamentó que no lo pongan en el mismo curso, pero hoy, después de largos años en los que luchó contra los directores para que lo asignaran con él, pudo sentirse agradecido de no pertenecer al mismo aula. Esto facilitaba las cosas un poco más. Ahora solo debía entrar al salón, dejar el regalo en su mesa y salir por donde llegó.
Abrió la puerta e ingresó. Suspiró cuando divisó la mesa de su amigo. Más alejada del resto que lo normal. Se acercó a ella y tomó su mochila para sacar la golosina y la pequeña nota. Era una bolsita de cartón decorada con un lazo Lila. Dentro había una bebida pequeña de sabor pera, un pastelito dulce y caramelos masticables. Todo era lo que tanto le gustaba a Taehyung.
Dejó la bolsita sobre la mesa y sacó una pequeña hoja color amarillo. Tomó una de sus lapiceras y escribió lo que había estado pensando toda la noche.Ya lista la nota, la enlazó a la bolsita y la dejó sobre la mesa, para luego marcharse del salón.
Pero antes de siquiera poder dar la vuelta, se llenó de sorpresa al ver que alguien estuvo observándolo en todo momento.
—¿Tu debes ser Jungkook no?
El nombrado solo asintió en respuesta. Quiso moverse un poco, para así tapar el obsequio que había dejado un poco más atrás de él. Pero fue en vano, ya el desconocido se había dado cuenta de sus intenciones.
—Oh, ya veo —soltó una pequeña risa picara— ¿Por qué no se lo dices directamente? Yo creo que él va a entenderlo.
—No es tan fácil.
—Yo creo que es más fácil de lo que crees. Pienso que este método causará confusiones.
Jungkook parpadeó. Dándose cuenta que el chico había dicho su nombre con antelación.
—¿Cómo sabes mi nombre?
—Eres el amigo de Taehyung.
Como si eso lo explicara todo.
—Mm... bueno. Debo irme —el castaño ajustó su mochila, dando un paso hacia la puerta— ¿Puedes guardar mi secreto? Necesito que sea así por ahora.
El muchacho solo asintió en respuesta, para luego ver marchar a un Jungkook un tanto apresurado.
Negó con la cabeza.
Tan complicados...
[...]
Taehyung llegó tranquilo a la escuela. Caminando con lentitud mientras observaba los deshabitados pasillos con sumo detalle. Él acostumbraba llegar muy temprano, así no se cruzaba de prepo con nadie.
Sin más y con confianza, se adentró a la sala a la cual pertenecía, llenándose de pánico cuando ve a uno de sus compañeros en el asiento correspondiente.
Si hubiese sido más atento, quizás lo notaba al entrar...
Lleva la mano a su corazón para sentir los latidos de este. Se había pegado un susto de muerte. Sin embargo, junta valor y camina hacia su puesto, notando, a lo lejos, que había algo sobre la mesa.
Cuando llega, sabe de lo que se trata. Logra tornarse como un tomate cuando lo toma entre sus manos, deshaciendo el nudo color lila con la que estaba sujeta la notita.Querido, T.
Esto es para ti.
Una forma menos bochornosa de decir mis sentimientos por ti.Espero que lo disfrutes, precioso.
Taehyung suelta un suspiro. Un tanto encantado por ese detalle, otro tanto confundido al no ver ningún remitente. Pero de igual manera, guarda la nota y abre la bolsita de cartón para ver su contenido. Se muerde la lengua para no soltar un grito de emoción. Estaban sus golosinas favoritas dentro.
¿Quién podría haber sido? El único que sabe de mis gusto es Jungkook...
Un sonrojo más fuerte se hace cargo de sus mejillas. Siente que el aire se amontona en sus pulmones, sin intención de querer salir en estos momentos.
Jungkook...no. No puede ser él...
Se sienta en su silla un instante. Nadie además de Jungkook conocía algo sobre él. Era imposible que algún compañero supiera esas cosas, jamás se acercaron a él con intención de ser amigos. Lo único que hacian era murmurar a sus espaldas lo extraño que era.
Y si solo se trataba de Jungkook...no lograba entender. Kook era su mejor amigo. Él no podía tener sentimientos por él. Él sabía que le gustaba...
Una idea pasó por la mente de Taehyung, haciendo que esta ilumine sus grandes ojos marrones.
Y si...
Y si...¿Jungkook le contó a Soobin? ¿Y si Soobin gusta de mi?
El corazón de Taehyung pareció explotar. Un sin fin de teorías comenzaron a llenar la mente del pelinegro, escenas donde el menor de los Jeon compartía instantes con él, a la par que intentaba esconder la sonrisa que amenazaba con salirse, pero fue en vano, a Tae se le notaba la felicidad escurriendo por sus poros.
Quizás no todo esta perdido para mi...
Quizás debías haber considerado la primera opción.
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Seductive reactions [KookTae]
FanfictionTaehyung dejó de ser un chico común a los diez años. Desde ese momento, su vida cambió por completo. No recuerda ni sabe como llegó a esto, pero nadie, absolutamente nadie, podía tocarlo. Ni un abrazo, ni un beso, ni una caricia, mucho menos un roc...