Cap 16

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Alex

Los imbéciles nos empujan por los pasillos como si fuéramos basura y las ganas de golpearlos o congelarlos no me faltan, pero me contengo porque quiero saber hasta dónde van a llegar con esto.

Las puertas del salón se abren dejando a la vista al rey en su imponente asiento mirando a todos como cucarachas, y como siempre su garrapata Alair al lado.

Ese hombre nunca me dio buena espina y todavía no lo hace, siempre me ha parecido que trae algo entre manos, es muy sospechoso, hay un no sé qué que me produce una sensación extraña siempre que lo tengo cerca.

El idiota de Tyler me empuja más adelante para dejarme más cerca del rey, una vez liberada me cruzo de brazos y levanto una ceja mirándolo prepotente.

– Siempre tan prepotente, Alexandra. – Agradecí que no me llamara por el diminutivo porque entonces si le lanzaría una bola de nieve a la cara.

– Un placer verle de nuevo, Majestad. – Me incliné con burla sabiendo que eso le molestaría.

–¿Sabes que va a suceder? – Preguntó.

– Sólo sé lo que ya pasó. – Respondí.

– Bien. Rompiste una regla, la única que no puedes romper y luego pedir piedad... – Lo interrumpo antes de que termine porque me parece absurdo que piense eso.

– No pienso hacerlo, prefiero morir siendo digna de mi misma. – Comenté haciendo que apretara los labios en una mueca.

– Si quisiera matarte ya estarías muerta. – Respondió. Algo lógico, pero prefiero pensar que quiere usarme de ejemplo para los demás vampiros.

–¿Entonces qué es lo que quiere? – Cuestiono ya aburrida.

– Tómate un trago. – Uno de los sirvientes me entrega una copa de cristal con sangre. Asqueroso.

No me malinterpreten, si tomo sangre, pero nunca así. Congelo la copa con todo y contenido y la lanzo a un lado lejos de mí.

– Siempre serás una asquerosa humana. – Pronuncia con asco, llevo una mano a mi boca cubriendo un fingido bostezo. – Para perdonarte la vida quiero que desaparezcas de la vida de mi hijo. – Dicha esas palabras hizo que me pusiera en posición recta y la seriedad cubriera cada una de mis facciones.

–¿No le parece una crueldad alejar al alma gemela de su hijo? – Indagué.

–¿No sería más cruel matar a toda tu familia? – Mi respiración se agitó y la furia me invadió sin poder evitarlo terminé lanzándole una bola de hielo al rey que por suerte esquivó.

Dos soldados me sostuvieron de los brazos por lo que me deshice de la chaqueta dejándola en sus manos y lanzando al que la sostenía contra la pared. Escuché varios jadeos y luego nadie se atrevía ni a hablar.

La mirada de Aranna me indicó lo que estaban viendo. Mi herida del brazo izquierdo aún no sanaba, maldita sea.

– Eso es una mordida de licántropo. – Susurró uno de los guardias.

–¿Cómo es que aún no ha muerto? – Preguntó otro.

– Está inmunda. – Dijo el rey. Nadie se atrevía a acercarse a mí porque ahora me veían como un ser inmundo. –¡Atrápenlas! – Gritó de repente por lo que sostuve a Aranna de un brazo y empezamos a correr.

Más guardias nos interceptaron así que tomamos otro pasillo, este terminaba en dos pasillos más, pero estaba segura que vendrían más guardias así que sólo quedaba una opción.

– Cuando te avise salta. – Le avisé a mi compañera.

–¿Qué?

–¡Salta! – Grité al momento que me lanzaba contra la ventana. Sentí los cristales romperse y aturdirme el sonido de estos que debido a mi audición mejorada habían penetrado a más no poder en mis tímpanos.

Sentí mi cuerpo estrellarse contra el suelo y doler.

– Vamos – Me ayudó Aranna a ponerme de pie. Miré hacia la ventana donde había saltado, allí me miraba el rey con el ceño fruncido. Me di la vuelta y empecé a correr en dirección al bosque.

A penas empezaba a amanecer cuando decidimos detenernos, no podía escucharse nadie que nos siguiera así que nos sentamos. Necesitaba pensar donde podría ir. ¿Qué había pasado con Chris?

– Tranquila. – Dijo Aranna poniéndose a mi lado.

–¿Cómo puedo estar tranquila? No sé qué va a pasar con mi familia ahora. – Confesé asustada.

Ella iba a responder, pero la detuve al escuchar como algo pisaba a unos metros de nosotras. Guié a Aranna detrás de un enorme tronco que había allí y nos escondimos por unos minutos. No se escuchaban ruidos ni nada cuando decidí salir.

Le hice señas para que se quedara dónde estaba y ella asintió.

Salí de mi escondite viendo que no había nadie cerca.

– Ara... – Me vi interrumpida cuando algo grande saltó de entre los árboles y se lanzó sobre mi llevándome unos metros atrás y quedando sobre mí.

El licántropo mostraba sus dientes cerca de mi rostro mientras me mantenía sujeta con sus garras en la tierra. Reconocí el pelaje gris claro de uno de los lobos que me atacó en la escuela.

Chris.

Minutos antes

Doy vueltas y vueltas en mi cuarto, espero que los chicos ya hayan notado que algo pasaba porque no soporto estar encerrado aquí dentro. Debo ir con Alex y huir con ella, no me interesa huir el resto de la eternidad.

Escucho la puerta abierta y suspiro al ver la cabellera rubia de Angie.

– Ya te habías tardado. – Me quejé.

– Disculpe la tardanza Alteza, pero tenía que convencer a unos gorilas para poder entrar. – Rodé los ojos. – No es tan fácil como parece, odio este poder.

–¿Dónde está Jonathan? – Pregunté cambiando de tema.

– Aquí estoy – Hizo presencia mi primo con una caja de ropa sucia.

–¿Para qué es eso? – Levanté ambas cejas.

– No podemos sacarte de aquí a la vista de todos, tendríamos que huir también y tú y Alex nos necesitan aquí. – Explicó Angie.

En ese momento se escuchó la voz de mi padre irrumpir en nuestros oídos, a pesar de las paredes anti ruidos.

– Atrápenlas. – Había entendido luego de que el revuelo se escuchará en los pasillos.

–¿Qué está pasando? – Nadie respondió la pregunta de mi cuñada. Sino que salimos corriendo a ver que sucedía.

Un montón de emociones me invadieron de la nada como un huracán.

Miedo, desesperación, frustración, enojo.

–¿Te encuentras bien? – Preguntó Jonathan al ver que me había detenido y tenía una mano en mi pecho.

El sonido de una ventana rompiéndose se escuchó por todo el castillo y sentí como el dolor en mis oídos se hacía presente y luego en todo mi cuerpo. Eso sólo podía significar una cosa.

– Es Alex. – Respondí antes de salir corriendo a toda velocidad.

Ella estaba aquí y se había lanzado por una ventana.

Salí al primer balcón que encontré y logré divisarla junto a Aranna, miraba hacia la ventana que se había roto.

Lo que llamó mi atención fue algo en su brazo izquierdo y que hizo parar los latidos de mi corazón. 

Sangre De Vampiro. (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora