-Cruel Despedida-

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Lo extraño es que yendo en la misma dirección cada quien toma su propia ruta. -pensó Milo-

Vamos a donde mismo pero nuestras manos y corazones han dejado de fluir juntos. Agradezco el tiempo que pasamos juntos y créeme que no lo veo como perdida, hoy tus razones tienes para hacer lo que hiciste, y él para... bueno el simplemente llego y se llevó tu corazón, dejo dicho si algo no te gusto de mí, no quise hacerte ver lo mal que estoy. Sus manos no soltaban su rostro las lágrimas sobresalían de entre sus dedos, -Natalia intento calmarlo-

Sonrió él, se levantó y beso las manos de Natalia, sin culparla ni juzgarla. –Pensaba él, mientras los veía tomados de la mano-.

-Hola rey- un grito al fondo lo desconcentra.

Que tienes-. Pregunto Mariela abrazándolo. -Nada, responde el.-

Y dime por qué no avisaste que venias, iría por ti.

-No quería molestarte, aparte supuse que estarías en tu trabajo.

Pues ya ves, vamos. –señalándole la puerta del auto.

-Que has hecho, uf desde que nos fuimos. –dice mientras juega con el auto estéreo del auto.

Ninguna de mis canciones te gusta, verdad. –la mira de reojo y sonríe.

Al encontrar una canción sube el volumen.

-*te diré lo que jamás te dijo nadie

Te amare como jamás nadie te ha amado

Buscare la manera de que entiendas

Que yo sin ti no existo

No hay preguntas no hay respuestas

-interrumpe cantando ella-

Escúchame por favor

-Intentando seguir la letra canta-

-jajá No se la sabe. Interrumpe.

Soy un poco complicado

Pero te amo en gran medida

Por eso yo no quiero

Nunca hacerte daño y

Que sigas siendo mía

Tan mía... tan mía...

Cuidare de ti

Cuidare de mí

Cuidare de nuestro amor para jamás

Lastimarte...

Al llegar a casa Milo se intentaba apropiar de la idea que no sería lo mismo. Con el debido respeto, tu casa no me gusta. –pero si ustedes la limpiaron. Repuse sentándome en el sofá. Sí, pero ya no me gusta. Ven ayúdame. –Hizo un berrinche como niña pequeña sin dulce-. Mira pon eso allá. Ordena la chica berrinchuda-. Oye, espera dijiste que te ayudara. -Cruzo los brazos-. Sí, pero nunca te dije que yo me quedaría viendo donde quedaría mejor y tú lo mueves. –Dijo con ternura sonriente y ojitos de conejo como niña inocente.-

Mira ven -exaspera su angustia.

-Que sucede. Pregunto buscando algo mal-

Ya me dio flojera, ya me canse. -Expresa tirándose en el sillón.

Jajá –sonrió alégate al verla.-pero si tú no has movido nada, yo cargo las cosas. –expreso acercándole una almohada.

El cansancio se hizo notorio y ambos terminaron en la alfombra de su sala, se tomaron las manos sin darse cuenta, estaban uno al lado del otro. Abrazados con sus dedos entrelazados y sus miradas fijas en la consecuencia, comienzan a sudar e incrementar las pulsaciones, el ambiente es ruidoso y ellos notan un silencio, un beso, cerrando sus ojos los pone más nerviosos, se separan rápidamente antes de incomodar un momento especial. Siempre que surge un beso la música; los violines, arpas y montones de mariposas en su estómago revoloteaban. Un beso notorio, pero diferente a los de Natalia.

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⏰ Last updated: Mar 21, 2020 ⏰

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Miradas en SilencioWhere stories live. Discover now