-Frente a frente-

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"Soledad es pedirle al monstruo de debajo de la cama que me lea un cuento antes de dormir."

Escribió unas líneas cuando gritando a lo lejos una voz femenina y agobiada le confrontaba los oídos. Dime que es mentira. –Suplicaba ella agitando la carta- de que hablas –responde a su llamado. –tu dejas tus cosas en mi casa y yo por moverlas esto cayo, no pude evitar y lo abrí. –replica ella. Amor, no es lo que crees. –Quiso hacerse el desentendido- no te dije nada porque no le di la importancia que según ello merece, ante todo, y después yo te amo a ti.

Te escucho –resonaba sus oídos.

El ambiente paso de soleado comenzando aparecer algunas nubes grises que amenazaba con tormenta, los susurros de los niños en sus bicicletas sobre una calle poco húmeda por la lluvia pasada. La vista centrada a Natalia antes de comenzar una explicación viable, mientras ella muy tierna con su vestido azul y sandalias se recoge el cabello. -Se llama Brenda, y antes de que yo me viniera a hacer mi vida aquí, yo, con ella tuve una relación y salimos un par de meses, todo anduvo bien, pero su familia siempre quiso estar en medio. Me metieron en problemas cuando termine la relación con ella, -la vista se desvía, hacia el vestido- fue ella quien me siguió buscando y no suelo ocultarme de los demás, ella es buena persona, su familia es a quien odio. En fin, no puedo decirte que con ella viví lo mejor o que realmente creció algo, no, no la vi como un juguete ni objetos, ella es como tú, natural, espontanea, celosa, pero algo las diferencia, sus sonrisas; la tuya vibra al oír mis labios y a ella la hacía temblar su familia. –Se calmaba Natalia al cabo de poco tiempo tras el sucesivo relato- Las estaciones del año fueron significativas para ella por que representaban un temor. –pero. Interrumpió Natalia- si ustedes ya no tienen que ver, porque sigue buscándote- eso no lo comprendo. –Añadió- cuando terminamos con buenos términos, ella pensó que la dejaba por otra, pero con ella se había vuelto rutinario, ya no había chiste, los mismos días las mismas actividades. Me volví inseguro cuando... nada, descuida. Demando saber que sucedió. –Exclamo ella- Un día, como yo hacía ejercicio, gimnasia y en box. Su casa estaba en las inmediaciones, donde yo vivía, seguías derecho unos 5 kilómetros y llegabas, yo corría 7 u 8, un día llegue a su casa y se abalanzo un ramo sobre mí, ella argumento que mis flores eran lindas pero que tenían el perfume de otra mujer. Mi sorpresa fue que todos argumentaron que tenía una foto mía con otra mujer en una cama y hasta un video explícito. Tome las flores que había, me di media vuelta avance unos cuantos pasos y el cielo se tornaba oscuro. A mi regreso "por querer solucionar la cosas" el encuentro en brazos de otro hombre, besándose, me costó asimilarlo y quizá una parte mía no lo aceptaba, permanecí detrás de un árbol en el cual ella me dio el primer beso. –cubriéndose el rostro el afligía- tome fuerzas me pare frente a ellos y les dije –Saben no estoy molesto que me hayan querido ver la cara, aquí alguien estorba, y ese soy yo. No les deseo el mal ni el bien, sólo... continúen. Una cosa más, si quieren destruir algo primero véanse ustedes. –me retire, y desde entonces ella ha intentado remedias las cosas. Algo que, ya veo inútilmente.

Amor. –volteo a ver a Natalia.

Ella distraída rompió el dichoso papel.

Amor, este bien- pregunte.

-si amor, sólo que, resulta que te creo. Las pocas personas que te conocen me dicen que eres muy serio, y eres único. Además de que eres un antisocial que nunca ha... ahora entiendo porque tu casa era gris cuando llegue. Y veo por qué.

Porque, que. –Me levante-

-Tus amigos te aprecian tal como eres. Aunque no los divises muy seguido.

Y eso que tiene que ver.

-me hablaron de ti, y de algún modo ellos sabían de esa chica, me contaron que ella te hirió. Y tú no lo habías superado hasta... hasta conocerme, -tartamudeo ella- muchos años pasaron antes de que volvieras a creer en una mujer.

Agh... Gritaba en su corazón y calmaba su alma, mezclaba sus manos -¡Cállate!- se exclamo ella.

De su lado saco el peluche y lo abrazo tan fuerte, volteo y beso a su pareja que sufrido el buscaba un poco de comprensión, sus lágrimas no habían cesado. Te digo algo mi vida. –interrumpe ella con lágrimas en sus ojos. –dime. Sacude el una sonrisa-. Dicen que si abrazas un peluche te sentirás mejor – intentando consolarlo ella-, la miro y sonrió, abrazando a la enorme felpa y llorando con más intensidad, parecía ahogarse y las manos de Natalia lo cesaron a estrecharse en sus brazos. Al verlo ella supo porque él se había enamorado y ella de él se enamoró. Ambos no soltaban al peluche que dejando sobre la banca para ellos continuar su camino y secar sus lágrimas, yendo en dirección por la acera con hojas caídas por el otoño. –percatados, regresan a la banca, por su peludo amigo. Distraídos y callados su camino se cubrió de sonrisas y tomados de la mano, intentando escapara a un episodio que le quitaba un peso de encima, sus palabras calmaron a Natalia, la voz de Milo era baja y poco entendible, se dejó llevar por la emoción, le compro un elote, ella le deba de cucharadas en su boca, por las razones del amor y solidaridad con su amado.

Miradas en SilencioWhere stories live. Discover now