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Trece

ACÁ ESTOY. Bueno, sé que tenía que subir hace mucho, pero como se habrán enterado el trabajo me consume :c Por suerte mañana no tengo que ir ASÍ QUE aproveché para subirles! :D Meno, aviso que este cap es un poco emocional y diría un poco de relleno, pERO hay un punto importante... el recuerdo de Lara en este cap es MUY importante. 

Disfruten mucho el cap :D ah, y este va dedicado a mi queridísima Ángel, mi diosa, mi reina y y y y y eso, te amo ♥

Meno, lean mis bebitos lindos! Los quiero ♥

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Primer día de trabajo. De verdad, no tengo ánimos de levantarme de la cama. Dormiría todo el día; o todo el año. Doy vueltas en la cama y observo la hora en mi teléfono: las siete y media. Cuando considero levantarme y me siento en la cama, vuelvo a tirarme sobre la cama.

—Con permiso, señorita Lara, el desayuno está listo—oigo la voz de Bridget luego de varios toques a la puerta.

—Ahora bajo—respondo con la voz dormida. La amable ama de llaves se va de la habitación y Me doy vuelta para quedar con el techo como mi única visión. Resignada, me siento al borde de la cama estirando los músculos como puedo. Acomodo las piernas como indio y medito unos minutos para comenzar el día con buenas energías.

Después de la corta ducha, me visto con unos shorts blancos, zapatos bajos, una camisa de seda celeste más una corona con flores en esos colores. Hace tanto calor que ni el cabello quiero secarme. Al bajar las largas escaleras de mármol, cruzo la enorme sala y llego a la cocina. Los señores Hotchner desayunan y mantienen una charla con Shane sobre la universidad, creo. Mi amigo termina una taza de café cortado y es el primero en verme.

—¿Cómo dormiste?—pregunta con una sonrisa en el rostro y me ofrece asiento junto a él en el desayunador. Al sentarme, Bridget deja una taza de leche de soja y unas tostadas con dulce de arándano.

—Bien—respondo casi en un susurro. Si con “bien”, me refiero a “bien, excepto que tuve tres pesadillas y terminé llorando con la última”, entonces dormí espectacular.

—Me alegra que sea así.

Le dedico una sonrisa forzada y me enfoco en comer. Me siento una idiota porque no puedo siquiera intentar ser buena con mi mejor amigo. Él me está alojando aquí hasta nuevo aviso y ni una sonrisa que parezca genuina puedo desplegar. Sus padres me preguntan qué tal mis cosas, cómo me fue en la escuela esos últimos días y sobre el trabajo que empezaré hoy. Esa pequeña charla me distiende un poco, pero todo cambia cuando salgo de la casa rumbo a las afueras de la ciudad.

Lo único que ronda en mi cabeza, además de que debo mirar al frente, es lo que ha pasado. ¿Por qué nadie me advirtió que los rompimientos duelen? Nunca tuve a alguien que me diera esta clase de consejos. Cuando terminé la relación con Lance, fue un escándalo. Mis padres pedían una y otra vez que volviera con él, que “olvidara los inconvenientes para poder continuar una relación sana”.

No había nada de sano en esa relación. No podía tener a alguien en mi vida que intentara cambiarme todo el tiempo, o que me hiciera sentir mal conmigo misma. O me aceptaba como soy, o se iba. No hay más opciones. Llego al refugio de animales con solo unos minutos de retraso, debido al horrible tráfico matutino. Dejo la bicicleta y voy directo a buscar a Macy. En la recepción no hay nadie, pero veo a alguien conocido.

—¿Blair?—cuestiono sorprendida. La chica de cabello corto y oscuro levanta la vista. Sus ojos pardos me miran con la misma sorpresa que la mía y una enorme sonrisa surca su rostro.